¿Está preparado Japón para una mujer al frente del Gobierno?

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Las acciones y las palabras de Koike Yuriko, gobernadora de Tokio, y de Renhō, que lidera el Partido Democrático, están acaparando la atención pública. Los medios de comunicación conceden cada vez más protagonismo a las mujeres que se dedican a la política, con estas dos figuras encabezando los primeros puestos de las listas; sin embargo, parece que en la actualidad todavía falta mucho para que en Japón gobierne una primera ministra.

Una mujer al frente de Tokio por primera vez en la historia

Koike Yuriko es gobernadora de Tokio desde agosto de 2016, tras ganar los comicios al Gobierno Metropolitano de la capital nipona, el 31 de julio, con cerca de tres millones de votos. Recuerdo la profunda emoción que sentí al ver en televisión a una Koike sonriente alzando los brazos en señal de victoria.

Era la primera vez que una mujer se convertía en el rostro de la capital, Tokio, si bien es cierto que hasta la fecha el puesto de gobernador lo habían ocupado mujeres en otros lugares del país. En comparación con otras prefecturas, es posible que el rango que se le concede al gobernador metropolitano sea el motivo por el cual el listón está tan alto para ellas. El presupuesto capitalino supera ligeramente los 7 billones de yenes, una cifra equiparable al de Suecia. Además, no cabe duda alguna de que la persona al frente de la metrópoli se convierte en una figura representativa de Japón como país, particularmente si se tiene en cuenta la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020. La gobernadora de Tokio irá apareciendo en los medios de comunicación de todo el mundo como el semblante de la capital japonesa. Koike es merecedora del reconocimiento público, ya que ha llegado al puesto que ahora ocupa partiendo del de presentadora de televisión o, mejor dicho, del de asistente de presentador.

Del trato frío a un ascenso milagroso

Hace ocho años se publicó mi libro Hillary wo Sagase (Buscando a Hillary, editorial Bungei Shunjū). En aquel entonces, la Administración de George W. Bush agonizaba, al tiempo que el pueblo estadounidense comenzaba a distanciarse del Partido Republicano; tal y como se podía predecir, el próximo presidente sería del Partido Demócrata. Al principio, era Hillary Clinton quien llevaba la delantera en la Carrera por la Casa Blanca.

Al final, la aparición de Barack Obama resultó en el nacimiento del primer presidente de raza negra en Estados Unidos, si bien considero que hasta cierto punto nadie dudaba de la victoria de Clinton; yo era una de esas personas. Aunque en Europa y Latinoamérica ya había mujeres a la cabeza de países, la idea de una presidenta al frente del Gobierno de Estados Unidos, líder supremo de la comunidad internacional, tenía un matiz diferente que provocaba expectación.

En aquel entonces, comencé a hacerme la pregunta de si Japón estaba preparado para tener una primera ministra. Para encontrar la respuesta, me puse a hacer entrevistas a parlamentarias de los partidos del Gobierno y de la oposición, entre ellas Koike. Desde aquel entonces, la ahora gobernadora de Tokio era una de las parlamentarias "raras" que se expresaba con la mirada en el puesto de primer ministro. Posteriormente, aunque dio que hablar por ser la primera mujer en aspirar a la presidencia del Partido Liberal Demócrata (PLD) tras ser recomendada, sufrió una derrota aplastante; y en Estados Unidos Clinton perdió popularidad vertiginosamente, de modo que el sueño de la primera mujer en la Casa Blanca se vino abajo.

En la Administración de Obama, Hillary ocupó puestos de relevancia que pusieron de relieve la importancia de su presencia; sin embargo, yo llegué a plantearme que quizás para ella ya fuera imposible llegar a la presidencia. Mientras tanto, en Japón el PLD perdía poder y en 2012, año de las elecciones generales en las que Abe Shinzō reapareció exitosamente, Koike seguía siendo blanco de un trato frío por motivos como su apoyo al candidato rival de Abe en los comicios por la presidencia de la formación previamente celebrados.

Creo que muchas personas, entre las que me incluyo, se dieron cuenta de que se había terminado la era de Koike Yuriko. Lo cierto es que en Nagatachō [zona de Tokio donde se concentran los edificios gubernamentales] se la consideraba alguien del pasado. La desconfianza hacia la oposición que había surgido con el anterior cambio de Gobierno, por un lado, y la falta de recursos humanos en el seno del PLD sobre la que se cimentaba la base de Abe –la prolongación del dominio fuerte–, por el otro, hacían que no hubiera hueco para la actual gobernadora de Tokio. Sin embargo, Koike no se quedó de brazos cruzados durante este tiempo: esperó a que llegara el momento de competir; hizo sus apuestas y ganó a pesar de ir a contracorriente. No logró ser la primera mujer al frente del Gobierno de Japón, pero sí de Tokio. Dejando a un lado las peculiaridades de Koike Yuriko como política, considero que esto es un gran progreso.

