El mundo islámico en Japón

El japonés que se convirtió al islam

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El islam puede describirse como “una religión de más allá del desierto”. Sin embargo, en el mundo actualmente una de cada cuatro personas es musulmana. Hablamos sobre el estado de la religión islámica en Japón con Shimoyama Shigeru, un japonés convertido al islam que presta sus servicios en la Tokyo Camii, la mezquita más grande de Japón.

Shimoyama Shigeru SHIMOYAMA Shigeru

Trabaja en el Centro Cultural Turco de la Tokyo Camii. Nace en 1949 en Okayama. En 1969 ingresa en la facultad de Estudios de Política y Economía de la Universidad de Waseda, donde estudia Ciencias Políticas. Durante su época de estudiante viaja a Sudán, en África, como miembro de la segunda expedición a la cuenca del río Nilo de la Universidad de Waseda. Durante un año deambula por distintos poblados musulmanes. Tras su regreso a Japón trabaja en una editorial, y posteriormente participa en la fundación del Centro Islámico de Japón. Se dedica a la edición y publicación de documentos relacionados con el islam como la revista de divulgación Assalamu, una serie de introducción al islam (culto, ofrendas, ayuno y peregrinación, entre otros), Wakufu – sono dentō to sakuhin (Waqf – tradición y obras), y Musurimu no kangae kata wo shiru (Conocer el pensamiento musulmán) entre otros.

La población de musulmanes japoneses apenas alcanza el 1%. Para los japoneses el islam es una realidad lejana, y la religión en sí no se comprende del todo. En la mezquita más grande de Japón, la Tokyo Camii (Yoyogi, Tokio) encontramos a Shimoyama Shigeru, uno de los pocos musulmanes japoneses que existen.

El mundo recibe una visión deformada del islam

Shimoyama insiste en que “en el mundo actual, una de cada cuatro personas es musulmana”. ¿Por qué en Japón, a pesar de esto, se sigue considerando a la religión islámica como una realidad lejana?

“A partir de la era Meiji (1868-1912) Japón hizo de la europeización el baluarte de su modernidad, por lo que se ha venido construyendo un país moderno adoptando elementos de la legislación y del derecho mercantil propios de Alemania, Inglaterra y Francia. Se ha ignorado en este proceso, en cambio, los valores de los países no europeos, incluyendo a las naciones islámicas.

Para colmo, Japón no pudo comprender el verdadero significado del islam a causa de la visión algo sesgada que introdujeron los europeos, con comentarios como ‘el Corán o la espada’. Además, en la actualidad la influencia de los medios que desde el 11 de septiembre de 2001 ofrecen noticias sobre la extensión del terrorismo islamista, ha motivado la instauración de un estado de ‘temor al islam’”.

Tokyo Camii, una de las mezquitas más bellas de Asia Oriental. (Derecha: Fotografía cortesía de la Tokyo Camii)

Una religión universal

El islam es junto al cristianismo una de las religiones más profesadas del mundo. Entre el gran número de religiones que han nacido en los distintos países y regiones del planeta, el islam y el cristianismo son las únicas religiones que tienen fieles en todo el mundo.

“La población musulmana en todo el mundo alcanza los 1.500 millones. Muchos japoneses no saben apenas de esta religión, y las ideas que tienen del islam es que ‘no se puede comer cerdo’, ‘hay que dejarse crecer la barba’, o ‘es una religión temible con preceptos severos como el ayuno. Sin embargo, las religiones cuyas enseñanzas no estén impregnadas de ‘universalidad’ no serán capaces de crecer hasta tener fieles en todo el mundo. Los números demuestran que el islam es indudablemente una religión universal”.

Entonces, ¿a qué nos referimos con la “universalidad” del islam?

“Todo el mundo conoce bien la universalidad del cristianismo. Es, hablando en plata, el ‘amor incondicional’ (Ágape, según el término griego). En cambio, la universalidad del islam apenas se conoce. Esa universalidad es ‘la igualdad’. El islam no establece diferencias entre los seres humanos por su color de piel, nacionalidad o etnia, lengua, linaje, o extracción social. Si en algún caso hubiese alguna diferencia, esa sería el corazón temeroso de dios de cada persona, y eso es algo que tiene que ver con el sentido de la piedad”.

El libro sagrado del islam, el Corán.

La idea de la “igualdad ante Dios” le llegó al alma

Shimoyama junto a los habitantes de un poblado africano, durante su viaje de un año en África. (Fotografía cortesía de Shimoyama Shigeru)

Cada mes unos cinco japoneses se convierten al islam en la Tokyo Camii. No obstante, cuando acudimos allí para este artículo no vimos apenas a ningún japonés que como musulmán acudiese para rezar. Habiendo tan pocos musulmanes japoneses, ¿por qué Shimoyama decidió ser uno de ellos?

“En mi época de universitario recorrí varios pueblos de África viajando por el Nilo en una barca de goma. Allá donde iba, aunque no conocía apenas la lengua, me ofrecían de manera entusiasta un lugar donde dormir con solo pedirlo. El denominador común de las personas que me acogían era que profesaban el islam. Su hospitalidad me conmovió realmente. Más tarde me sorprendió descubrir que esa es una de las enseñanzas del islam”.

