El agua en Japón

Agua corriente de Japón: segura y de buen sabor

Cultura

El agua corriente que sale del grifo es un bien familiar, pero incluso en ella podemos apreciar el peculiar gusto por el detalle de los japoneses. El objetivo es lograr un agua segura y digna de confianza, pero también de buen sabor. El Departamento de Aguas de Tokio se esfuerza con tesón por lograr ese objetivo.

Agua corriente de Japón: datos básicos

-Toda el agua corriente (entubada) del territorio japonés es potable.

-El agua de los lugares públicos en los que se puede beber, como parques o estaciones, no presenta ningún problema.

-El agua corriente que se ofrece en restaurantes y demás es completamente gratuita.

Cuando nos alojamos en un hotel de categoría en Japón, en muchas ocasiones encontramos botellas de agua mineral en la habitación. Es importante ingerir mucho líquido para que nuestro cuerpo pueda recuperarse tras el cansancio del viaje. Sin embargo, antes de estirar la mano hacia esa botella me gustaría que reflexionáramos sobre otra agua: la del grifo.

Si creemos que el agua embotellada es más segura que el agua corriente, nos estamos apresurando en nuestro juicio. Lo cierto es que, entre los expertos en la calidad del agua, hay muchos que aseguran no comprar nunca, en Japón, agua embotellada, y beber en cambio siempre el agua del grifo.

51 pruebas de calidad para el tratamiento del agua

El motivo por el que el agua corriente de Japón merece tal confianza es el exhaustivo control de calidad al que se somete. El agua que llega hasta el grifo ha tenido que superar un control compuesto de 51 partes, establecido por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar. La prueba está formada por 31 estándares con los que se comprueba que el agua no produzca efectos nocivos sobre la salud de los consumidores, como cáncer o envenenamiento, y otros 20 que ponen a prueba la falta de características extrañas, como coloración, turbiedad u olor, que pudieran ocasionar malestar en su uso cotidiano. Es un número de estándares superior al que se emplea para el agua mineral, según las leyes de control de productos alimenticios.

El Departamento de Aguas de Tokio, para lograr un nivel aún mayor de seguridad, realiza pruebas con cerca de 200 elementos.

“Yo no compro ni bebo agua embotellada, porque sé que el agua corriente que tenemos por todas partes es segura y deliciosa.”

Son palabras de Hashimoto Takashi, director de la planta depuradora de Misono, en el distrito tokiota de Itabashi, que proporciona agua corriente a los 13 millones de habitantes del área metropolitana de Tokio. Se revela por sus palabras el gran orgullo que sienten los responsables de la distribución del agua corriente de la metrópoli, también como ciudadanos y consumidores.

A la izquierda el director de la planta depuradora de Misono, Hashimoto. A la derecha, el encargado de las instalaciones, Ogasahara Atsushi.

La planta depuradora de Misono tiene capacidad para 300.000 metros cúbicos de agua por día. Es una de las cinco plantas depuradoras que realizan una limpieza avanzada del agua, de entre todas las instalaciones que mantiene el Departamento de Aguas de Tokio.

“El tratamiento avanzado del agua conlleva, además de la limpieza común del agua, un tratamiento con ozono y un proceso de absorción por carbón activado. Al añadir estos dos elementos se elimina toda la materia orgánica minúscula que no se ha podido limpiar mediante los métodos convencionales.” dice Hashimoto.

Se trata de un sistema de la mayor eficacia, del cual Tokio puede sentirse orgullosa.

Un sistema de tratamiento del agua basado en tecnología punta

Si visitamos el llamado “pozo de contacto con el ozono”, que se encuentra en la planta de tratamiento con ozono, veremos, al otro lado del cristal, una columna de burbujas que asciende desde un tubo horizontal de unos diez centímetros de diámetro.

Según Hashimoto, “Esas burbujas son aire con ozono. En este lugar ponemos en contacto el agua con el ozono. Hacemos todas esas burbujas pequeñas para que, aumentando el tiempo en que la superficie total del aire está en contacto con el agua, los efectos del tratamiento se acentúen. El tiempo total de contacto es de unos 20 minutos.

