La verdad sobre los ‘ninjas’: las líneas de investigación más recientes

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En la telenovela histórica Dō Suru Ieyasu (¿Qué harás, Ieyasu?) las acciones de los ninjas lideradas por Hattori Hanzō en Iga han dado que hablar. La corroboración histórica de la telenovela estuvo a cargo del profesor Yamada Yūji, pionero de los estudios de los ninjas. Le preguntamos sobre la verdad histórica de estos sigiloso espías.

Yamada Yūji YAMADA Yūji

Profesor de Humanidades en la Universidad de Mie y subdirector del Centro Internacional de Investigaciones sobre los Ninjas. Nacido en 1967 en la prefectura de Shizuoka. Entre sus principales obras se encuentran Ninja no rekishi (Historia de los ninjas) y Ninja no seishin (El espíritu de los ninjas), ambos de la editorial Kadokawa Sensho. En febrero de 2023 se publicó la Ninjagaku taizen (Antología de estudios sobre los ninjas, editorial Tōkyō Daigaku Shuppankai), de la que fue supervisor.

Pionero de los estudios sobre los ninjas

El profesor Yamada originalmente era investigador de historia de las religiones del medioevo japonés y se especializaba en fantasmas y espíritus. Su primer contacto con los estudios de los ninjas fue cuando la Universidad de Mie se unió con otras entidades como la ciudad de Iga, conocida como la cuna de los ninjas, para hacer proyectos de promoción local.

En octubre de 2012, la universidad inauguró unos cursos sobre los ninja y sus técnicas. Un grupo de expertos en ciencias humanas y naturales, liderados por Yamada, comenzó a investigar la realidad de los ninja desde cada una de sus especialidades. En fechas recientes se publicó la Ninja-gaku taizen (Antolog ía de estudios sobre los ninjas), un compendio completo sobre el tema, en la que se explica el espíritu de los ninjas, sus deberes profesionales y sus técnicas de supervivencia.

El término ninja es relativamente reciente. Se popularizó en torno a 1960 a través de novelas y otros medios. Durante el periodo Sengoku (de los Estados Guerreros), se los llamaba, dependiendo de la zona, suppa o rappa, pero el vocablo más común a lo largo de la historia es shinobi. Según el profesor Yamada, los shinobi trabajaron activamente desde el periodo Nanbokuchō (1336-1392) hasta finales del periodo Edo (1603-1868).

Cuando se habla de conflictos, las actuaciones de guerreros suelen acaparar la atención, pero sin el conocimiento geográfico de los territorios enemigos, la cantidad de sus víveres o la estructura de sus castillos, sería imposible enfrentarlos. Esta era justamente la labor de los shinobi: infiltrarse en territorio enemigo, invadir sus castillos y saquearlos, prender fuego a sus propiedades y otras formas de causar caos.

El surgimiento de los shinobi

El registro más antiguo de los shinobi se encuentra en las crónicas de guerra Taiheiki (siglo XIV). En estas aparece la historia de cómo uno de los mejores shinobi de las fuerzas de Ashikaga entra al recinto del santuario Iwashimizu Hachiman en Kioto para incendiarlo y crear caos entre los enemigos.

Según el profesor Yamada, a partir del periodo Nanbokuchō se comenzaron a utilizar técnicas de guerrilla para introducirse en territorio enemigo y aquellos que las llevaban a cabo con mayor destreza se convirtieron en shinobi.

A principios del siglo XVII, en el Vocabvlário da Lingoa de Iapam, el primer diccionario japonés-portugués, compilado por la Compañía de Jesús en Nagasaki, aparece la palabra xinobi. Esta es definida como un espía que en tiempos de guerra está encargado de investigar la situación, para lo cual se escabulle por las noches o de forma encubierta a los castillos y campos enemigos.

Son especialmente famosos los shinobi de las regiones de Iga y Kōka (actualmente las ciudade de Iga y Nabari en la prefectura de Mie y la ciudad de Kōka en la prefectura de Shiga. Este hecho es resultado de algunas características especiales de la zona.

