Un grupo de inmigrantes japoneses en Brasil difunde un método de cultivo sostenible para regenerar la Amazonia
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Tomé-Açu, Brasil, 12 de noviembre (Jiji Press)—Los inmigrantes japoneses han difundido en el norte de Brasil una técnica agrícola que produce cultivos dentro de bosques creados por el hombre, un método que está atrayendo la atención como práctica agrícola que contribuye a frenar el calentamiento global. La selva tropical del Amazonas, antaño tan rica en naturaleza que se la conocía como “el pulmón del planeta”, ha sufrido una grave destrucción, por lo que se ha puesto la esperanza en la regeneración de su vegetación.
Varios cultivos en un mismo bosque
“Esta es la agricultura sostenible del Amazonas”, afirma Ernesto Suzuki, de 59 años, agricultor de ascendencia japonesa en Tomé-Açu, una colonia japonesa situada a cuatro horas en coche de Belém, sede de la trigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30). Hijo de padres originarios de la prefectura de Fukushima, Suzuki es un nisei (inmigrante japonés de segunda generación). Hace cien años, su finca era una selva virgen; hoy, hileras de palmas aceiteras (de las que se extrae aceite de palma) crecen junto a cacaoteros y açaíes, frutos originarios del Amazonas. El año pasado la región sufrió la peor sequía de su historia, pero él asegura con orgullo: “Los cultivos protegidos por el bosque no se marchitaron”.
La vida en Tomé-Açu, donde en 1929 se establecieron 189 inmigrantes llegados de Japón, estuvo marcada desde el principio por grandes dificultades, entre ellas las enfermedades tropicales. Tras la Segunda Guerra Mundial, el auge del cultivo de la pimienta les permitió un respiro económico, pero en la década de 1970 una plaga devastó las cosechas. Para reducir el riesgo de la monocultura, a través de la cooperación mutua estos inmigrantes idearon un método que consistía en crear bosques con árboles frutales y producir en ellos diversos cultivos.
Este método se conoce como “agroforestería”. En Tomé-Açu, escalonar los periodos de cosecha permite que incluso los agricultores de pequeña y mediana escala obtengan ingresos estables durante todo el año. “Existen más de 200 combinaciones posibles de cultivos”, explica Suzuki. Actualmente, unas 170 fincas, en su mayoría gestionadas por descendientes de japoneses, practican esta técnica en una extensión de unas 7.000 hectáreas.
El propio Gobierno brasileño fomenta este tipo de agricultura. En el Amazonas, la deforestación continúa debido a la conversión de bosques en tierras de cultivo: solo en el último año se destruyó un área equivalente a 2,6 veces la superficie de Tokio. Además de absorber dióxido de carbono (CO₂), el método agrícola de Tomé-Açu contribuye a la regeneración de los bosques perdidos y tiene la ventaja de que “al cubrir el suelo, ayuda a reducir la temperatura” (según un instituto de investigación agrícola).
Apoyo japonés a las fábricas
La Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) apoyó la construcción de una planta para procesar las frutas cosechadas y convertirlas en jugo. La fábrica, inaugurada en 1987, ha sido ampliada y hoy tiene una capacidad de procesamiento anual de 10.000 toneladas. Gracias a que los productos procesados tienen mayor duración, los canales de distribución se han expandido. “Sin la fábrica, Tomé-Açu actual no existiría”, afirma con rotundidad Kiichi Alberto Otsuhata, de 60 años, presidente de la Cooperativa Agrícola Mixta de Tomé-Açu. El açaí y el cacao, valorizados por su contribución a la protección ambiental, se exportan a Japón. También ha surgido el plan de que una gran empresa brasileña de cosméticos construya una planta para procesar aceite de palma.
Con la creciente conciencia ambiental a nivel mundial, el método agrícola de Tomé-Açu se ha expandido también al extranjero y, mediante proyectos de cooperación internacional, ya ha sido introducido en países como Bolivia y Ghana. Durante una visita a la India en octubre, el presidente Otsuhata comentó con entusiasmo: “Había arrozales por todas partes. Me gustaría aumentar el número de palmas aceiteras”.
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