El ozono es un fuerte oxidante, y mediante este paso las sustancias que todavía puedan quedar en el agua quedan desintegradas. Se trata de sustancias como los elementos que conforman el trihalometano, considerado cancerígeno, o materiales que producen olor a moho. Por otro lado, es necesario tener un cuidado especial al manejar el ozono, precisamente por ser un oxidante tan potente.

“Si entra en contacto con tubos de hierro común, los oxida enseguida. Por eso aquí usamos materiales de un acero especial”, dice Ogasahara.

Izquierda: generador de ozono, de tamaño superior a una persona adulta. Derecha: el interior del “pozo de contacto con el ozono”, a través del cristal

Parte lateral del pozo de absorción por carbón activado

El agua recibe, además del tratamiento normal de depurado, el tratamiento con ozono. Y durante el proceso avanzado se realiza un segundo ciclo de depuración, por si acaso. El lugar en el que se llevan a cabo este proceso son los doce pozos de absorción por carbón activado. Aquí también se puede ver el fondo de los pozos a través de un cristal. Cada pozo presenta una capa de 2,5 metros de carbón activado, capaz no solo de absorber las impurezas disueltas por el ozono, sino también de descomponer las impurezas más diminutas que puedan quedar en el agua gracias a los microorganismos que proliferan en los carbones activados. Los materiales utilizados son similares a los de un purificador de agua casero, pero para poder tratar la gran cantidad de agua de una planta depuradora se necesita una gran superficie de contacto; un solo pozo de la planta de Misono mide 100 metros cuadrados.

“La capacidad de absorción del carbón activado se reduce en cuatro o cinco años. Es por eso por lo que en el Departamento de Aguas lo cambiamos cada cuatro años”, dice Ogasahara.

Actualmente el agua corriente del área metropolitana de Tokio proviene en un 80 % del sistema de drenaje de los ríos Tonegawa y Arakawa y en un 20 % del Tamagawa. Sin embargo, solo el agua del primero se ve sometida al proceso de limpieza avanzada, mientras que el segundo recibe el tratamiento normal. ¿Será que el agua del Tamagawa es más segura?

“La calidad del agua del Tamagawa mantiene un gran nivel de pureza en el curso superior del río, por lo que no es necesario someterla a la limpieza avanzada; para esa clase de limpieza hay establecido un baremo del tipo de agua que la requiere. En los lugares en los que las fuentes de agua están más limpias no es necesario realizar una limpieza avanzada. Por el contrario, los sistemas fluviales del Tonegawa y del Arakawa presentan un agua comparativamente peor que la del Tamagawa; gracias a esa limpieza avanzada logramos elevar su calidad hasta los mayores niveles”, dice Hashimoto.

(Arriba a la izquierda) pozos de sedimentación inclinada, que logran una mejor sedimentación de la turbiedad del agua; (arriba a la derecha) las instalaciones en las que se recoge el agua tras la limpieza avanzada cuentan con paneles solares en el tejado; (abajo) Instalaciones para aguas industriales y pozo de rápida sedimentación

Objetivos: agua de confianza, segura, y también “deliciosa”

De esta manera, el agua de Tokio se mantiene a nivel “digno de orgullo ante el mundo”, según el Departamento de Aguas de Tokio, gracias tanto a la pureza del agua del curso superior del río Tamagawa como a la limpieza avanzada del agua de menor pureza de los ríos Tonegawa y Arakawa. No obstante el objetivo del tratamiento de las aguas no se limita al incremento de su seguridad. También se aspira a mejorar su sabor.

Esto muestra el nivel de compromiso de la metrópoli hacia sus objetivos de calidad en relación con el sabor, cuyos estándares son mucho más estrictos que los requisitos de ocho apartados que se exigen a nivel nacional. Para poder considerar que el agua tiene buen sabor es necesario que no presente olor a hipoclorito de calcio o moho. Partiendo de esa base, el Departamento de Aguas se plantea como objetivo reducir al máximo el contenido de esos elementos en el agua.

Por ejemplo, un origen del olor a hipoclorito de calcio es el cloro residual. La ley exige la desinfección del agua corriente mediante cloro con una concentración de entre 0,1 mg/l y 1,0 mg/l. Sin embargo en la zona metropolitana de Tokio el nivel máximo permitido es menos de la mitad del máximo nacional: 0,4 mg/l. Se trata de un nivel en el que la mayoría de los usuarios no pueden percibir ningún olor a cloro desinfectante (uno de los tipos de olor a hipoclorito de calcio).

