El apasionante mundo de la papelería japonesa
Tepra, 30 años de impresoras de etiquetas
Guíade Japón
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De las oficinas y las fábricas a los hogares
Introducir el texto deseado, pulsar el botón de imprimir y esperar a que la máquina expulse la etiqueta para pegársela al objeto en cuestión. Quienes hayan trabajado en una empresa habrán visto al menos una Tepra, una máquina de impresión de etiquetas que facilita la elaboración de lo que luego se pegará en archivadores, taquillas e incluso en la maquinara.
El fabricante de artículos de papelería King Jim sacó a la venta el primer modelo de Tepra en 1988. Uehara Takayuki, encargado de la sección dedicada a las impresoras de etiquetas, recuerda los comienzos:
“Las oficinas empezaban a introducir equipos para automatizar el trabajo en esa época. En aquel entonces, nuestro principal producto eran los archivadores, pero nos planteamos si la empresa debía seguir ese mismo rumbo y, con la automatización en mente, nos preguntábamos si no sería mejor desarrollar algún artículo de papelería electrónico. Así nació Tepra, un artículo compatible con nuestro negocio principal, ya que se podía utilizar para etiquetar nuestros archivadores. Pensamos que se vendería bien”.
Cada persona tiene un tipo de escritura diferente, pero, si se utilizan etiquetas impresas, se puede identificar todos los archivos con la misma fuente. Además, la letra bonita que genera la máquina de etiquetas permite identificar fácilmente cada archivador, que se presentará de forma ordenada cuando se coloque con el resto en una estantería.
El objetivo de King Jim fue, por una parte, un acierto, pero también, en cierto sentido, un error. Las impresoras Tepra, útiles para clasificar archivadores, generaron otra demanda.
“En las oficinas, las impresoras de etiquetas se utilizan para identificar no solo los archivadores, sino también el resto de artículos de escritorio, mientras que en las fábricas sirven para imprimir las advertencias relacionadas con la seguridad en el trabajo. Las letras de las etiquetas de Tepra no se borran al mojarse, de ahí que los consumidores se percataran de su utilidad y surgieran otros usos”, comenta Uehara.
Las impresoras de etiquetas Tepra no tardaron mucho tiempo en dar el salto a los hogares. Por ejemplo, las etiquetas podían utilizarse para identificar las cosas de los niños, los condimentos de cocina o los recipientes en los que se conservaban ciertos alimentos; también ayudaban a clasificar los cajones donde se guardaba la ropa. En aquella época, en la que el DVD todavía no había sustituido a las cintas de vídeo como método de grabación de los programas de televisión, eran muchas las personas que imprimían etiquetas para organizar su colección de vídeos, o de casetes, en el caso de la música. Los consumidores gustaban de la facilidad con la que se podía introducir los nombres, de ahí que se superaran las expectativas del fabricante, cuya idea era su uso para clasificar archivadores, y fueran los propios usuarios quienes ampliaran sus funciones según sus necesidades.
Más de 350 rollos diferentes
Hasta la fecha, se han desarrollado unos 70 modelos de Tepra. Estos varían en precio y funciones y pueden dividirse en cinco tipos: los de alta tecnología, que incorporan funciones avanzadas; los básicos, que incluyen las opciones estándar; los simples, cuyo precio es asequible; los específicos para uso doméstico y los que se pueden utilizar en combinación con un ordenador.
Entre los modelos más característicos a lo largo de la historia de Tepra, encontramos el primero en incluir un teclado, que salió al mercado en 1992. El cambio de la rueda de caracteres al teclado era un fiel reflejo de una realidad de la época: la difusión de los ordenadores.
Los rollos para imprimir las etiquetas evolucionaron ese mismo año. Al principio, los rollos se laminaban, pero las mejoras en la tinta hicieron que esta se borrara con mayor dificultad, incluso si no se laminaba y, por lo tanto, bajó también el precio. Posteriormente, el tipo de rollos disponibles aumentó vertiginosamente. Además del tipo tradicional, de 12 milímetros de ancho, se pusieron a la venta rollos de seis, nueve, 12 y 24. En 1997, la esperada demanda en las fábricas motivó la comercialización de rollos de 36 milímetros.
“Hasta entonces, aumentar el ancho de los rollos implicaba que las letras de los bordes se borraran, pero las mejoras permitieron lograr una impresión clara. Los rollos de 36 milímetros de ancho se utilizan en fábricas para resaltar las advertencias, entre otros usos”, cuenta Uehara.
En la actualidad, se venden más de 350 tipos de rollos. Por ejemplo, los que vienen con imanes, útiles para pegarlos en las pizarras blancas que se utilizan durante las reuniones o en el material de oficina de acero; los que se pueden pegar en los tejidos al plancharlos; los que están hechos con tela de lazo o con cinta de enmascarar; los que se pueden pegar en los cables, que tienen una parte de color blanco, donde va impreso el texto, y una transparente, por la que se pegan; o los fosforescentes, que brillan en la oscuridad y pueden verse incluso cuando hay cortes de luz. Existe, además, un tipo de rollo que no transparenta y que se puede utilizar para correcciones, esto es, para pegarlo encima de otro cuando el texto contiene errores. Según Uehara, este tipo se desarrolló cuando el IVA pasó del 5 % al 8 % en Japón, de ahí que los principales consumidores sean comercios pequeños.
Fuentes y dibujos bonitos
En los comienzos, fueron los usuarios quienes superaron las expectativas de la firma y fueron buscando diferentes usos a las impresoras de etiquetas. Sin embargo, la realidad es distinta en la actualidad. King Jim es consciente de los cambios en la sociedad y presta atención a las necesidades de los consumidores a la hora de desarrollar sus productos.
En 2013, se produjo un auge de la elaboración de accesorios y otros complementos a mano entre las mujeres y, consecuentemente, se puso a la venta un modelo de Tepra orientado a este mercado, de nombre Girly Tepra. Esta impresora de etiquetas incorpora fuentes y dibujos bonitos y la posibilidad de poner marcos y de utilizar con facilidad rollos en tela de lazo o con cinta de enmascarar. En noviembre de ese año ya había un segundo modelo con más funciones.
“Se trata de un producto pensado para las mujeres, con funciones mejoradas que las ayuden a darle un toque de elegancia a la organización del hogar. Hay muchas usuarias que ponen en las redes sociales imágenes de las etiquetas que han creado. A diferencia de las Tepra originales, en este caso las etiquetas no son para otra persona, sino para quien las crea”, afirma Uehara.
A pesar de que nos encontramos en una época de pleno dominio de los ordenadores, todo apunta a que las ventas de las Tepra podrían aumentar. La posibilidad de imprimir etiquetas bonitas y fáciles de leer en una gran cantidad de estilos surgió precisamente del gusto de los japoneses por la organización, motivo también de que este artículo de escritorio haya seguido evolucionando.
Imágenes: Nagasaka Yoshiki
(Traducción al español del original en japonés)