El parque de atracciones más antiguo de Japón renace con más frescor y diversión

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Si los últimos veranos han sido calurosos en Japón, el de este año no les va a la zaga. En este país existe la costumbre de librarse del calor del verano contando escalofriantes historias de terror y el Asakusa Hanayashiki, un parque de atracciones situado junto a uno de los puntos más turísticos de Tokio, se sitúa en la misma línea.

Un parque de atracciones urbano con 170 años de historia

Asakusa es uno de los barrios más turísticos de Tokio y su lugar más conocido es sin duda el templo de Sensōji. El Asakusa Hanayashiki se extiende justo al oeste del templo y es, por tanto, un parque de atracciones muy bien integrado en el Tokio castizo. En sus apenas 5.800 metros cuadrados, ofrece atracciones clásicas como la montaña rusa o el tiovivo (carrusel), siendo para muchas familias el primer parque de este tipo al que llevan a sus hijos.

El Asakusa Hanayashiki cumplió 170 años el 7 de agosto de 2023. En el centro de la zona más castiza de Tokio y bien comunicado por metro con el resto de las zonas de la capital, ofrece todo el tipismo de la era Shōwa (1926-1989), tan nostálgico para muchos japoneses. La montaña rusa que se ve en la parte inferior sigue causando vértigo y mucha diversión a sus 70 años. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)
El Asakusa Hanayashiki cumplió 170 años el 7 de agosto de 2023. En el centro de la zona más castiza de Tokio y bien comunicado por metro con el resto de las zonas de la capital, ofrece todo el tipismo de la era Shōwa (1926-1989), tan nostálgico para muchos japoneses. La montaña rusa que se ve en la parte inferior sigue causando vértigo y mucha diversión a sus 70 años. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)

Inaugurado en 1853, el año de la primera visita a Japón del comodoro norteamericano Matthew C. Perry, fue en su origen un pequeño jardín botánico que exhibía crisantemos, peonías y otras flores, lo cual queda reflejado en su nombre, pues hana yashiki significa la “mansión” o “casona de las flores”. Ya en la era Meiji (1868-1912) empezó a ofrecer mokuba (caballos de madera para montar a los niños) y desde la década de 1880 hasta principios de la era Shōwa (1926-1989) se convirtió en el primer zoológico del país, con elefantes, tigres, osos, leones y otras especies.

Aspecto de la entrada del Hanayashiki en sus primeros años, cuando era un jardín botánico de algo menos de 8.000 metros cuadrados construido en terrenos cedidos por el vecino templo de Sensōji. Ofrecía a los visitantes más de 80 variedades de crisantemos de gran tamaño. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)
Aspecto de la entrada del Hanayashiki en sus primeros años, cuando era un jardín botánico de algo menos de 8.000 metros cuadrados construido en terrenos cedidos por el vecino templo de Sensōji. Ofrecía a los visitantes más de 80 variedades de crisantemos de gran tamaño. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)

Entrada del Hanayashiki en fotografía tomada hacia 1926. La gente llegó en masa a sus instalaciones cuando se difundió que habían nacido cinco cachorros de tigre, un hecho insólito en aquella época. Hasta el emperador Yoshihito lo visitó de incógnito. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)
Entrada del Hanayashiki en fotografía tomada hacia 1926. La gente llegó en masa a sus instalaciones cuando se difundió que habían nacido cinco cachorros de tigre, un hecho insólito en aquella época. Hasta el emperador Yoshihito lo visitó de incógnito. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)

Fue después de la guerra, en 1949, cuando se convirtió en un parque de atracciones. La primera atracción fue una “casa de los sustos” instalada dos años antes. En 1953 comenzó a funcionar la montaña rusa, la atracción más antigua de las que continúan en funcionamiento en todo el país, que causó sensación porque se abría paso entre las viviendas aledañas y los coches casi rozaban sus paredes.

