Un ‘hibakusha’ de 92 años comparte sus recuerdos del bombardeo atómico de Hiroshima

Sociedad

Hiroshima, 5 de agosto (Jiji Press)—A sus 92 años, un superviviente de la bomba atómica de Hiroshima ha empezado a contar sus dolorosos recuerdos cuando se cumplen 79 años después del bombardeo de la ciudad del oeste de Japón en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.

Como testigo del bombardeo atómico, Saiki Mikio, vecino del barrio de Naka de Hiroshima, recibió en abril este encargo de la Fundación para la Cultura de la Paz de Hiroshima y desde entonces comparte sus recuerdos principalmente en el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima.

Fue la invasión rusa de Ucrania lo que le hizo romper casi ocho décadas de silencio.

“(Casi todos) los habitantes del planeta desconocen el horror de las armas nucleares. Tenemos el deber de informarles sobre esta miseria”, comentó Saiki.

En la mañana del 6 de agosto de 1945, Saiki, entonces un alumno de 13 años de segundo curso de la Primera Escuela Secundaria de la Prefectura de Hiroshima, hoy la Escuela Secundaria Kokutaiji de Hiroshima, estuvo expuesto a la radiación del bombardeo en su casa, a unos 2 kilómetros al este de la zona cero.

Saiki, al que su madre le había pedido que fuese ha hacer la compra, se encontraba en la entrada de su casa. “Cuando estaba a punto de ponerme los zapatos, vi un destello. Todo se volvió completamente blanco, la casa se derrumbó y quedó completamente a oscuras”. Su padre, que se encontraba en la parada del tranvía, salió despedido por la explosión hacia un puente cercano y sufrió quemaduras en el lado izquierdo del cuerpo. Le contó que vio mucha gente flotando en el río cuando intentó saltar.

Un total de 369 alumnos y profesores murieron en la escuela secundaria a la que asistía Saiki, situada a unos 800 metros del lugar de la explosión. A Saiki y a otros alumnos se les había ordenado que se quedaran en casa, y eso les salvó. Su familia también sobrevivió.

Al día siguiente, un compañero le llamó para ir a la escuela, y en el camino, en la zona de Hijiyama, contempló una escena que él describe como del “infierno”. “Objetos negros se alineaban a ambos lados de la carretera y continuaban montaña abajo”. Saiki vio un gran número de cadáveres y una ciudad calcinada, y tuvo que dar media vuelta.

“Me siento culpable por haber sobrevivido. Lo siento por los que murieron. Tengo que hablar de ello, pero no quiero”. Al llegar a sus noventa años, se dio cuenta de que no podía perder la oportunidad de compartir sus recuerdos.

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