Las mujeres, "adornos florales" del Gobierno

Retrocedamos de nuevo en el tiempo a hace ocho años. En aquel entonces, la proporción de parlamentarias era del 9,4 % en la Cámara Baja y del 18,2 % en la Alta. En 2016 se constata un ligero aumento –9,5 % y 20,7 %, respectivamente–. Sin embargo, si se compara estos datos con los de otros países, Japón ocupa el puesto 157 de 188, una cifra que lo sitúa en la categoría de nación en desarrollo en lo que a política se refiere. Desde que comencé a pisar Nagatachō como periodista, estos números han sido motivo de descontento y dudas para mí.

Durante las elecciones, los medios de comunicación suelen informar sobre las candidatas que se convierten en un reclamo. Además, a la hora de formar el Gabinete resulta habitual nombrar a una o dos parlamentarias en calidad de "adorno floral". En particular, en la Administración de Abe Shinzō, que aboga por una sociedad en la que las mujeres tengan mayor protagonismo, se ha ido nombrando sucesivamente, en las distintas reformas, a mujeres solo por el mero hecho de serlo, a pesar de su juventud, para secretarías parlamentarias o puestos de dirección de subcomités. Sin embargo, solo se habla de ellas durante un mero instante. A decir verdad, ni yo misma sé qué han hecho. En los últimos años, pese a ser blanco de críticas por parte de los medios de comunicación, los únicos ejemplos de mujeres en política que han producido ciertos resultados podemos encontrarlos quizás en Marukawa Tamayo, ministra de Medio Ambiente, y en Inada Tomomi, titular de Defensa. No obstante, no hace falta explicar que han accedido a los cargos por la fuerte determinación del primer ministro y de su Gabinete.

Los muros con los que se encuentran las mujeres en política

He de confesar que bajo la idea del libro Hillary wo Sagase, del que he hablado anteriormente, se escondía otro significado: tenía en mente el documental Buscando a Debra Winger, de la directora estadounidense Rosanna Arquette, que se estrenó en Japón en 2003. La cineasta, que también es actriz, decide "ir en busca de" la popular actriz Debra Winger, que por aquel entonces se mantenía alejada del cine para dedicarse al hogar por tener dudas acerca de compaginar el trabajo con la familia y del muro que representa la edad para las intérpretes protagonistas. A lo largo de la película, Arquette entrevista a diversas actrices, que comparten sus preocupaciones y se sinceran. Tenía impresión de que las políticas japonesas se enfrentaban a una situación parecida en la que la edad, el matrimonio y el cuidado de los hijos se convierten en muros, de ahí que quisiera preguntarles cómo hacían para superar estas barreras.

Además de todo eso, Japón es un país en el que no se nutre a las parlamentarias para que se conviertan en figuras influyentes, sino en protagonistas de forma temporal, como las ministras Marukawa e Inada. Este mismo camino lo siguieron parlamentarias representativas de la generación anterior como Koike y Takaichi Sanae, esta última ministra del Interior y de Comunicaciones en la actualidad, así como Noda Seiko, que en 2015 no logró presentarse a las elecciones a la presidencia del PLD. Sin embargo, los tiempos cambian y se pierden apoyos, además de que al cumplir años se deja de tener importancia a una rapidez sorprendente. La situación sea quizás la misma para las parlamentarias de la oposición.

En septiembre de 2016, el Partido Democrático (PD), la principal formación opositora de Japón, eligió cabeza de la agrupación a la parlamentaria Renhō. Por el contrario, Yamao Shiori, que era jefa de políticas en la época en la que Okada Katsuya se encontraba al frente del PD, descendió en el escalafón.

Nadie puede ser primer ministro en las circunstancias actuales

Lo que más o menos tienen en común las parlamentarias que figuran en este artículo es, a mi juicio,  su habilidad para autopromocionarse. La causa de esto puede que la tenga el hecho de que muchas de ellas proceden de los medios de comunicación, o que saben de qué forma mostrarse tras haber descubierto los ámbitos en los que destacan o sus peculiaridades; el resultado de los estudios se refleja hasta en el vestir y la manera de hablar. A día de hoy, y también en el pasado, sigue siendo patente que Koike Yuriko es toda una experta en la autopromoción y en la planificación.

Las que quizás difieran ligeramente son Inada y Tamao: resulta muy interesante el hecho de que ambas procedan de círculos jurídicos. No destacan particularmente por su habilidad para mostrarse –aquí se incluye la vestimenta–, pero su comprensión del estado de cosas es sumamente notable. En otras palabras, creo que pertenecen al grupo de personas influyentes, si bien no van a acceder a puestos de importancia del mismo modo que sus colegas del género masculino, quienes los buscan con ansia. Seguirán siendo carne de anuncio y reclamo.

