Tradiciones “cool”, modernidad y belleza tradicional

¡Escuchad la voz de los árboles!: el mundo del bonsái de Kawabe Takeo

Cultura

Kawabe Takeo, afincado en Ōmiya (Saitama), es un artesano que ha roto los moldes del mundo del bonsái con sus novedosas creaciones. Sus seguidores más apasionados se encuentran en Europa y no son pocos los que viajan a Japón para contemplar sus obras. Presentamos aquí la filosofía de este maestro y su visión de la naturaleza.

Bonsáis que rompen los moldes

”Los árboles tienen cada uno su individualidad, igual que las personas. Tienen una vitalidad innata superior a lo que imaginamos. Según cuál sea el lugar en el que han crecido, tienen su propio drama vital, su propia historia. Y por eso cada bonsái emite un mensaje diferente al del resto”, sostiene Kawabe Takeo (70 años).

Por ejemplo, en el mundo del bonsái se utiliza la palabra imieda para referirse a las ramas que deben ser cortadas. Suelen ser ramas prominentes, que apuntan amenazadoras hacia la posición del observador, o ramas que se cruzan con el tronco. Pues bien: Kawabe ha presentado a la Nihon Bonsai Sakufū-ten, una prestigiosa exposición anual en la que profesionales de todo Japón miden su destreza, bonsáis que lucen sin empacho dichas ramas “prohibidas”.

“Me resisto a darles a mis obras el porte de un bonsái convencional. En el mundo del bonsái habrá cosas que se consideren lógicas o sensatas, pero nada de eso se tiene en pie ante la grandeza de los árboles que crecen en las duras condiciones que impone la naturaleza. Por decirlo de alguna forma, la naturaleza es una mina de imieda. Yo creo que deberíamos tener la suficiente tolerancia como para aceptar esas formas tal como son. Porque en su ambiente natural los árboles muestran una gran riqueza, son muy variados y muy originales”.

Shinpaku (Juniperus chinensis, enebro de la China) de la región japonesa de Tōhoku. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

Un creador muy valorado en Europa

Osadas y originales, las obras de Kawabe no han pasado desapercibidas a los aficionados que el arte del bonsái tiene en Europa. Muchos de ellos se rindieron al hechizo de sus creaciones a través de fotografías publicadas por revistas japonesas especializadas.

En 2002, Kawabe estuvo presente como invitado de honor en el evento más importante que se celebra en España dentro del mundo del bonsái. Esta invitación abrió para él una nueva etapa, pues desde entonces ha participado más de 60 veces en eventos similares celebrados en Alemania, Francia, Bélgica, Mónaco y otros países europeos. Hoy en día, decir maestro del bonsái en Europa es decir Kawabe Takeo.

La fama alcanzada por Kawabe se puso de manifiesto en 2012, cuando, previamente a la edición de un folleto para ser difundido en el extranjero, la Oficina Nacional de Turismo de Japón llevó a cabo una encuesta en Europa. El estudio dio como resultado que el nombre de Kawabe había alcanzado tal grado de difusión en Europa que la opción más razonable parecía dedicarle la portada al maestro, como finalmente se hizo.

“El mundo del bonsái en Japón no tiene hoy en día demasiada vitalidad. Los japoneses tienden a revalorizar aquellas cosas en las que se han fijado los occidentales, como vemos en el caso de los grabados ukiyoe de Utamaro. Ahora, en el extranjero el bonsai art está teniendo mucho éxito. Yo estoy trabajando para que el bonsái recupere el lugar que tuvo en Japón gracias a la valoración que hacen de él los occidentales, igual que ocurrió con el arte de Utamaro”. Kawabe pronunció estas palabras hace ya mucho tiempo. Y ahora estas ideas están cuajando y haciéndose realidad a paso firme.

Kawabe instruye sobre las técnicas del bonsái a un grupo de suizos. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

De hecho, europeos que enseñan las técnicas del bonsái en sus países visitan a menudo a Kawabe para aprender de él. Uno de ellos es el presidente del Club del Bonsái de Suiza, Oscar Roncari, quien explica así qué es lo que le atrae en Kawabe.

“En los bonsáis del maestro Kawabe se siente el profundo respeto y el gran amor que tiene hacia los árboles. Hoy en día, desafortunadamente, la cultura del bonsái está cayendo en el comercialismo, los bonsáis suelen adoptar formas muy estereotipadas y mi impresión es que ese respeto que se les debe a los árboles está siendo descuidado. A mí me parece que, antes de imponerles algo a los árboles, deberíamos, como el maestro Kawabe, ser receptivos hacia lo que los árboles pueden reportarnos a los humanos”.

Las palabras de Roncari son muy certeras por lo que respecta a la figura de Kawabe y además son aplicables a la cultura artesanal en general. Porque los artesanos, en conjunto, se caracterizan por un profundo respeto y un gran amor hacia los materiales con los que trabajan.

Prestemos oído a los árboles

Kawabe manda hacer sus tijeras a la medida a un artesano de Tsubame-Sanjō. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

Kawabe relata un hecho que cambió por completo su forma de entender el arte del bonsái. Ingeniero de carrera, trabajaba como director de fábrica en una empresa de automoción cuando, pese a las resistencias que despertó en su entorno su decisión, dio el salto al mundo de los bonsáis, a los 30 años. El hecho que relata Kawabe le ocurrió siete años después, cuando todavía estaba en fase de aprendizaje.

“Aquel día estaba trabajando solo y en silencio, como siempre, en el taller que tengo al fondo de mi jardín de bonsáis. Mi taller es mi sala de experimentos y los bonsáis en los que estoy trabajando los tengo colocados a mi alrededor. Tenía entre manos algunos casos particularmente trabajosos, árboles que estaba reformando en profundidad y que se encontraban muy debilitados. De pronto, sentí como si una fuerza me estuviera presionando la cabeza. Y me resonaron en el cráneo las voces de mis bonsáis, que me decían al unísono: ‘¿Qué te piensas, que nosotros no estamos también vivos?’. Sí, eran ellos, era el grito de los árboles”.

