En busca de los árboles gigantes

En busca de los árboles gigantes: 9. A la espera de la primavera

Cultura

Aunque el calendario diga que la primavera acaba de empezar, en las regiones septentrionales de Japón impera todavía el frío. Pero los árboles trabajan en secreto, preparándose para el esperado acontecimiento. Si se los observa de cerca podrá verse que, incluso los que han perdido todo su follaje y se muestran desnudos, ya han coronado los extremos de sus ramas con las yemas de invierno.

Pasado lo más álgido del invierno, los árboles comienzan a prepararse para echar brotes y florecer. Ya no falta mucho para ese momento, y entonces será como si la energía que han venido almacenando durante el invierno se desbordase.

Los árboles, que se habían desprendido previamente de sus hojas para superar el crudo invierno, habían entrado en fase de letargo, no sin antes desarrollar sus yemas de invierno. Y son estas las que ahora, llegada la primavera, crecen y echan hojas y flores.

Entre las especies caducifolias que llegan a convertirse en árboles gigantes están el olmo keyaki y el ginkgo. Junto a ellos, tenemos también el katsura. Los brotes de invierno del katsura dan flores de un rojo intenso antes de que hayan salido las hojas y es envueltos ya en ese color como estos árboles esperan la llegada de la primavera. Imaginemos las bellas hojas que caracterizan el katsura, en forma de corazón, durmiendo todavía en lo más profundo de esas yemas invernales. ¿No es como si de un momento a otro ese sentimiento de impaciencia ante la llegada de la primavera fuera a desbordarse?

Es una época en que el sol comienza a calentar, pero el frío se hace sentir todavía en las horas crepusculares. Ver cómo los brotes van cobrando volumen reporta a los humanos la certeza de que la esperada primavera está ya a la vuelta de la esquina.

El Katsura de los Mil Troncos de Chōkai (prefectura de Akita)

Especie: Katsura (Cercidiphyllum japonicum), familia Cercidiphyllaceae, género Cercidiphyllum
Dirección: Kurisawa, Chōkai-machi, Yurihonjō-shi, Akita-ken 015-0503
Perímetro del tronco: 17,6 m.
Altura: 40 m.
Edad: 800 años
Designado Monumento Natural Prefectural.
Tamaño ★★★★★
Vigor ★★★★★
Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★★
Majestuosidad ★★★★

Estamos en Yashima, uno de los distritos de la ciudad de Yurihonjō, en la zona meridional de la prefectura de Akita (Norte). Es una de esas áreas montañosas tan recónditas que se hacen acreedoras a la tradición de haber servido de refugio a los samuráis que se dispersaron por el país tras la derrota del clan de Taira frente al de Minamoto. En una ladera próxima al núcleo de población de Kurisawa, situado en medio de la naturaleza, se yergue el llamado Katsura de los Mil Troncos.

Debido a que los katsura tienden a nacer formando agregados de un gran número de pequeños troncos, en todo el país hay ejemplares gigantes de esta especie que reciben este nombre. Pero este es uno de los mayores entre todos ellos. El que alguna vez fue su tronco principal ya no existe y en su lugar se desarrolló un intrincado conjunto de brotes que han acabado por formar un nuevo tronco. Por su aspecto ofidio, dicen que este árbol recibe también el nombre de Katsura de las Mil Serpientes.

Visité el lugar a mediados de abril, la época del año en que se abren las yemas. En las ramillas apuntaban ya unas flores de color rojo, que adquieren un llamativo color escarlata especialmente en los ejemplares masculinos. Y como el katsura florece antes de cubrirse de hojas, siendo en esto igual a los cerezos sakura, da la impresión de que todo el árbol arde en intenso rojo. Este ejemplar alcanza los 40 metros de altura y su silueta es realmente magnífica. Contemplar un katsura de estas dimensiones en plena floración es, desde luego, una experiencia inolvidable. Y como las hojas salen inmediatamente después de las flores, todo el proceso se completa en apenas dos días. Un regalo primaveral del katsura que no hay que dejar pasar.