Un ninja en el monte Iwao. Se cree que esta zona era un campo de entrenamiento para los ninja de Kōka. Ciudad de Kōka, prefectrura de Shiga (Fotografía: Agencia de Asuntos Culturales, Jiji)
Un ninja en el monte Iwao. Se cree que esta zona era un campo de entrenamiento para los ninja de Kōka. Ciudad de Kōka, prefectrura de Shiga (Fotografía: Agencia de Asuntos Culturales, Jiji)

Iga y Kōka estaban unidos por lazos estrechos, fortalecidos gracias a las alianzas matrimoniales. Es una zona rodeada por montañas en la que persistía una gran influencia del shūgendō, ascetismo de montaña. También se encuentran a una distancia relativamente cercana de Kioto, por lo que era fácil estar al tanto de lo que sucedía en la capital, pero era difícil que la información interna saliera de esta zona montañosa. Su geografía también dificultaba que la autoridad de los señores feudales llegara hasta aquí, gracias a lo cual gozaban de cierta autonomía. Los habitantes se organizaban en grupos armados autónomos conocidos como ikki. Debido a su excelencia en las técnicas de guerrilla y espionaje, incluso eran contratados por señores feudales de provincias cercanas. De esta manera se convirtieron en profesionales del shinobi.

Durante el periodo Sengoku, su labor principal era la de conseguir información de los enemigos para los señores feudales que los contrataban, por lo que, en general, evitaban involucrarse directamente en los conflictos bélicos.

La fortaleza de los ninjas residía en engañar a las personas. Por ejemplo, cuando se infiltraban en alguna mansión enemiga, en lugar de hacerlo por la noche o por donde había menor vigilancia, hacían su entrada audaz por el portal principal durante el día, disfrazados de mercaderes o de monjes budistas. Establecían relaciones amistosas con los enemigos y de esta forma conseguían la información que buscaban. Se les daban bien comunicarse con los demás y manejar su mente.

El verdadero Hattori Hanzō

Hattori Hanzō, también conocido como Hattori Masanari, fue un famoso ninja de Iga. El profesor Yamada señala que su nombre siempre está acompañado de calificativos como “un gran soldado y lancero”. Su padre era oriundo de Iga y probablemente usaba técnicas de los ninjas, pero Masanari nació en Okazaki, en la provincia de Mikawa (ahora prefectura de Aichi). Masanari no era un shinobi, sino, probablemente, alguien que los dirigía, nos dice.

Tras el incidente del templo Honnōji, en 1582, que terminó con la muerte de Oda Nobunaga, Tokugawa Ieyasu y unos pocos acompañantes que se encontraban en Sakai huyeron con dirección a Okazaki, su territorio, a través de los caminos montañosos de Iga. Se dice que Masanari instruyó a las personas de Iga y Kōka que les ofrecieran protección, pero no existe evidencia que respalde esto.

Existen tres teorías principales sobre la ruta que eligieron para cruzar Iga, pero no cabe duda de que tuvieron que recibir ayuda de los ninjas locales. También se dice que este episodio fue el más peligroso en la vida de Ieyasu, pero no se han encontrado registros históricos de la actuación de Masanari.

No cabe duda de que Ieyasu tenía una relación de profunda confianza con Masanari, ya que en 1590 entraron juntos a Edo y este la protegió a aquel junto a los ninjas de Iga en los puntos importantes a lo largo de la ruta Kōshū Kaidō. La zona de Hanzōmon, que en la actualidad se ubica al oeste del Palacio Imperial, debe su nombre a que antiguamente ahí se encontraba la residencia de Hattori Hanzō.

El último suceso histórico en el que participaron los shinobi fue la Rebelión de Shimabara (1637-1638). Entre las tropas enviadas por el shogunato se encontraban ninjas de los dominios de Kyūshū. Se infiltraron en territorio enemigo para descubrir la verdadera identidad de Amakusa Shirō, líder de la rebelión, y robar sus provisiones, entre otras operaciones secretas. Los shinobi del dominio de Kumamoto tuvieron en especial un papel relevante incendiando con flechas ardientes la residencia de Shirō.

Bansenshūkai: Enciclopedia de las artes de los ninjas

Durante el periodo Edo, época de paz, las tareas de los shinobi cambiaron y se convirtieron en guardianes del orden público, porteros o guardaespaldas de los señores feudales.

