Juegos de palabras, poesía y superstición: las palabras homófonas en japonés

Cultura

Una mandarina sobre una lata de aluminio

Los juegos de palabras no son siempre bien recibidos en Japón. Si uno hace una mala broma, aunque inofensiva —tal como señalar que “no queda jengibre” (shōga nai) en el restaurante de sushi diciendo que “no se puede hacer nada” (shō ga nai)—, las personas de alrededor la recibirán con un frío silencio, como si hubiese pasado un ángel. La respuesta habitual a una “broma de viejo” o cualquier intento fallido de hacer reír es samui (“qué cosa más fría”).

Estos intentos caprichosos de hacer reír son con frecuencia tildados literalmente de bromas de padre—oyaji gyagu, o “bromas de viejo”. Otro de los términos utilizados es share, que quiere decir agudo, un juego de palabras ingenioso en japonés. Añadiendo el prefijo da (inferior) se convierte en dajare. Estas bromas pueden ser simpáticas en las conversaciones de alumnos de primaria, pero para los adultos el listón está más alto. Solo las personas que se dedican en particular al oficio de la chanza, como los monologuistas de rakugo, pueden salirse con la suya.

Para los estudiantes adultos de japonés, no obstante, incluso el juego de palabras más básico resulta novedoso, puede ser muy divertido y servir al mismo tiempo para memorizar el vocabulario. Un dajare clásico es arumi-kan no ue ni aru mikan, o “una mandarina sobre una lata de aluminio”. El sencillo placer de ver una conexión lingüística entre la lata (kan) hecha de aluminio (arumi) y la mandarina (mikan), precedida del verbo aru, para señalar que la fruta “está”, es una oportunidad para apreciar las cualidades del japonés y verlo como algo más que un sustituto para nuestra lengua materna.

Este tipo de humor es ideal para los estudiantes que quieren ampliar su vocabulario y aprender más estructuras gramaticales. Es muy fácil comprender la frase de arriba como un todo, pero la combinación de las partes—no como la partícula del posesivo para la lata, ue ni como el pronombre “sobre” y el verbo aru, para “estar” o “ser”—es todo un reto cuando uno la lee por primera vez. Aprender la frase completa es una vía de entrada para comprender y producir este tipo de lenguaje en otros contextos más adelante.

Clásicos del Dajare (Brrrr!)

Futon ga futtonda (布団が吹っ飛んだ) El futón salió volando
Neko ga nekoronda (猫が寝転んだ) El gato se acostó rodando en el suelo
Naiyō ga nai yō (内容がないよ〜) No tiene sustancia/Le falta contenido
Mushi o mushi suru (虫を無視する) Ignorar a un insecto
Dajare o iu no wa dare ja? (ダジャレを言うのは誰じゃ) ¿Quién es el que hace los juegos de palabras?

Un pez afortunado

Además de ser graciosas, las palabras homófonas también desempeñan un papel importante en la superstición. Las palabras “cuatro” y “muerte” se pronuncian igual (shi), por eso algunos edificios no tienen un cuarto piso, pasando directamente del tercero al quinto. Las habitaciones de los hospitales y de los hoteles también evitan a menudo incluir este número de mal agüero, algo que ocurre a veces también con el “nueve”, que puede pronunciarse de la misma forma que el “sufrimiento” (ku). En contraste, las monedas de cinco yenes son consideradas como la mejor elección a la hora de hacer un donativo en un santuario o templo, ya que “cinco yenes” suena igual que una “conexión kármica” (goen).

Una de las comidas más auspiciosas es el tai (pargo). Este pez de buenos augurios se asocia por su pronunciación con la palabra medetai, que significa “feliz” o “auspicioso”. La deidad de la pesca Ebisu, uno de los Siete Dioses de la Fortuna, es representada normalmente con un pargo en la mano. El tai forma parte normalmente del menú en las bodas y otras celebraciones. También es común que se utilice en la osechi ryōri de Año Nuevo, que contiene otros alimentos conectados lingüísticamente con la buena suerte.

La osechi ryōri de Año nuevo incluye normalmente kazunoko, huevas de arenque (a la izquierda), un alimento que sugiere “muchos niños” y que se considera de buen agüero. El konbu (un tipo de alga) se utiliza para envolver los rollos de konbumaki, a menudo pronunciado kobumaki (a la derecha), y está conectado con la expresión yorokobu o “alegrarse”. La pasta de pescado kamaboko (en el fondo), por otra parte, se elige porque sus colores atraen la buena suerte, más que por cualquier asociación lingüística.