Aspecto del interior del parque poco después de haber sido rebautizado como Asakusa Hanayashiki en 1949. La entrada fue gratuita hasta 1985. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)
Aspecto del interior del parque poco después de haber sido rebautizado como Asakusa Hanayashiki en 1949. La entrada fue gratuita hasta 1985. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)

En 1984 se inauguró el obake-yashiki (“mansión encantada” o “casa de los horrores”), que pronto se hizo tan popular como la montaña rusa. Siguiendo el esquema clásico de estas instalaciones, el visitante debía recorrer por su cuenta y riesgo los 60 metros que separaban la entrada de la salida, acosado por cabezas decapitadas y otros fantasmales seres. Esta primera mansión encantada duró 26 años.

En 2011 fue sustituida por otra más sofisticada, llamada Obake-yashiki Sakura no Onryō (“Mansión Encantada del Espíritu Vengativo del Cerezo”). En esta atracción, que seguía el mismo esquema básico de su antecesora, el visitante podía experimentar todos los fenómenos fantasmagóricos asociados a la leyenda del viejo cerezo ornamental que se alzaba en aquel lugar, pero que fue sacrificado. El horror que causaba la zona de los muñecos le ponía la carne de gallina al más pintado.

Todos los fantasmas y espíritus que habitaban esta mansión y la anterior eran muñecos mecánicos. Sin embargo, tanto de parte del staff como de los visitantes se recogían testimonios de avistamientos de fantasmas de niños, de sensores que se activaban sin que nadie hubiera entrado o de mecanismos que se movían misteriosamente. Existía ya toda una leyenda urbana entorno a esta atracción en la que “aparecen fantasmas de verdad”.

Los cuatro grandes cuentos de terror de Edo, nuevos temas de la mansión encantada

Esta segunda mansión ha sido renovada en 2023, 12 años después de su inauguración. Ahora se llama Obake-yashiki Edo no Kimodameshi (“Mansión Encantada Prueba tu Valentía en Edo”). Conserva de sus antecesoras los clásicos muñecos de mecanismo y el recorrido fijo entre entrada y salida, pero ahora recoge los temas de los cuatro cuentos de terror más famosos del periodo Edo (1603-1868), que se han transmitido bien a través del teatro kabuki, bien gracias al rakugo y el kōdan, dos artes tradicionales de recitado de diálogos humorísticos e historias curiosas, respectivamente. Los cuentos son Yotsuya kaidan (“Cuento de terror de Yotsuya”), Banchō sarayashiki (“La mansión de los platos de Banchō”), Botandōrō (“La linterna de peonía”) y Kasanegafuchi (“Kasanegafuchi”). Veamos ahora brevemente sus argumentos, limitándonos a la trama principal, aunque todos tienen también tramas secundarias.

Yotsuya kaidan

Se basa en un hecho real ocurrido en Zōshigaya-Yotsuya, uno de los barrios de Edo (Tokio) en torno al año 1700. Protagonizan el relato el matrimonio formado por Iemon y O-iwa. Los hechos que constituyen la trama principal son la traición y envenenamiento de O-iwa a manos de su marido, cegado por la ambición. El espíritu de la desgraciada O-iwa se aparece para vengarse. Una de las escenas más horripilantes del relato es la que narra cómo el semblante de O-iwa va descomponiéndose por efecto del veneno.

Banchō sarayashiki

Los hechos se desarrollan en la mansión de un hatamoto (samurái al servicio directo del shōgun) en el céntrico barrio de Banchō. Uno de los tesoros familiares más preciados es una vajilla compuesta por 10 platos. Un día, una joven criada llamada O-kiku rompe uno de los platos en un descuido. El señor de la casa, montando en cólera, castiga duramente a O-kiku, quien logra huir de la habitación en la que había sido encerrada y, sin desprenderse de la soga con que la habían atado, se arroja al pozo. Desde entonces, todas las noches se oye desde el fondo del pozo una escalofriante voz que cuenta uno a uno los platos.