A partir de mediados del siglo XVII, surgió el temor de que desaparecieran las artes que se habían transmitido oralmente por lo que se comenzaron a compilar volúmenes escritos sobre los métodos y la filosofía de las artes de los ninjas. Algunos incluyen técnicas que se asemejan más a hechizos o que serían imposibles de materializar como el konoha gakure no jutsu (esconderse entre las hojas de los árboles), pero la mayoría revela la sabiduría sobre cómo superar situaciones difíciles y completar las misiones en condiciones adversas.

Una de las compilaciones más notables es la Bansenshūkai (1676), una enciclopedia de 22 volúmenes que contiene las principales técnicas ninja de Iga y Kōka. Sus páginas comienzan detallando la filosofía del shinobi, así como técnicas de infiltración, destrucción, artes marciales, disfraz, diplomacia y astronomía, entre otras. Muchos de estos métodos tienen su origen en el shugendō, por ejemplo, los gestos manuales kuji-kiri, la pirotecnia y los conocimientos sobre las hierbas medicinales. También se describen, acompañadas de ilustraciones, herramientas utilizadas por los ninjas para escalar murallas, o para utilizar el agua y el fuego.

La técnica denominada kunoichi hacía referencia al arte de obtener información utilizando a las mujeres. No debe interpretarse como una ninja femenina. No existen registros históricos de mujeres que se hayan desempeñado como shinobi o que se especializaran en técnicas de este tipo. Las mujeres ninja son un producto de la ficción surgida a partir del periodo Shōwa (1926-1989).

Los compendios sobre los ninjas encierran un tesoro de sabiduría e incluso hay técnicas que se pueden utilizar en nuestros días.

Por ejemplo, la hyōrōgan, una comida preservada que llevaban los shinobi consigo. Se trata de un alimento de alto contenido nutricional que incluía en sus ingredientes ginseng coreano. También está la técnica okinaga para respirar. Se ha comprobado que esta ayuda a tranquilizar la mente. También se pueden encontrar conocimientos que van desde las relaciones personales hasta la medicina o la farmacología, que mantienen vigencia incluso ahora.

La filosofía de shinobi

La primera lección de la Bansenshūkai habla de la importancia del seishin, es decir el corazón correcto. Se explica que las artes de los ninjas no se deben utilizar para el interés o beneficio propio. Aunque se consiga una hazaña importante no se debe ser engreído y hay que mantenerse leal y sincero. Debe ser responsable y no permitirse indulgencias. Las tres prohibiciones para los ninjas eran el alcohol, las pasiones carnales y los deseos.

El kanji de shinobi incluye los elementos de su filosofía. En la parte superior está el kanji de espada y, debajo, el de corazón. Según el profesor Yamada, esto se puede interpretar como el estado mental sólido en el que los shinobi desempeñaban sus labores, es decir, permanecer en calma a pesar de encontrarse en una situación tan peligrosa como tener una espada apuntada en el pecho.

Además, este kanji también incluye los significados de soportar y tener paciencia y llevar a cabo actos a escondidas. En otras palabras, representa el hecho de superar una formación sumamente estricta para consumar peligrosas misiones en secreto.

La esencia de los shinobi era no dejar rastro que pudiera descubrir el enemigo incluso al morir. Eso era el verdadero significado de ser shinobi.

Los ninjas como entretenimiento

En el periodo Edo, los ninjas se convirtieron en personajes recurrentes de obras de teatro kabuki, novelas y pinturas ukiyo-e. Ya que se desconoce casi por completo cómo eran en realidad los ninjas, se han hecho representaciones bastante libres. Es en esta época en la que se los empieza a relacionar con un atuendo negro de pies a cabeza, así como con el arma lanzadora shuriken. En realidad, los ninja no vestían ropa que los hiciera identificables de inmediato, ni se cuenta con registros fidedignos sobre el uso de las shuriken.

Se hicieron particularmente populares personajes como Jiraiya, un encantador de ranas e Ishikawa Goemon, un gran ladrón. El verdadero Goemon fue un ladrón sentenciado a morir hervido en 1594. Se crearon historias en las que llevaba a cabo sus atracos con las técnicas aprendidas de los ninjas de Iga y que incluso intentó atentar contra la vida de Toyotomi Hideyoshi infiltrándose en el castillo de Fushimi.

El fin de los shinobi como profesión llegó al terminar el periodo Edo. Sin embargo, desde finales del periodo Meiji (1868-1912), a través de las historias del ninja de Kōka Sarutobi Sasuke, publicadas por la editorial Tatsukawa Bunko, las artes de los ninjas se popularizaron.