“En ese momento”, continúa Kawabe, “cambió radicalmente mi forma de entender el arte del bonsái. La máxima prioridad es siempre el estado de salud del árbol, su vida, y no nuestra propia visión estética. Tenemos que ver cuál es el estado de salud de cada árbol y determinar lo que hay que hacer, lo que podemos hacer en cada momento y lo que no debemos hacer. Cuando entendí esto las ideas empezaron a brotarme como de una fuente. Todo esto podría sonar a cuento, pero lo digo de verdad: si abordamos cada caso seriamente, el árbol nos enseñan qué silueta quiere que le demos”.

Kawabe rememora una conferencia en España, la primera que dictaba en el extranjero. “Para empezar, me puse a hablar de un error que había cometido”, dice riendo. “Era un hecho vergonzoso, pero lo destapé porque quería evitar que los alumnos pudieran hacer algo que terminase con la vida de un árbol. Yo creo que entendieron muy bien la postura que yo adoptaba. Después de aquella conferencia, fui invitado a dar otras muchas por toda Europa”.

Una nueva vida para un famoso árbol

El ichii (Taxus cuspidata, tejo japonés) del antiguo feudo de Kaga que Kawabe guarda en su casa. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

Uno de los bonsáis más famosos salidos de las manos de Kawabe utiliza el llamado Kaga Ichii, facturado a partir de un tejo japonés que perteneció a los señores del antiguo feudo de Kaga. En octubre de 2015 fue expuestas 12 piezas de Kawabe en una exposición abierta en el parque de Kenrokuen, en la ciudad de Kanazawa.

El ejemplar procede de una arboleda de tejos plantada en Kanazawa hace ahora unos 350 años por el tercer señor del feudo de Kaga, Maeda Toshitsune, quien deseaba tener dónde surtirse de ramas para sus composiciones de ikebana. Durante los últimos años, la vieja arboleda no había recibido los cuidados necesarios y los árboles estaban a punto de secarse, invadidos por las hiedras y otras plantas trepadoras. En ambientes locales surgió la iniciativa de salvar estos árboles, que podrían convertirse, según se pensó, en un magnífico material para hacer bonsáis. El árbol fue confiado a Kawabe después de haber pasado por las manos de otros muchos artesanos, que no habían podido devolverle la salud.

“Supongo que si las cosas no fueron bien fue por una insuficiente comprensión del entorno en el que había crecido este árbol. De suyo, el ichii es una especie de gusta de los terrenos ligeramente ácidos. Pero este ejemplar ha crecido en un suelo alcalino con fuerte presencia de calcio, pues esa zona es una emergencia de antiguos fondos marinos y está llena de fragmentos de conchas. Como había estado allí durante más de 350 años, el árbol se las había arreglado para adaptarse de alguna forma a aquel suelo. Y entonces, sin demasiada reflexión, fue trasplantado a una tierra ligeramente ácida, un cambio que no pudo superar. Le dediqué dos años y, en dos etapas, lo trasplanté a una maceta. Y lo hice guiado siempre por su voz”.

A la izquierda, el bonsái bautizado Kizahashi, un shimpaku (enebro de la China) de la región de Tōhoku, de 95 cm de altura y una edad de más de 1.000 años (fotografía: Sugisaki Miho). A la derecha, el Kaga Ichii, que tiene una altura de un metro (fotografía: Sawano Shin’ichirō).

La quintaesencia de la cultura artesanal

Se dice de los artesanos japoneses que, no conformes con sus cinco sentidos, dedican a sus manufacturas incluso el sexto. Los buenos escultores de imágenes budistas, por ejemplo, afirman que sus figuras las extraen de la madera. Se dice que en Occidente el artista utiliza un material y con él va dando forma física a la imagen que ha concebido en su cabeza; frente a él, el escultor japonés de imágenes budistas entiende que la imagen está ya en el interior del tronco y que su labor es excavarla para sacarla de ahí.

Kawabe fabrica casi todos los instrumentos que utiliza. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

En el clásico de la jardinería Sakuteiki, un libro escrito en el periodo Heian (794-1185) que sigue siendo la biblia de los jardineros japoneses, se insta a identificar la voluntad de cada piedra a la hora de colocarla en el jardín y a respetar esa voluntad, anteponiéndola a los deseos del jardinero de encontrar un buen sitio para ella.

El arte de Kawabe participa de ese mismo espíritu. Se entrega a los árboles en cuerpo y alma, escucha su voz y presta ayuda a cada ejemplar para dotarlo de la forma que cada árbol desea.

“Los humanos pensamos que haciendo esto o lo otro podemos darle al árbol un aire más aparente o bello, pero todo eso debe quedar en un segundísimo plano. La prioridad absoluta es la savia del árbol, su vida. Porque no hay nada que supere al brillo de la vida”.

Esa es la esencia de la cultura artesanal. Extraer vida del material tratado. La belleza no es algo creado por el ser humano. Es algo que reside en la vida.

El artesano en el jardín de su casa. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

Fotografía del encabezado: Kawabe ante una de sus creaciones, hecha a partir de un shinpaku o enebro de la China con más de 1.000 años de vida. (Fotografía: Sawano Shin’ichirō)

*Durante el periodo de apertura de la exposición Sekai Bonsai Taikai in Saitama (del 27 al 30 de abril de 2017), tres obras de Kawabe Takeo fueron expuestas en el área Concourse de la estación de Ōmiya (Saitama).

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