Botandōro

El joven samurái Hagiwara Shinzaburō conoce casualmente e inicia un romance con O-tsuyu, la hija de un hatamoto. Las citas se repiten cada noche, pues O-tsuyu lo visita sin falta portando una bonita linterna portátil (“linterna de peonía”). Un día, Hagiwara descubre que O-tsuyu es en realidad un espíritu que busca venganza. Para ponerse a salvo, llena su casa de amuletos y se encierra en ella, pero O-tsuyu consigue sobornar al servicio de la casa para que retiren los amuletos protectores y…

Kasanegafuchi

Es una de las obras más reconocidas del autor de rakugo San’yūtei Enchō (1839-1900). El relato arranca cuando el hatamoto Fukami Shinzaemon asesina al usurero Sōetsu. Pasado algún tiempo, una de las hijas de Sōetsu, Sono, muere a manos del Shingorō, hijo de Shinzaemon, y su otra hija, Toyoshiga, ignorando que es el hijo del enemigo de su padre, se enamora del hermano menor de Shingorō, Shinkichi, y se suicida por celos. Pero las complicaciones no terminan ahí, porque…

Una actualización de las pruebas de valor del antiguo Edo

Los obake-yashiki o mansiones encantadas existían ya desde el periodo Edo. La más antigua parece ser el Terashima-jikomi bakemono-don’ya, una atracción que se abrió en junio de 1836 en el templo de Ekōin, situado en el barrio de Ryōgoku. Se utilizaban muñecos de mecanismo para reproducir escenas populares de obras de kabuki en las que aparecían fantasmas. El bakemono saiku o “tallado de espectros” se convirtió en una floreciente industria y los artesanos competían por obtener los efectos más realistas. La reforma de la mansión encantada del parque Asakusa Hanayashiki recoge esta tradición de kimodameshi (pruebas de valor) que tanto éxito tuvo entre las clases populares de la última parte del periodo Edo.

Para acceder al interior de la mansión encantada del parque de atracciones Asakusa Hanayashiki hay que pasar por el Portal del Ogro, cuyo dintel y pilares están cubiertos por amuletos contra los espíritus malignos. (Fotografía de Amano Hisaki)
Para acceder al interior de la mansión encantada del parque de atracciones Asakusa Hanayashiki hay que pasar por el Portal del Ogro, cuyo dintel y pilares están cubiertos por amuletos contra los espíritus malignos. (Fotografía de Amano Hisaki)

Según uno de los responsables de la instalación, esta nueva mansión encantada es la primera “experiencia fantasmal” para muchos niños pequeños y por esta razón el nivel de terror se ha rebajado un tanto con respecto a la anterior. No entraremos en detalles para no romper el hechizo, pero, digan lo que digan los responsables, de lo que contamos a continuación se desprende que el visitante no debería ir demasiado confiado.

A la entrada, reciben al visitante los sones de la vieja e intrigante melodía Tōryanse. Pronto nos envuelve la oscuridad y debemos avanzar a tientas, pasito a paso. Nos llegan lamentos, gritos, sentimos alguna extraña presencia. Detenemos el paso. Cumpliremos la misión cuando lleguemos hasta la guarida del ogro, donde podremos tocar la bola de cristal para quedar libres de los influjos malignos.

La casa está equipada con sensores que detectan la presencia de los visitantes y activan fantasmales mecanismos. (Fotografía de Amano Hisaki)
La casa está equipada con sensores que detectan la presencia de los visitantes y activan fantasmales mecanismos. (Fotografía de Amano Hisaki)

Un espacio pensado también para los turistas extranjeros

El Asakusa Hanayashiki celebra su 170.º aniversario con la apertura al público de nuevas atracciones que complementan esta renovada casa de los horrores.

El Panorama jikan ryokō (“Viaje panorámico por el tiempo”) es una sala con proyecciones sobre cuatro pantallas que muestra el presente y el pasado del barrio de Asakusa. Esta nueva instalación viene a sustituir a la emblemática Bee Tower (“Torre de la Abeja”), ya desmontada, desde la que podía contemplarse el barrio. Otra nueva atracción es Maka fushigi!? Kimi mo sukūpu kameraman (“¿Misterioso? ¡Hazte tú también un osado reportero gráfico!”), en la que los participantes recorren el interior del parque a la búsqueda de yōkai, con la ayuda de la tecnología de realidad aumentada.

