Tokio, ciudad fotográfica

La cultura fotográfica de Japón (3): Itō Takahiro, conservador del Museo de Fotografía de Tokio

Cultura

Son pocos los museos públicos del mundo dedicados a la fotografía y las imágenes de vídeo. En Japón, el Museo de Fotografía de Tokio, reinaugurado tras una reforma en 2016, desempeña un importante papel en la difusión de la cultura fotográfica del país. Hablamos sobre la evolución de esta disciplina con Itō Takahiro, conservador de estas instalaciones y artífice de una muestra en la que se presenta la obra de fotógrafos que desarrollaron su actividad desde la década de 1990.

Atracción por la obra de Wolgang Tillmans

Los inicios del interés de Itō Takahiro por la fotografía se remontan a una serie de fotógrafos nacidos entre las décadas de 1960 y 1970 que desarrollaron su carrera en el decenio de 1990, empezando por Sanai Masafumi. En la universidad no se especializó en arte, pero durante su tercer año de estudios universitarios trabajó por horas en una librería en la que se vendían numerosas obras escritas de temática artística, de ahí que tuviera la oportunidad de entrar en contacto con libros de fotografía de diverso tipo, además de organizar diferentes actividades relacionadas con ellos. En esa época tuvo acceso a muchas obras y autores, cuyos nombres fue memorizando. Todo ello despertó en él un fuerte interés en la fotografía, de ahí que en la escuela de posgrado se decidiera a aprender más sobre esta disciplina de la mano del profesor Kuraishi Shino, crítico de arte y fotografía.

En 2003, el profesor Kuraishi fue el encargado de organizar una muestra sobre Nakahira Takuma en el Museo de Arte de Yokohama, de ahí que Itō leyera con gran atención los libros de Nakahira. La influencia de este último en su forma de entender y ver la fotografía es patente. Sin embargo, esta fue tal que el propio Itō era consciente de este hecho y quería distanciarse de ella, de ahí que se decidiera por dedicar su labor a la fotografía objeto de su interés, la que se realizó a partir de la década de 1990.

Así fue como comenzó a sentir un gran interés por la obra del fotógrafo alemán Wolgang Tillmans. A Itō le atrajo el hecho de que las imágenes que este captaba, aunque cotidianas, reflejaban con fuerza y elegancia la situación política del momento, así como su condición de homosexual. El mensaje que el artista quiere transmitir es claro, pero no llega a límites exagerados; lo hace de forma exquisita. Itō pensaba que ese estilo apenas se podía encontrar en Japón. De hecho, fueron muchos otros los japoneses que también se vieron influidos por el fotógrafo alemán.

Su curiosidad por averiguar cómo tomar ese tipo de imágenes lo llevó incluso a emplear, durante un tiempo, la misma cámara que utilizaban Tillmans y Sanai. No obstante, más que captar imágenes en sí, lo que le hacía disfrutar particularmente era el proceso de elegirlas y colocarlas. Cada vez eran más las oportunidades que tenía de entrar en contacto con la fotografía, algo que avivó en él el interés de organizar exposiciones y diseñar libros de fotografía. Ese interés se traduce precisamente en la labor que realiza en la actualidad.

La importancia de los libros de fotografía

Si analizamos la historia de la fotografía en Japón, nos daremos cuenta de la existencia de ciertos grupos de fotógrafos y críticos de fotografía artífices de nuevas corrientes, entre los cuales destacan VIVO y provoke. No obstante, en el caso de los artistas de la década de 1990, la formación de grupos y las colaboraciones entre los profesionales en la creación de obras no es algo que se perciba a primera vista. Diferentes estudios han mostrado que existía rivalidad entre ellos y que iban comprobando mutuamente el desarrollo de sus carreras.

Los diseñadores encargados de la elaboración de libros de fotografía desempeñaron un papel importante en esos vínculos. Durante muchos años, los fotógrafos japoneses han considerado los libros de fotografía como el vehículo máximo de presentación de sus obras, el punto de llegada de su expresión. La relación entre ellos y los diseñadores era muy profunda; estos últimos facilitaban el intercambio de información, mientras que los primeros se estimulaban mutuamente. A partir de la década de 1980, fueron surgiendo galerías especializadas en fotografía y museos de arte que contaban con un departamento para esta disciplina, de ahí que también se diversificaran las tendencias entre los profesionales. No obstante, los libros de fotografía continuaron siendo el principal vehículo de transmisión, mientras que los diseñadores se convirtieron en el enlace entre los fotógrafos.

Por otra parte, históricamente los fotógrafos japoneses han sido conscientes de la importancia del lenguaje, de ahí que en muchas ocasiones se hayan expresado en términos críticos. En comparación con esta tendencia, puede decirse que los fotógrafos de la década de 1990 no fueron dados a verbalizar el concepto de su obra, entre otros aspectos. No es posible determinar hasta qué punto eran conscientes de ello, pero es cierto que sentían una fuerte inclinación por expresarse exclusivamente a través de la fotografía, como muestra de oposición hacia una generación que hacía pleno uso de la palabra. No obstante, no se trata simplemente de que carecieran de interés por la palabra o exigieran que solo se prestara atención a las imágenes, sino que, más bien, eran sumamente conscientes de los peligros que entraña explicar la fotografía mediante el lenguaje; no querían tomar fotos que fueran fáciles de explicar de forma verbal ni modificar su interpretación a través de las palabras.

Puede percibirse cierta seriedad en sus obras. En el caso de las instantáneas, ocurre que existe ya un fotógrafo estrella que ha captado el mismo lugar, o que el paisaje urbano se estandarice y se pierda el caos característico de las vistas de antaño. Muchos artistas se preocupaban por qué temática elegir para sus obras y tenían una opinión seria sobre la expresión. Todo ello se traslada al papel fotográfico.

Fotógrafos famosos a partir de la década de 1990

El Museo de Fotografía de Tokio alberga una exposición de las principales obras de los fotógrafos que desarrollaron su actividad a partir de la década de 1990. La muestra, titulada Ima Kokoni Iru: Heisei wo Scroll suru Shunki, es una ocasión única de contemplar sus trabajos, que hasta la fecha se habían limitado prácticamente a los libros de fotografía. Estos ejemplares se han convertido en un bien escaso de difícil acceso.

Aunque será necesario que pase más tiempo para comprender su obra, la exposición podría servir para que aumente el interés del público por estos fotógrafos y surjan diversas discusiones sobre su trabajo. En los últimos tiempos, parece que está aumentando el interés por estos artistas en el extranjero. Itō espera que sean muchas las personas de otros países que acudan a la muestra y conozcan su interesante obra.

Texto: Matsumoto Tomoki (T&M Projects)
Imágenes: Takahashi Munemasa

Exposición Ima Kokoni Iru: Heisei wo Scroll suru Shunki

  • Lugar: Museo de Fotografía de Tokio
  • Fechas: del sábado 13 de mayo al domingo 9 de julio de 2017
  • Precio: 500 (general), 400 (universitarios) y 250 (estudiantes de secundaria y mayores de 65 años)

Más información en el sitio web oficial del Museo de Fotografía de Tokio, disponible en inglés, japonés, chino y coreano.

(Traducción al español del original en japonés)

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