“El cloro residual tiene la capacidad de suprimir el crecimiento de las bacterias; al llegar al grifo del consumidor, el agua debe contener al menos un 0,1 mg/l de esta sustancia. Entre la planta depuradora y el hogar del consumidor, el cloro residual se va perdiendo, pero la cantidad que lo hace varía dependiendo de la temperatura y otros factores. Es por eso por lo que hay que esforzarse por lograr los mínimos establecidos por el Gobierno, sin llegar a introducir demasiado cloro residual en el agua”, dice Hashimoto.

Si, anticipando que la cantidad de cloro en el agua que llega a los ciudadanos de Tokio desciende en el trayecto hasta sus hogares, se añade aún más de lo normal en la depuradora, quienes viven cerca de la misma reciben agua con una concentración relativamente alta de cloro. Para evitarlo, el Departamento de Aguas de Tokio realiza ajustes inmediatamente antes de enviar el agua. Además de controlar una última vez el nivel de cloro antes de que el agua salga de la planta depuradora, en una parte de las plantas de distribución que hacen llegar el agua a los hogares se añade cloro extra. De esta manera se mantiene un buen sabor en el agua, sin importar la distancia que medie entre el grifo en cuestión y la planta depuradora. La cantidad de cloro a añadir depende de cálculos basados en la temperatura de cada día. Gracias a estos ajustes inmediatamente anteriores al envío del agua se puede mantener ese objetivo de 0,4 mg/l. El porcentaje de éxito en este sentido, en 2015, fue de un 89 %.

Además de estos desafíos técnicos, el Departamento de Aguas de Tokio lleva a cabo diversas iniciativas, entre las que se encuentra la protección y el cuidado de los bosques cercanos a las fuentes del curso superior del río Tamagawa. Un litro de agua corriente cuesta 0,2 yenes (según precios del año fiscal 2014). Al comparar este precio con el del agua mineral que se encuentra en el mercado, la diferencia resulta evidente. Si unimos a una administración altamente eficiente la seguridad y el buen sabor del agua nos daremos cuenta de que el agua corriente de Tokio está contribuyendo a ofrecer un mejor entorno no solo a las clases adineradas, sino a todos los ciudadanos.

Bombas de distribución para mover el agua dentro de la planta depuradora. Existen bombas similares en diversos puntos del área metropolitana de Tokio, para lograr que el agua corriente se mueva con casi la misma presión en todos los puntos de la ciudad

Disfrutar del agua corriente en todo el país

No obstante, entre los propios japoneses todavía hay quienes, movidos por los prejuicios, expresan preocupación sobre la seguridad del agua corriente, o se quejan de su olor a hipoclorito de calcio. Así las cosas, según la Japan Water Works Association (JWWA, Asociación de Aguas de Japón), en los últimos años se ha venido incrementando por todo el país la cantidad de agua corriente que se envasa en botella de plástico o lata de aluminio para su venta, así como el número de eventos en los que se distribuye. Es como si hubieran concentrado sus esfuerzos en hacer saber a la gente que el agua corriente ahora tiene un buen sabor.

Puede ser buena idea disfrutar del agua corriente de los lugares a los que vamos de viaje. A diferencia de muchas de las aguas minerales embotelladas, el agua corriente es como un tesoro portátil, gracias al cloro residual y su capacidad de suprimir durante más tiempo la aparición de microorganismos. La JWWA recomienda utilizar termos para llevar el agua con nosotros; no necesitamos tirar a la basura la botella de plástico tras el uso, con lo que ayudamos a cuidar el medio ambiente. Quizá resulte interesante comparar las aguas de todo Japón, de esta forma.

Agua corriente de Tokio, embotellada. En la etiqueta, el mensaje “Pruebe el sabor de un agua corriente de la que nos sentimos orgullosos ante el mundo”

Colaboración: Departamento de Aguas de Tokio

Texto: Masuda Miki
Imágenes: Miwa Noriaki

(Artículo traducido al español del original en japonés)

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