Un arte que persigue la belleza máxima de las letras

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Los maestros de caligrafía árabe han conseguido pulir este arte durante sus más de 1.000 años de historia con el objetivo de escribir bellamente la palabra de Alá, recogida en el Corán. En Japón existe también una persona que se ha atrevido con esta caligrafía sin igual en todo el mundo, cuya belleza se dice que conquistó a artistas de la talla del pintor español Pablo Picasso. Hablamos con Honda Kōichi, maestro japonés de caligrafía árabe que cuenta con el reconocimiento del mundo islámico. ¿Qué mensaje desea transmitir a través de las letras que escribe?

Honda Kōichi HONDA Kōichi

Maestro de caligrafía árabe y presidente de la Asociación Japonesa de Caligrafía Árabe. Nacido en 1946 en la prefectura de Kanagawa, se gradúa del Departamento de Árabe de la Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio. Es profesor en la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Daito Bunka. En 1974, entra a trabajar en la empresa Pacific Aero Survey Co., Ltd. (Pasco Aero Survey Co., Ltd. en la actualidad). Pasa unos cinco años en Oriente Medio, donde empieza a aprender caligrafía árabe de un maestro local. Tras regresar a Japón, decide seguir estudiando por su cuenta. Ha recibido numerosos galardones, entre ellos el Premio al Fomento del Jurado del Concurso Internacional de Caligrafía Árabe. En el año 2000, el maestro turco Hasan Çelebi le otorga el Ijaza, certificado que le permite transmitir sus conocimientos a otros.

Una pirámide azul que se yergue hasta el cielo rodeada de un aura blanca como una llama. Si uno se fija en el bonito diseño que cubre su interior, se dará cuenta de que son letras del alfabeto árabe. En concreto, se trata de versos del Corán, escritos desde la parte derecha de su base en dirección ascendente; en la cima se puede leer el nombre de Alá, como los musulmanes denominan a Dios. Esta obra, titulada “Pirámide de oración”, es una creación de Honda Kōichi, maestro japonés de caligrafía árabe que goza de reconocimiento en todo el mundo, y que se ha ganado el favor de la comunidad islámica internacional. De hecho, algunos de sus trabajos se pueden ver en el Museo Británico de Londres. Se dice de él que ha revolucionado la caligrafía árabe. Nos preguntamos el porqué de su fascinación por este arte milenario.   

Caligrafía árabe: letras de una belleza sin igual

ENTREVISTADOR ¿Cuándo entró en contacto con la caligrafía árabe? 

HONDA Cuando era intérprete en países de Oriente Medio, como Arabia Saudí. La empresa para la que trabajaba recibió el encargo de hacer mapas de la región, así que un equipo se desplazó allí para desarrollar el proyecto. Mientras investigábamos la zona usando fotografías aéreas, anotábamos los topónimos y nombres de accidentes geográficos como valles y colinas; luego los llevábamos al Departamento de Agrimensura del Ministerio de Petróleo, en Riad, la capital, donde los maestros de caligrafía los escribían en los mapas. Sus letras me parecían bonitas; tenían una forma capaz de atraer incluso a un japonés como yo. El supervisor que nos acompañaba también era maestro de caligrafía, así que le pedí que me enseñara a escribir. Me dio una muestra del alfabeto y un pincel hecho de caña. Cuando intentaba copiar algo y se lo llevaba, él me lo corregía. Cuanto más escribía, más interesante se me hacía, y rápidamente me fui metiendo de lleno. 

ENTREVISTADOR ¿Qué es lo que más le fascina de la escritura árabe? 

HONDA La forma de todas las letras es natural y está equilibrada; su proporción en sí es bellísima. La caligrafía árabe tiene un sentido del ritmo musical, así que, aunque uno no entienda su significado, puede sentir algo.

En la caligrafía árabe hay ocho estilos de escritura principales; la forma de las letras está marcada por estrictas normas. Originalmente, el alfabeto arábigo se desarrolló para expresar la palabra del Corán. Se ha tardado más de mil años en completar este sistema puliendo cada trazo con el fin de escribir bellamente las enseñanzas de Alá. Si uno se pone a buscar, podrá ver que varias partes de las letras presentan una proporción áurea. En palabras de Pablo Picasso, “La caligrafía árabe ya comienza a alcanzar el objetivo último del arte”. Esto lo corrobora la proporción de oro, y que los trazos son perfectos en términos estéticos.

