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Samurais Hostel Ikebukuro, en Tokio: la atmósfera de un juego de época

Cultura

Un espacio que recrea el ambiente de las historias de samuráis y ninjas con habitaciones limpias y colchones perfectos para descansar. Cuenta además con un espacio común para comunicarse con otros huéspedes.

Una armadura de samurái en la recepción

Samuráis y ninjas. El hotel Samurais Hostel Ikebukuro abrió sus puertas en 2016 con esas dos figuras, que ya se han convertido en parte del vocabulario internacional, como tema principal. El edificio, convertido en un divertido hotel tras haber sido durante años una casa compartida, cuenta con una armadura de samurái en la recepción, y con habitaciones decoradas con imágenes del monte Fuji, o con biombos dorados.

El edificio consta de cinco pisos (uno de ellos un sótano); las habitaciones de huéspedes se encuentran entre los pisos primero y tercero. Asomémonos a su interior utilizando las técnicas más silenciosas de los ninjas.

La fachada del hotel, anteriormente una casa compartida.

La entrada está decorada con una armadura de samurái de alto rango; fue creada por Marutake Sangyō (de la prefectura de Kagoshima), una empresa de maestros artesanos especializados en armaduras, y pesa 15 kilos. Si el visitante se la pone para una foto se sentirá como un general del periodo Sengoku.

“Hay muchas mujeres que se la ponen. Resulta algo pesada para niños, así que a ellos les prestamos solo el casco para la foto”, nos cuenta Matsunaga Ryōta, el gerente y director del hotel.

La hermosa armadura. Ponérsela para la foto: 1.000 yenes.

El primer piso es la zona de las habitaciones dobles. Solo hay tres habitaciones, cada una con un tema: matsu (pino), el monte Fuji y ninja, según el cual fueron decoradas por estudiantes de Bellas Artes, cada una dotada de su propia personalidad. La habitación ninja es la más popular; cuando se apagan las luces se puede ver una imagen de luz negra que representa un ninja vestido de verde, recortándose contra la luna en el cielo nocturno. La habitación del monte Fuji, pintado en tonos rojos, también resulta fantasmagóricamente hermosa.

Al principio las habitaciones parecen no contar ni siquiera con futón, pero al abrir las camas de estilo tatami aparecen los futones y colchones. Se trata de un sistema para aprovechar el espacio de forma inteligente.

Si el visitante guarda los futones, las camas se pueden usar como asiento

Atención no solo a las paredes, sino también a los pequeños detalles

El segundo piso es la zona dormitorio, con camas unipersonales y literas. Las paredes cuentan con insignias de clanes, los paneles que separan los espacios de madera, los grifos de los lavabos presentan la forma de shishi odoshi (artilugios de bambú para espantar a animales dañinos para la agricultura, que sirven también para el regadío de los jardines tradicionales japoneses). Todos los diseños del lugar son divertidos, y nos transportan a la época más guerrera de Japón.

El visitante se sentirá como un ninja escondido en un ático, si elige la cama superior.

El lavabo cuenta con un toque dorado para darle distinción.

El tercer piso cuenta con una habitación triple. Solo esta habitación, ambientada como el interior de un castillo, cuenta con ducha y servicio privados. Las paredes corredizas doradas -fusuma-, pintadas con un diseño de flores de cerezo, son suntuosas. Junto con las camas doradas, la sala en su conjunto da una hermosa impresión de lujo, y hace sentir al huesped como un señor feudal.

La dorada habitación cuenta con camas que proporcionan un estupendo reposo

Las camas de todas las habitaciones están compuestas de un futón sobre un grueso colchón.

Según cuenta Matsunaga, “Aquí damos prioridad al descanso. No se puede dormir bien sobre un colchón demasiado delgado. También cuidamos mucho la limpieza. Muchas reseñas sobre nuestro hotel hablan de lo sorprendidos que quedan los huéspedes por lo limpio que está. Al leer eso siempre me dan ganas de dejarlo todo aún más limpio”.

Áreas comunes para que los aficionados a los samuráis y ninjas se comuniquen

También nos asomamos al espacio común del sótano. Las impresionantes imágenes de las paredes, que nos asaltaron nada más poner un pie en el lugar, son obra de ilustradores profesionales. Más que dibujos de castillos reales parecen de fantasía, lugares sacados de un videojuego.

La ilustración, cargada de profundidad, nos hace sentir dentro de un videojuego.

“En un principio teníamos a diez estudiantes de Bellas Artes diseñando las paredes, pero un año después de abrir decidimos rehacerlo todo. Es algo exagerado, pero a la gente le gusta. Muchos de nuestros clientes son aficionados a los samuráis y los ninjas por influencia de videojuegos como La ambición de Nobunaga o Tōken ranbu. Saben mucho sobre nombres de samuráis, espadas y armaduras”, dice Matsunaga.

En el espacio común, en el cual se permite cocinar ciertas cosas, la comunicación entre los huéspedes es fluida. Los empleados atienden las sugerencias de los clientes, e instalan aparatos -como humidificadores- y otras mejoras, lo cual demuestra el poder del intercambio de información que se produce en esta zona.

En la zona común hay todo tipo de servicios, como el área de bebidas.

La clientela se compone de japoneses y extranjeros a partes iguales. Acuden más japoneses de lo que se esperaba en un primer momento, quizá debido a que el hotel se encuentra en Ikebukuro, un barrio conocido como la “meca de las otakus” en el que también abundan pequeños teatros y salas de conciertos.

La página web de reservas del hotel recibe estupendas críticas en todos los apartados, pero también una queja: que está demasiado lejos de la estación más cercana. Desde la estación de Ikebukuro hay más de un kilómetro de distancia, y la ruta no es fácil de seguir.

“El que viene por primera vez puede perderse, sí. Pero si reserva, le enviamos un correo con fotografías de la ruta. Esto también tiene muy buenas reseñas”, dice sonriendo Yamanaka, la recepcionista.

Los puntos fuertes del hotel, está claro, son su ambiente de entretenimiento, su limpieza, su cuidado en los detalles y su atención al cliente.

Yamanaka, la recepcionista.

INFORMACIÓN

Samurais Hostel Ikebukuro

  • Dirección: Tōkyō-to, Toshima-ku, Ikebukuro 3-52-12
  • Teléfono: 03-6903-1801
  • Acceso: A 15 minutos caminando desde la estación de Ikebukuro de las líneas JR Yamanote, Saikyō y Shōnan Shinjuku Line, las líneas de metro Marunouchi, Yūrakuchō, Fukutoshin, y las líneas Tōbu Ikebukuro o Seibu Ikebukuro
  • Precio: Desde 2.000 yenes por noche y persona

Texto: Mitamura Fukiko
Imágenes: Miwa Noriaki

(Traducido al español del original en japonés)

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