Ninjutsu no Gokui (Los secretos de las técnicas ninja), Itō Gingetsu (1917, colección digital de la Biblioteca Nacional de la Dieta de Japón)
Ninjutsu no Gokui (Los secretos de las técnicas ninja), Itō Gingetsu (1917, colección digital de la Biblioteca Nacional de la Dieta de Japón)

Itō Gingestu (1871-1944), escritor y crítico de aquella época, fue pionero en la investigación científica de las artes de los ninjas como métodos para entrenar el cuerpo y el espíritu. Entre sus obras destaca Ninjutsu no Gokui, además de que se cree que fue el primero en escribir sobre los ninjas para el público de otros países en el artículo THE NINJUTSU, publicado en la revista Japan Magazine en 1918.

En el periodo Shōwa, Fujita Seiko (1899-1966), quien se autodenominaba heredero de decimocuarta generación de las artes de los ninjas de Kōka, sorprendió al público usando las técnicas para demostrar su fortaleza física, por ejemplo, apuñalando todo su cuerpo con las agujas para esteras de paja o comiendo un vaso de vidrio. Era alguien fuera de lo común que logró dominar un gran número de artes marciales e incluso fue profesor en la escuela del Ejército Imperial Japonés de Nakano, famosa por formar espías antes de la Segunda Guerra Mundial.

A partir de la década de 1960, los ninja comenzaron a aparecer también en películas, telenovelas, cómics y películas de animación.

Los ninjas y su popularidad internacional

La popularidad internacional de los ninjas se debe en gran parte a su presencia en las películas estadounidenses. Tras el éxito mundial de Enter the Dragon (Operación Dragón, 1973) se filmó Enter the Ninja (La justicia del ninja, 1981), protagonizada por Shō Kosugi, cuyas acciones dieron que hablar, y las secuelas ocasionaron que se comenzara a relacionar a los ninjas con las artes marciales.

A partir de la década de 1980, Hatsumi Masaaki (1931-), titular de la escuela Togakure de las artes de los ninjas y maestro de nueve diferentes artes marciales antiguas, propagó la idea de que estas técnicas son una más de las artes marciales de Japón. Ha impartido clases de artes marciales y autodefensa a miembros de cuerpos policiacos de varios países así como a otro tipo de fuerzas especiales. Su sede de entrenamiento Bujinkan (Noda, prefectura de Chiba), recibe numerosos alumnos de otros países.

También está Kawakami Jin’ichi (1949-), heredero de las artes de los ninjas de Kōka, que goza de reconocimiento mundialmente e incluso es conocido como el último ninja con vida. Su lema es: “Las artes de los ninjas se basan en la paciencia y el tesón” y promueve técnicas que no se reducen a artes marciales, sino que representan formas de supervivencia. Además es uno de los autores que participan en la Antología de estudios sobre los ninjas.

A partir de la década del 2000, gracias a la serie de cómics NARUTO, que consiguió fama dentro y fuera de Japón, surgió una nueva imagen de los ninjas. El protagonista era uno muy particular, con cabello rubio y vestimenta naranja, y se popularizó entre las nuevas generaciones.

Volúmenes del cómic NARUTO en la Feria Internacional del Comic en Barcelona, octubre de 2021. (AFP, Jiji)
Volúmenes del cómic NARUTO en la Feria Internacional del Comic en Barcelona, octubre de 2021. (AFP, Jiji)

En este contexto, la Universidad de Mie inauguró en 2017 un centro de investigaciones sobre los ninjas y, al siguiente año, se llevó a cabo por primera vez el Congreso Internacional de Estudios de los Ninjas. En septiembre de 2023 se celebrará una nueva edición de este congreso bajo el tema Los ninjas en el mundo, con sede en el Aeropuerto Internacional de Chūbu.

El profesor Yamada afirma que gracias a las investigaciones se ha podido ampliar el conocimiento sobre los verdaderos ninjas, pero acepta que no se puede negar la imagen multifacética que tienen.

Yamada piensa que es positivo que existan muchas formas de disfrutarlos, tales como juegos, animaciones o películas, por lo que no considera negar su valor. Nos dice que él mismo adopta el enfoque de la realidad histórica de los ninjas, pero que si se trata de provocar interés por estos personajes, cualquier forma es buena.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)

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