La superficie de las hojas usadas en la caligrafía árabe es resbaladiza, para que el pincel se deslice sobre ella.

Boceto de un diseño de caligrafía con anotaciones sobre la posición de las letras y otros aspectos. La realización de algunas obras puede durar meses.

Pinceles del maestro Honda. Él mismo los diseña y fabrica afilando bambú y caña.

El maestro Honda trabajando en una de sus obras. Escribe letras de diferentes tamaños sirviéndose de sus pinceles.

 

Una tradición heredada durante más de mil años

ENTREVISTADOR ¿Cuánto tiempo se tarda en dominar un estilo de escritura?

HONDA Me dijeron que se tarda 20 años. Eso fue en 1988, cuando me invitaron a participar en un festival de caligrafía árabe en Bagdad, Iraq, en el que se reunieron 188 maestros e investigadores en la materia de todo el mundo. En aquel entonces, había empezado a recibir ofertas de trabajo de embajadas y empresas, y se me había empezado a reconocer como maestro de caligrafía árabe. Aunque pensaba que la escritura se me daba mejor que a otros japoneses y que por eso ya sabía escribir perfectamente, un maestro de primer orden al que conocí allí me dijo en un tono severo que lo hacía mal porque no respetaba las normas de escritura. 

Entonces me presentaron al maestro turco Hasan Çelebi, a quien le pedí que me corrigiera por correo. Al principio, me corregía tanto que todas las letras estaban marcadas en rojo. En 1998, diez años después, conseguí que me escribiera un escaso “Enhorabuena”; dos años más tarde, me concedió el certificado de caligrafía árabe, el Ijaza.

Correcciones del maestro Çelebi. El número de puntos escritos en la parte interior de las letras marca la forma de las líneas curvas.

Si se quiere escribir estas letras, para cuyo perfeccionamiento han tenido que pasar mil años, se necesita poseer una gran técnica, que los maestros les transmiten a sus discípulos. Todas las letras árabes escritas por auténticos maestros irradian la misma belleza, independientemente de factores como la raza o la nacionalidad. En mi opinión, se trata de un arte de escritura excepcional en todo el mundo. De todas las disciplinas humanas, la música es el arte que más se le parece. Aunque todos los sonidos sean iguales, hacen que la gente se emocione en función de cómo se combinen o interpreten. La caligrafía árabe funciona de la misma manera: el ritmo nace al juntar las letras, y así sale música sin sonido.

La belleza de la naturaleza en constante cambio transformó mi visión del mundo

ENTREVISTADOR ¿Qué es lo que quiere expresar a través de la caligrafía árabe?

HONDA He de confesar que hubo una época, unos cuatro años después de terminar mis estudios en la universidad, en la que me encerré en casa sin trabajar; no sabía qué debía hacer. Por eso, todos los días leía una gran cantidad de obras maestras, entre ellas de clásicos como Sócrates y Goethe, escuchaba música de Bach, y contemplaba pinturas de Cezanne y otros artistas. No vislumbraba mi futuro, pero sentía que en mi interior se iba despertando cierta sensibilidad. Recuerdo una vez que fui a un teatro de las afueras y me emocioné tanto con la belleza del cuerpo y los movimientos de una bailarina que no pude dejar de llorar. Pensé que a los escultores de la Antigua Grecia quizás también les conmovería este tipo de belleza femenina.

Me preguntaba cuál era el motivo de mi existencia y hacia dónde me dirigía; quería encontrar respuestas a estos interrogantes, que para mí eran primordiales. Además, deseaba expresarlas de una manera que sólo yo mismo pudiera crear. Sin embargo, no fui capaz de nada, pues no era más que un joven de unos 25 años sin apenas experiencia. Entonces, entré en contacto en Oriente Medio con la cultura islámica, con una naturaleza impensable en Japón y con la caligrafía árabe. 