La tercera novedad es NAKED hanageshiki (“Paisajes florales NAKED”) en la que las bellezas naturales de las cuatro estaciones de Japón aparecen sobre diversas superficies mediante la técnica del video mapping.

La atracción NAKED hanageshiki (“Paisajes florales NAKED”) es una vuelta al propósito original del Asakusa Hanayashiki, que comenzó siendo un jardín botánico. (Fotografía de Amano Hisaki)
La atracción NAKED hanageshiki (“Paisajes florales NAKED”) es una vuelta al propósito original del Asakusa Hanayashiki, que comenzó siendo un jardín botánico. (Fotografía de Amano Hisaki)

La cuarta, la tienda Ohanami chaya, que ofrece todo el ambiente de la vieja Asakusa y sabrosos bocados que entran por los ojos, entre los que encontramos, por ejemplo, los pandakāyaki (dulces miniaturas de los “cochecitos de panda” en los que pueden montarse los niños) o los hana-musubi (“bolitas florales de arroz”), de aspecto encantador.

Arriba a la izquierda, los dulces pandakāyaki, que representan en miniatura los “cochecitos de panda” en los que pueden montarse los niños. Vienen rellenos de anko (pasta de judías cocidas y azucaradas) o de crema. En primer plano, las bolitas de arroz con delicias hanamusubi. Arriba a la derecha, una muestra de los desērumonaka, dulces originales de esta tienda. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)
Arriba a la izquierda, los dulces pandakāyaki, que representan en miniatura los “cochecitos de panda” en los que pueden montarse los niños. Vienen rellenos de anko (pasta de judías cocidas y azucaradas) o de crema. En primer plano, las bolitas de arroz con delicias hanamusubi. Arriba a la derecha, una muestra de los desērumonaka, dulces originales de esta tienda. (Cortesía de Asakusa Hanayashiki)

La renovación de que ha sido objeto el parque ha apuntado especialmente a enriquecer los espacios interiores, lo cual tiene mucho que ver con las recurrentes olas de calor y lluvias torrenciales que sufre el país en los últimos tiempos.

Nishikawa Toyoshi, presidente de Hanayashiki, la sociedad anónima que opera el parque, explica que la nueva estrategia de reforzamiento de las atracciones en interiores responde principalmente a la necesidad de reducir la incertidumbre causada por las condiciones atmosféricas. El visitante puede dedicar las horas de la mañana o de la tarde a recorrer las animadas calles comerciales (nakamise) que rodean el templo de Sensōji, y pasar las horas más calurosas del mediodía en el parque de atracciones, donde encontrará muchos y amenos “refugios” donde tomar el fresco.

Además, se ha tenido muy en cuenta el auge que está viviendo el turismo internacional hacia Japón y tanto en el diseño de la mansión encantada como en la oferta culinaria se han elegido temas, motivos y materiales que gustan e interesan a los extranjeros.

Las cifras de turistas extranjeros que se acercan a Asakusa está volviendo a los niveles anteriores a la pandemia. En los mensajes que se emiten en las redes sociales sobre Asakusa, el inglés ha superado ya al japonés y este es un buen indicativo del gran interés que despierta el barrio en todo el mundo. En Hanayashiki se nota una fuerte presencia de familias procedentes de diversos países asiáticos.

El periodo de cierre durante las obras de renovación se ha aprovechado para colocar letreros informativos en cuatro idiomas: japonés, inglés, chino y coreano. La empresa operadora espera que la proporción de extranjeros siga aumentando y para ello se va a reforzar también el sitio web en inglés y se va a promocionar la instalación a través de agencias de viajes.

“Si hemos sido capaces de mantener abiertas nuestras puertas durante 170 años ha sido gracias a los continuos esfuerzos realizados para diseñar y ofrecer contenidos adaptados a cada época”, comenta Nishikawa. “Estamos tratando de ser fieles a esa historia y de poner siempre ese toque tan netamente japonés que ha tenido siempre Asakusa para reforzar nuestra presencia en las redes sociales”, añade.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: Nishikawa Toyoshi, presidente de Hanayashiki, la sociedad anónima que opera el parque de atracciones. Fotografía de Amano Hisaki)

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