En las circunstancias actuales, no creo que ninguna de las mujeres que he mencionado se haya propuesto seriamente convertirse en primera ministra. No obstante, en un Japón donde sigue imperando el linaje en la clase política y los hombres dominan en la sociedad, sobre todo en las provincias, considero que es imposible que una mujer lidere el país sin contar con las habilidades que mencionaré a continuación y hasta que el entorno esté preparado.

Recursos humanos para diseñar medidas políticas de calidad

En primer lugar, pienso que debe tratarse de una persona que tenga la capacidad, el atractivo y la experiencia como para disponer de un grupo de personas que pueda diseñar medidas políticas de calidad; en otras palabras, que pueda ganarse al público. En otros tiempos, los primeros ministros que han pasado a la historia tenían grupos centrados en políticas. Por ejemplo, el Plan para Doblar los Ingresos de Ikeda Hayato y el de la Creación de un Nuevo Japón de Tanaka Kakuei fueron preparados y ordenados por los cerebros de su círculo para adecuarse a la época y presentados bajo el nombre de sendos políticos. Sin embargo, en lo que respecta a temas nucleares, son los propios políticos quienes han de elaborar estas políticas y hablar de ellas. Por otra parte, no se puede negar que quienes proceden de familias con tradición política llevan ventaja, independientemente de si se trata de hombres o mujeres.

Este es el caso también del primer ministro Abe: contar con un círculo de cerebros que elaboran políticas le ha permitido ir presentando medidas como el denominado Abenomics, con independencia de si son correctas o no. Por supuesto, estas no se alejan de sus ideas y creencias, si bien se puede interpretar también como el legado de su abuelo, el ex primer ministro Kishi Nobusuke.

Los recursos humanos entre los funcionarios gubernamentales, los círculos de negocios y el mundo académico se agrupan en calidad de cerebros en torno a los políticos en cuyas ideas ven la posibilidad de llevar a la práctica las medidas que desean. Son conscientes de que mueven los hilos y no les importa dedicar mucho tiempo a realizar los preparativos necesarios para lograr que los políticos por los que ellos apuestan se conviertan en primer ministro, ya que las medidas que querían se llevan a la práctica solo cuando los políticos acceden al cargo. Este también era el modelo de las facciones.

Mujeres líder que apoyan a las parlamentarias

En la actualidad, las facciones han perdido tal fuerza que apenas se las percibe, pero es posible que surjan bajo el amparo de los políticos que tienen grupos orientados a la creación de políticas. Por ello, si no se dispone de la capacidad financiera para asegurarles cargos y distribuirlos, no se logra ser líder del grupo o de la facción. Dicho de otro modo: si lo mencionado anteriormente es posible, incluso las mujeres pueden capitanear estos grupos o facciones.

Lo importante en estos casos es que aumente el número de parlamentarias que venzan en los distritos electorales pequeños, se ganen a la gente y tengan habilidad para explicar políticas, así como crear un entorno en el que estimularse mutuamente. Además, es necesario que se incremente el número de mujeres en los principales puestos de los círculos de negocios y burocráticos y en el mundo académico que apoyen a las mujeres. Llegados a ese punto, se cuestiona si se tiene el sentido político de aprovechar el momento adecuado y de negociar. En definitiva, si se puede luchar por el poder del mismo modo que los hombres.

Aunque los mecanismos y la base políticos, así como el trasfondo son completamente diferentes en Estados Unidos, a Hillary Clinton ya se la conocía, cuando era primera dama, como una persona con un grupo de cerebros para diseñar políticas. Además, no resulta difícil hacerse una idea de las luchas de poder que se dan en el seno de los partidos políticos estadounidenses, mucho más fuertes que en Japón, durante la carrera que se inicia desde que alguien presenta su candidatura a las elecciones presidenciales.

En el caso de Japón, no solo en los círculos políticos, sino también en otros como los financieros y en los burocráticos, las mujeres no llegan a puestos de importancia sin el apoyo de figuras influyentes ni la situación general a su favor. No obstante, nos encontramos en un período de transición. Japón tendrá a la primera mujer al frente del Gobierno cuando aparezcan en los distintos ámbitos muchas mujeres capaces de aprovechar perspicazmente esa oportunidad y que tengan las competencias y los contactos necesarios; cuando también haya muchas mujeres en política capaces de aguantar la fuerte competencia que se dará en ese contexto.

Imagen de la cabecera: Yuriko Koike (drcha.), gobernadora de Tokio, y Renhō, presidenta del Partido Democrático, durante su primer encuentro, en el edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio el 23 de septiembre de 2016, después de que esta última tomara las riendas de su formación política (Jiji Press).

(Traducción al español de un artículo del 18 de octubre de 2016)

Partido Democrático