La tradición del “Hatsuyume” en Japón

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Ichi Fuji, ni taka, san nasubi. El mejor sueño es con el monte Fuji, el segundo mejor es ver halcones, y el tercero berenjenas, según este antiguo proverbio japonés. Es la tradición del hatsuyume—literalmente, “primer sueño”—según la cual las visiones que uno tiene a medida que cae dormido al comienzo del año predicen si los próximos 12 meses serán buenos.

Existen varias teorías sobre por qué estas tres particulares visiones son un buen augurio, pero la más aceptada es que forman una lista de cosas populares en la provincia de Suruga (actualmente la prefectura de Shizuoka). La provincia estaba relacionada con las glorias de Tokugawa Ieyasu, el primer shogún del período Edo (1603-1868), y era conocida por albergar la montaña más alta de Japón, los halcones que allí podrían encontrarse, y sus berenjenas, que maduraban pronto.

Otra explicación es que estas son todas cosas “altas” o “de altura” que hay en Suruga— en el caso de las berenjenas, significa el alto precio que alcanza el mejor género local—. Otras personas sugieren que se trata de un juego de palabras en el que “Fuji” representa una salud duradera hasta la vejez ya que suena parecido a fushi, la palabra para “inmortalidad”. Del mismo modo, “halcón” es taka, una palabra que es homófona para la expresión “elevado” y representa el avance en el mundo, al igual que “berenjena” o nasu, se lee igual que la palabra “lograr”.

Un sueño que definirá cómo será el año

Hay desacuerdo en cuanto a qué noche se produce el hatsuyume. Tradicionalmente, y de manera más extendida, es la noche del 2 de enero, despertando la mañana del 3 de enero, pero algunos japoneses consideran que la noche del hatsuyume tiene que ser la del 1 de enero. Para mayor confusión, antes de que Japón adoptase el calendario gregoriano, la noche en cuestión llegaba antes del Risshun, el primer día del año nuevo lunar.

Una costumbre relacionada es colocar una imagen del takarabune debajo de la almohada como una especie de seguro contra primeros sueños de mal agüero. El takarabune es el “barco del tesoro” en el que aparecen los Siete Dioses de la Fortuna representados normalmente. Tener esta imagen bajo tu cabeza cuando caes dormido era tradicionalmente una forma de aumentar las posibilidades de tener un buen sueño. Si tu sueño no es propicio, por otra parte, siempre puedes acabar con sus efectos simplemente lanzando la imagen al río.

Algunos santuarios distribuyen aún imágenes del takarabune para colocarlas debajo de la almohada.

Los vendedores de estas imágenes en el período Edo eran conocidos por vocear “Otakara, otakara”. Un poema y palíndromo que evocaba la buena fortuna se convirtió poco a poco en parte de la imagen, y en ocasiones el kanji 獏 (baku) comenzó a aparecer en la vela. El baku era una criatura legendaria que devoraba pesadillas, lo que se convirtió en un reclamo mayor para asegurar buenos sueños.

Aunque el papel del takarabune ha sido olvidado por largo tiempo, la tradición del hatsuyume está aún muy extendida. Aquellas personas que despiertan el 3 de enero —o el 2 de enero, dependiendo del hogar—habiendo soñado con el monte Fuji sin duda afrontarán el año que les queda por delante con optimismo.

(Fotografía del encabezado cortesía del usuario de Flickr Ken Schwarz.)

Créditos de las fotografías:

Takarabune: Tonomura Hidetsugu
Halcón: Derek A.
Berenjenas: Kimura Takuma

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