Las mediciones in situ nos informan de que el conjunto del tronco de este katsura tiene un perímetro de 17,6 metros, siendo uno de los tres mayores del país. Los alrededores estuvieron una vez cubiertos por bosque primario, pero hace algunos años fueron acondicionados para atraer el turismo y contribuir así a revitalizar la economía del municipio. La visita resulta muy cómoda, ya que el camino forestal que conduce al árbol ha sido pavimentado y los árboles de los alrededores, talados. La fama de este ejemplar se propagó por el país en 1989, cuando apareció en una selección de los 100 árboles más notables del país realizada por el Ayuntamiento de Osaka y el periódico Yomiuri Shimbun. Además, el alto en el que se encuentra este katsura forma un mirador con espléndidas vistas al Chōkai-san, un volcán que se asemeja al Fuji.

El Gran Katsura de Wachi (prefectura de Hyōgo)

Especie: Katsura (Cercidiphyllum japonicum), familia Cercidiphyllaceae, género Cercidiphyllum
Dirección: Wachi 709, Muraoka-ku, Kami-chō, Mikata-gun, Hyōgo-ken 667-1347
Perímetro del tronco: 15,35 m.
Altura: 39 m.
Edad: 1.000 años
Designado Monumento Natural Prefectural
Tamaño ★★★★
Vigor ★★★
Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★
Majestuosidad ★★★★

Se trata de otro ejemplar gigante de katsura, pero esta vez de sexo femenino, que se encuentra en el Jardín Botánico de la Meseta de Tajima, en Kami, un municipio de la zona norte de la prefectura de Hyōgo. El Gran Katsura de Wachi es el símbolo del jardín botánico y se dice que la propia razón de ser del jardín es proteger este ejemplar y las fuentes de agua de la zona. Quien lo vea por primera vez, oculto en el bosque de la parte más profunda del jardín, se sorprenderá del lugar en el que se alza. Algo más arriba se encuentra el nacedero de un arroyo de apenas un metro de anchura, pero con un caudal diario de 5.000 toneladas de agua, que corre a los pies del árbol y sirve de manantial principal al río Takasakagawa. Muchos katsura crecen a orillas de un río, pero este gigantón lo hace literalmente a horcajadas sobre él, algo que es mucho más insólito. Por mucho que uno trate de imaginar qué serie de hechos ha conducido a esto, no halla la respuesta. Es cierto que el katsura es una especie amante de las vías fluviales, pero una comunión tan perfecta como esta no es nada fácil de encontrar, por lo que este ejemplar constituye un caso verdaderamente raro incluso a nivel nacional. Siempre en contacto con el agua, la zona inferior del árbol está cubierta de un aterciopelado manto de musgo de intenso color verde que parece proporcionar confort a este árbol tan aficionado a la humedad.

El tronco principal original ya no existe y muchos de los secundarios que lo rodeaban también han desaparecido, pese a lo cual el ejemplar ha desarrollado una notable altura y sigue mostrando una gran pujanza. El camino de tablas de madera que conduce hasta el árbol termina en un bebedero donde se puede degustar el “agua milenaria del katsura”, que ha sido incluida en la selección de las cien mejores aguas del país por el Ministerio del Medio Ambiente.

Visité el lugar comenzado ya el deshielo, justo antes de que el árbol despertase del letargo invernal y abriese sus yemas. El sol brillaba en lo alto y hacía llegar su luz a través del filtro del follaje de los árboles. Al arrullo del manantial, pasé unos momentos de lujo en compañía de este árbol gigante.

La zona norte de la prefectura de Hyōgo alberga una nutrida colonia de katsura y es una verdadera mina de katsura gigantes. En la estación de los brotes, podemos echar a andar y visitar algunos otros ejemplares de interés. Quedaremos cautivados por la no siempre reconocida belleza de sus flores.

