Los robots japoneses se hacen más humanos

Quince, el robot que trabaja en la central nuclear de Fukushima

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Quince es el primer robot para desastres diseñado en Japón que se implementa en el interior de una central nuclear. Dado que es capaz de trabajar en lugar de un humano en un ambiente cargado de radiación, está cosechando grandes logros.

En marzo de 2011 ocurrió un accidente en la central nuclear Fukushima Daiichi, operada por la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO, por sus siglas en inglés). El mundo entero está pendiente de las labores de reparación. Se pretende avanzar en el desmantelamiento de las instalaciones nucleares lo más rápido posible, pero dado que la radiación es extremadamente alta es muy difícil para los trabajadores humanos permanecer durante largos periodos de tiempo en el interior de los reactores. Ahí es donde entra el “robot para desastres”. Es capaz de entrar donde los humanos no pueden, tomar diversas mediciones (temperatura, humedad), y grabar imágenes en vídeo.

El primer robot de fabricación nacional que funciona en Fukushima Daiichi

Quince, el robot para desastres más sofisticado del mundo, capaz de moverse sobre escombros.

De entre los robots que trabajan en el lugar, uno es Quince (pronunciado “kuinsu”), desarrollado por el International Rescue System Institute (IRS, Instituto Internacional de Sistemas de Rescate) de la Universidad Tecnológica de Chiba, con la participación de la Universidad de Tōhoku. Como fue desarrollado para hacer frente a desastres provocados por terremotos, erupciones volcánicas y demás, demuestra una gran movilidad en escaleras y carreteras en mal estado.

Fue dotado de varias mejoras y se puso a prueba meticulosamente su resistencia a la radiación para poder usarlo en el interior de un reactor nuclear. Quince 1 fue utilizado por primera vez en junio de 2011 para tomar unas muestras de polvo en el interior del edificio, sacar imágenes y realizar mediciones de radiación en el quinto piso del reactor 2; sin embargo a medio camino perdió contacto por radio y en la actualidad no se encuentra operativo. Quince 2 y 3, dotados de nuevas mejoras, fueron despachados al lugar por el IRS en febrero de 2012.

Hacer que el robot evolucione conforme al manejo del usuario

Tadokoro Satoshi, de la Universidad de Tōhoku, donde se desarrolló el robot, nos asegura que esta dura experiencia le ha hecho comprender algo nuevo.

“El usuario no sabe en qué le puede ser útil el robot, ni el investigador sabe qué se le exigirá en el lugar, por lo que la comunicación entre ambos es indispensable. Del mismo modo que un smartphone se adapta al manejo del usuario, creo que el robot también tiene que evolucionar conforme a su usuario, proporcionándole las funciones que necesite.”

El profesor Tadokoro ha venido realizando sus investigaciones sobre los robots en estrecha colaboración con los equipos de bomberos y los especialistas en emergencias desde el principio. Sin embargo, las iniciativas de base en las que los individuos interactúan por su propia voluntad han llegado a su límite. El profesor Tadokoro asegura que para poder responder a desastres como el de Tōhoku es necesario tener un centro de investigación y desarrollo como base, donde se puedan reunir una amplia gama de miembros.

Construir un robot que sea útil a las personas

La “cámara con mira activa” que desarrolló el Laboratorio Tadokoro (en la foto inferior se ve un detalle de la cámara). Revestida de una capa de tela flexible, muestra una gran capacidad para poder desplazarse por áreas afectadas por desastres y sembradas de escombros.

¿Cómo será un robot construido sobre esa base?

“Dado que lo que necesita el usuario es una herramienta práctica, que aumente las capacidades humanas de cara a los desastres, creo que lo más importante es adecuarse a esas necesidades. Yo no tengo ningún interés en el debate sobre si los robots deben tener aspecto humanoide, o si deben ser independientes. Si tratamos de definir qué es un robot nos fijaremos en cuatro características: la máquina, las partes electrónicas (sensores, circuitos y demás), el procesamiento de datos y la interfaz humana. Pero a mí me da igual que lo llamen robot o no; lo que yo deseo es construir algo que sea útil a la gente.”

Cada persona interpretará la palabra “robot” a su manera. No obstante, precisamente porque hay todo tipo de formas de pensar han mantenido un concepto que permita una variedad de estilos de uso. Ninguna definición debe limitar el futuro de los robots.

Como Quince realiza su labor en entornos peligrosos en lugar de los humanos, contribuye a reducir las dosis de radiación que deben soportar los operarios. Aunque no se encuentre cerca de los humanos coexiste con ellos y los acompaña.

Texto: Hayashi Aiko
Imágenes: Ōkubo Keizō

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