Esta experiencia fue su puerta de entrada al islam. “En realidad, hasta que decidí ser musulmán no creía mucho en dios. Sin embargo, al convertirme al islam y pasar a ser un miembro más de la comunidad de creyentes, pude rezar en fila junto a otros musulmanes de todas las razas, como si fuéramos hermanos. Eso fue algo maravilloso”.

Una mezquita no es solo un lugar para los seres humanos. En el exterior de la Tokyo Camii se han construido cinco nidos para los pájaros, simbolizando la igualdad de todos los seres vivos.

“En el corazón del islam está la enseñanza de que todos somos iguales ante dios, por eso durante el culto los fieles nos alineamos en una fila y rezamos juntos. Además está el precepto del birr, por el que debemos pensar en las necesidades de los demás por encima de nuestras necesidades personales. Esto nos libera del pensamiento egocéntrico. Shimoyama asegura que estas enseñanzas del islam llegaron hasta el fondo de su alma.

Los modelos geométricos hexagonales representan las ideas del “infinito” y la “perfección”. Esta decoración se puede contemplar en todas partes de la Tokyo Camii.

“La religión islámica promulga fervientemente el buen comportamiento y la caridad. Desde el siglo XIV y hasta el XVI, en la época del imperio Otomano, se siguió el principio islámico de devolver la riqueza a la sociedad, destinando los excedentes a iniciativas sociales antes que a actividades económicas. El receptor de dicho fondo se conocía como waqf. Se puede decir que el waqf es el origen de las ONGs y organizaciones sin ánimo de lucro actuales, ya que este reunía donativos que luego eran utilizados para la construcción de hospitales, escuelas, y otros edificios con un alto sentido de servicio público destinados a ayudar a los más débiles de la sociedad.

Alrededor de la mezquita, en el corazón de la ciudad se construían escuelas (llamadas madrazas), hospitales, bazares y comedores gratuitos para las personas necesitadas. El dinero sobrante de los sultanes, funcionarios y ciudadanos se utilizaba para tratar de eliminar las desigualdades sociales”.

Lo importante es la hospitalidad hacia el viajero

Shimoyama cuenta que la mezquita Tokyo Camii se ha convertido en un lugar turístico tan famoso como Kioto, el Fuji o Disneylandia para los visitantes de países islámicos del sudeste asiático como Indonesia o Malasia, y que incluso se incluye en los programas de las agencias de viajes. Por este motivo pone énfasis en la importancia de la hospitalidad hacia los turistas de los países de esa región del mundo.

“Creo que de aquí en adelante aumentará el número de musulmanes procedentes del sudeste asiático que vendrán de viaje a Japón. No obstante, aún hacen falta más restaurantes que ofrezcan alimentos ‘halal’ e instalaciones en los hoteles y otros establecimientos hosteleros para que puedan rezar. Aunque Japón es conocido por su hospitalidad hacia los visitantes, pienso que aún se tiene una comprensión insuficiente del islam y que falta un espíritu más acogedor hacia los musulmanes”.

El “contacto humano” es la forma de acercarse al islam

¿De qué manera se podría conseguir que los japoneses comprendiesen mejor la religión islámica? Especialmente en la situación actual en la que la relación con los musulmanes va a ser cada vez más estrecha.

“El descubrimiento de nuevas experiencias comienza con el contacto humano. Pienso que es precisamente este contacto humano el que te empuja a descubrir nuevos mundos. En mi caso, fue la personalidad de un estudiante de intercambio iraquí, estudiante de doctorado del departamento de agronomía en la Universidad de Tokio, la que me impulsó a convertirme al islam en un momento en el que me mostraba indeciso”. 

Numerosos fieles acuden al rezo del viernes. (Fotografía cortesía de la Tokyo Camii)

“En ningún momento él me invitó a convertirme al islam. Fue su calidad humana, su generosidad y la fraternidad con la que me trató la que me animó a profesar el islam”.

“El islam es una forma de vivir, y sus enseñanzas están presentes en todos los aspectos de la vida. Espero que la gente encuentre interesantes las cosas cotidianas de esta cultura, y sientan el islam en la relación con el otro. Pueden acercarse simplemente a contemplar el arte de la mezquita. Solo con contemplar la belleza de una mezquita es suficiente”, explica Shimoyama.

“Cuando hablo de contacto humano, quiero decir que cuando te encuentres con un creyente puedes probar a estrecharle la mano y saludarle diciéndole ‘Assalamu Alaikum’ (la paz sea contigo). Aunque se trate de un desconocido, este sencillo saludo le hará sentirse aliviado. Hace poco saludé con estas palabras a una madre y su hijo que llegaron desde la región de Cashemira, en la India, y me obsequiaron con una amistosa sonrisa”.

Shimoyama concluye con estas palabras:

“Precisamente porque en África pude experimentar cosas que no están al alcance de muchas personas, hay algo que puedo hacer ahora. El islam se malinterpreta en Japón. Me gustaría poder extender el verdadero mensaje del islam entre los japoneses lo máximo posible”.

(Traducido al español del original en japonés. Artículo realizado con la colaboración de la Tokyo Camii y el Centro Cultural Turco. Fotografías de Kodera Kei)

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