Los Grandes Keyaki del Santuario de Negoya (prefectura de Yamanashi)

Especie: Keyaki (Zelkova serrata, familia de las Ulmáceas, género Zelkova)
Dirección: Aza-Negoya 5336, Egusa, Sutama-chō, Hokuto-shi, Yamanashi-ken 408-0103
Taki (árbol situado a la izquierda en la fotografía)
Perímetro del tronco: 11,2 m.
Altura: 20 m.
Edad: 1.000 años
Hataki (árbol situado a la derecha en la fotografía)
Perímetro del tronco: 12 m.
Altura: 21 m.
Edad: 1.000 años
Designado Monumento Natural Nacional
Tamaño ★★★★★
Vigor ★★
Porte ★★★
Calidad del ramaje ★★
Majestuosidad ★★★★

Es muy común encontrar olmos keyaki gigantes en los santuarios sintoístas del país. Desde antiguo existe la costumbre de disponer keyaki a ambos lados de los caminos, como guía para que los peregrinos dirijan sus pasos a los lugares de culto. Casi todas estas parejas de keyaki son llamadas cariñosamente los “esposos keyaki”.

Pero una pareja de keyaki formada por árboles cuyos respectivos troncos superen los 10 metros de perímetro es algo que probablemente solo pueda encontrarse en el santuario de Negoya. El ejemplar que se encuentra a la derecha, mirando hacia el santuario, recibe el nombre de Hatagi (literalmente, “árbol del huerto”), mientras que el de la izquierda es conocido como Tagi (“árbol del campo de arroz”). Las yemas de estos dos árboles suelen abrirse cada año con un cierto desfase. Si es Hatagi el que se adelanta, se dice que será un buen año para las hortalizas. Si es Tagi, se augura una buena cosecha arrocera. Las raíces de ambos árboles abrazan grandes piedras, de lo que se deduce que alguien los plantó, un hecho muy interesante, si consideramos que en esta región de Yamanashi se desarrolló un importante culto megalítico.

En fotografías tomadas a inicios de la era Shōwa (1926-1989), los dos árboles ostentan una gran copa y se ven magníficos. Pero en abril de 1968 Hataki se vio afectado por un incendio que le produjo una gran oquedad en el tronco y le restó vigor. Los efectos se hicieron sentir también en Taki, cuyo tronco se quebró y ahuecó de similar manera. Hasta hace unos 20 años, los dos mostraban una triste figura, pues de su grandeza apenas quedaban algunas gruesas ramas.

Fue hace unos 10 años cuando nuestra pareja recibió la visita y los cuidados intensivos de un dendrólogo. Se les cambió la tierra en contacto con las raíces y para que la de la superficie no quedase apelmazada por las pisadas, se colocó alrededor una verja móvil y se tomó otras medidas de protección. La pavimentación de una sección del camino que pasa a su pie también sufrió algunos cambios y se consiguió así que el árbol recibiera un mejor suministro de agua. Mirando las ramas y hojas que lucen hoy en día nadie diría que son los mismos. Por lo visto, están ya fuera de peligro.

La senda que pasa junto al árbol es el Camino de Obi, y estas inmediaciones tuvieron en su día gran importancia, pues conectaban los antiguos países o feudos de Shinshū (actual prefectura de Nagano) y Kōishū (Yamanashi). Es una tierra donde la estirpe de los señores de Takeda ha dejado su impronta, quedando como testigo de esa historia el castillo de Shishiku, en la ladera de uno de los montes próximos. Se ha reconstruido también una antigua plataforma desde la que en otros tiempos se enviaban señales de humo. Se cree que en aquella gloriosa época de guerreros estos árboles tendrían ya 500 años de vida y serían de considerables dimensiones. No cuesta imaginar que el heroico Takeda Shingen se hubiera acercado a ellos para ofrecer sus oraciones y asegurarse así alguna victoria.

Texto y fotografías: Takahashi Hiroshi

Ecología naturaleza