Antes de un examen importante o de un partido decisivo, los estudiantes y los deportistas que quieren ganar (katsu) suelen comer katsudon, un plato de cerdo empanado sobre arroz. Otra opción popular es la barra de chocolate Kit Kat, cuyo nombre suena como la expresión kitto katsu (victoria asegurada). Según Nestlé, esta asociación se difundió en sus orígenes entre los estudiantes de Kyūshū en 2002, al ser la frase propia del dialecto del lugar kitto katsutō mucho más parecida a la pronunciación japonesa del nombre de este dulce, kitto katto. La empresa, agradecida, ha incluido esta superstición en su estrategia de promoción desde entonces.

Juegos de palabras y poemas

Los juegos de palabras más comunes en los anuncios japoneses sirven a menudo de excusa para mostrar algún animal encantador, como una rana (kaeru) si se menciona la palabra “cambio” o “regreso” (ambas kaeru en japonés). Los japoneses ponen a veces pequeñas ranas de cerámica en sus carteras como amuletos para asegurarse de que el dinero que entregan “volverá” de nuevo. Suntory ofrece un ejemplo más sofisticado con un juego de palabras que utiliza la frase que abre el clásico de la literatura El libro de la almohada: Haru wa akebono (En primavera, el amanecer [es lo más bello]). La versión de Suntory es Haru wa agemono (En primavera, frituras), lo que sugiere que este alimento acompaña a menudo a los cócteles highball con whisky en esa época del año.

Por supuesto, los juegos de palabras literarios son bastante comunes. Cuando los poetas hacen un juego de palabras, sin embargo, tienen la libertad de llamarlo arte más que pesadas “bromas de viejo”. La poesía tradicional de Japón está llena de sonidos similares, como se puede comprobar en la colección Kokin Wakashū (Colección de épocas antiguas y modernas), que fue completada a comienzos del siglo X aproximadamente. Si el mismo término se utiliza con dos significados diferentes, se conoce como una kakekotoba o “palabra pivote”.

Mencionar aki puede referirse tanto al otoño como a un sentimiento de aburrimiento o hartazgo. Matsu puede ser un pino o el verbo “esperar”, “anhelar” o “suspirar” por un amor perdido. Las complicadas combinaciones de los juegos de palabras hacen que traducir poesía clásica japonesa sea una tarea extenuante. Aunque ha quedado en desuso entre los que escriben versos serios, los juegos de palabras aún forman parte del arsenal de los poetas que escriben textos senryū humorísticos.

Uno de los ejemplos más complejos es un poema incluido en el Hyakunin isshu, la colección de “Cien poemas de cien poetas” compilada por Fujiwara no Teika a comienzos del siglo XIII. Este poema, escrito por el monje Kisen en el siglo IX, habla de su retiro de los asuntos mundanos en la ciudad.

Wa ga io wa
Miyako no tatsumi
Shika zo sumu
Yo o Ujiyama to
Hito wa iu nari
En mi pequeña cabaña
al sureste de la capital,
Vivo a mi aire—
pero comenta la gente
que vivo en la amargura.

Esta traducción utiliza el juego de palabras con el nombre del lugar de forma explícita: el uji en Ujiyama, situado más o menos al sureste de lo que hoy es Kioto, también incluye el significado de “amargo” o “doloroso”, que es como la gente que vive rodeada del bullicio de la vida urbana cree que debe ser la humilde vida del poeta.

La palabra shika en el tercer verso, por otra parte, significa “a mi aire”, la paz que Kisen ha alcanzado en su silenciosa cabaña—pero también puede significar un “ciervo” que vive en medio de la naturaleza, el lugar que el poeta ha elegido para vivir. Y en un juego de palabras aún más complicado, según algunos expertos a la dirección tatsumi—que se encuentra literalmente entre el dragón (tatsu) y la serpiente (mi) en el zodiaco chino que era utilizado para marcar las horas del día y las direcciones cardinales— le sigue directamente shika, lo que los japoneses de la época en la que se escribió el poema clasificaban como una especie de caballo, el siguiente animal en el orden zodiacal.

Ya sean complejos, divertidos o simplemente dignos de una queja, los juegos de palabras han sido una parte intrínseca de la lengua japonesa durante su historia. Aunque corramos el riesgo de causar estupor a nuestro alrededor, merece la pena intentar utilizarlos de vez en cuando.

(Traducido al español del original en inglés)

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