Cuando leí el Corán en árabe, me di cuenta de que contenía muchas palabras de significado profundo, expresadas de una manera comprensible también por los japoneses. Por ejemplo, “Todas las cosas perecen salvo Su rostro”. Si nos limitamos a analizar el fenómeno, el ser humano se extingue, pero el Dios que nos creó a todos vive eternamente. Quizás los seres vivos, que hemos sido creados por ese Dios, sobrepasemos el fenómeno y seamos inmortales. Las palabras del Corán, que recoge principios básicos como éste, me sirvieron de catalizador. 

Además, la naturaleza de Oriente Medio es completamente diferente de la de Japón. A decir verdad, el desierto es rico en colores, que van cambiando constantemente en función de la luz del sol: a medida que se acerca el amanecer, empieza a extenderse gradualmente un resplandor plateado; poco después, todo se tiñe de azul, lo que resulta en un paisaje que permite sentirse como si uno estuviera en las profundidades del mar. Cuando sale el sol, los tonos se vuelven dorados, convirtiéndose en tan solo un instante en un blanco completo que alcanza hasta la lejanía; la luz es tan fuerte que no se sabe si es cóncava o convexa. Al atardecer, el sol se torna de un rojo vivo como el fuego; unos minutos después, reina una oscuridad absoluta. El horizonte forma un ángulo de 360 grados, y el cielo aparece totalmente estrellado. No se oye ni un solo ruido; reina un silencio tal que a uno le duelen los oídos. Encontrarse en un mundo así hace que los cinco sentidos se agudicen. 

“El desierto azul”, obra del maestro Honda.

“El desierto rojo”, obra del maestro Honda.

¿Puede imaginarse cómo es un trueno en el desierto? Un rayo de luz atronador se abre desde el cielo hasta la tierra; entonces comienza a llover como si fuera una bendición. En el mundo del Corán, como se trata de un augurio que otorga vida a las personas y del que hay que alegrarse, cuando uno lo ve con sus propios ojos, puede sentir la existencia de Alá.

Vivir en Oriente Medio hizo que mi visión del mundo cambiara enormemente, hasta el punto de sentir que expresar ese cambio era mi misión. A día de hoy, todavía sigue siendo la fuerza motriz que me impulsa. A diferencia de cuando tenía 20 años, ahora que dispongo de la caligrafía árabe como vehículo se me ocurren una tras otra ideas, que siempre escribo en un cuaderno; ya llevo unos ocho. No terminaré de apuntar antes de morirme. 

ENTREVISTADOR Dicen que sus obras han revolucionado la caligrafía árabe. ¿En qué se diferencia su trabajo del de otros maestros? 

“El arca azul”, obra del maestro Honda

HONDA La caligrafía árabe decora el contorno de las letras que el maestro ha escrito, si bien a mí me surgieron dudas a este respecto. En Oriente Medio, llenan los espacios libres con arabescos y diseños de mármol; los japoneses, por el contrario, para aprovechar el vacío, prescinden de los adornos en la medida de lo posible y sólo dejan lo que sea estrictamente necesario. Así, yo también decidí deshacerme de ellos y apostar sólo por las líneas. A decir verdad, cuando lo puse en práctica, pude ver que la forma era clara, y que las letras comenzaban a cobrar vida.

Cada uno de los ocho estilos de caligrafía árabe tiene sus propias peculiaridades: escritura con vigor masculino, con refinamiento femenino, etc. Nuevas expresiones se vuelven posibles si se combinan diferentes estilos y se van realizando diversos diseños cambiando el color y el tamaño de las letras. 

En cuanto a las letras, respeto todas y cada una de las reglas sin dejar de perseguir minuciosamente la belleza de las líneas. Escribo con la convicción de que no voy a derrumbarme. Otros maestros entienden mi postura; no rechazan mis obras. Además, valoran mi visión del mundo. Me siento agradecido. 

Entrevista realizada con la colaboración de la Asociación Japonesa de Caligrafía Árabe

Imágenes: Kodera Kei

(Traducción al español del original en japonés) 

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