Las 24 divisiones del año solar en Japón

‘Kanro’: rocío gélido

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El aire se seca con moderación y se suceden los días de cielos despejados. Además, se nota que el otoño se va profundizando.

El kanro (rocío gélido) cae alrededor del 8 de octubre, según el calendario actual. En esta época el aire se aclara y el rocío resulta frío al tacto. Con la llegada del otoño, época de cosechas, se organizan festivales deportivos y de agradecimiento a los dioses en distintas partes de Japón. Además, las aves de invierno, como los ánsares y los patos silvestres, migran sucesivamente al archipiélago nipón. El sonido de los insectos resuena durante las noches frescas.

Undōkai y taiikusai: los festivales deportivos

Los centros educativos de primaria y secundaria de todo Japón celebran un undōkai o festival del deporte una vez al año. Aunque lo normal es hacerlo en otoño, cada vez hay más escuelas que escogen organizarlo en primavera para evitar los tifones y el calor.

Se cree que el primer festival del deporte tuvo lugar en marzo de 1874 en Tsukiji (Tokio); concretamente, en una residencia de estudiantes de la Armada. La cita deportiva habría sido organizada gracias al profesor inglés Frederick William Strange, que introdujo los deportes de atletismo propios de su país de origen. En la década de 1890 este tipo de competición se difundió por las escuelas primarias de todo Japón y se incluyó como parte de las actividades relacionadas con la educación física. En algunos institutos de educación secundaria básica y superior prefieren la denominación taiikusai; esto es, festival de educación física. El programa de estas competiciones es variado y abarca tanto los deportes de atletismo como los juegos y el baile: carreras, carreras de obstáculos, de relevos, encestar pelotas…

La forma de gestionar este tipo de celebraciones también ha ido cambiando con el paso del tiempo: antes era necesario que los tutores legales fueran a guardar sitio si querían tener un buen lugar desde donde sacarles fotos a los escolares; sin embargo, ahora hay centros que reparten números con antelación para establecer dónde se coloca cada persona o que han implantado un sistema según el cual la gente va rotando en función del curso.

A la izquierda, un grupo de estudiantes echando una carrera; a la derecha, otros escolares jugando a encestar pelotas. (PIXTA)
A la izquierda, un grupo de estudiantes echando una carrera; a la derecha, otros escolares jugando a encestar pelotas. (PIXTA)

El Festival Nagasaki Kunchi

El santuario de Suwa (Nagasaki) celebra este festival desde el período Edo, hace 380 años. Aunque actualmente tiene lugar del 7 al 9 de octubre, en otros tiempos se festejaba el 9 de septiembre, según el calendario antiguo; esto es, el noveno día del noveno mes, lo que se consideraba una señal de buena suerte —la antigua teoría china sobre el yin yang y los cinco elementos estipula que el número nueve es un número yang—. Así pues, “kunchi” vendría de una deformación de la pronunciación de “kunichi”; o sea, el día 9.

Durante el Festival Nagasaki Kunchi uno de los barrios de la ciudad asume el papel de odorichō (literalmente, el barrio del baile) y sus habitantes se encargan de ejecutar danzas a modo de ofrenda; este cargo va rotando entre los barrios cada siete años. Al cabeza del odorichō le toca cargar a solas con un ornamento cuyo peso supera los cien kilos. Aunque el espectáculo es distinto en cada edición, dos de los platos fuertes de este son una impresionante actuación en la que 36 personas lanzan al aire una especie de carroza con un tambor que pesa alrededor de una tonelada y la danza del dragón, en la que da la sensación de que el dragón, que persigue una esfera, está vivo.

Por otra parte, en el Festival Nagasaki Kunchi es tradicional degustar los platos típicos de la celebración, denominados Kunchi ryōri (cocina de Kunchi): arroz cocido con judías rojas, zakuro namasu (granada y rábano japonés en escabeche) y sopa de locha.

La danza del dragón. (Imagen cortesía de la Asociación de Turismo de Nagasaki)
La danza del dragón. (Imagen cortesía de la Asociación de Turismo de Nagasaki)

El Festival Kanname del Gran Santuario de Ise

El Festival Kanname, que se celebra del 15 al 17 de octubre en el Gran Santuario de Ise (Mie), tiene por objetivo darles las gracias a los dioses por una abundante cosecha. Para ello, se le ofrece la primera cosecha del año a la diosa Amaterasu. Dicha ofrenda incluye las primeras espigas del arroz que el Emperador cultiva en los arrozales del Palacio Imperial, así como contribuciones de agricultores de todo el país.

Kuroda Sayako, hija mayor de los Emperadores Eméritos, durante su primera aparición en el Festival Kanname del Gran Santuario de Ise para asumir el cargo de sacerdotisa jefa de dicha celebración. (Jiji Press)
Kuroda Sayako, hija mayor de los Emperadores Eméritos, durante su primera aparición en el Festival Kanname del Gran Santuario de Ise para asumir el cargo de sacerdotisa jefa de dicha celebración. (Jiji Press)

Callicarpa japonica (murasakishikibu)

Este arbusto defoliado es originario de Japón. A medida que el otoño se profundiza, sus frutos maduran y se tornan púrpuras. Su nombre en japonés, murasakishikibu, estaría inspirado en la homónima escritora, autora de La historia de Genji. Existe una variedad, de nombre Callicarpa japonica f. albibacca (shiroshikibu en japonés), cuyos frutos son de color blanco.

Callicarpa japonica. (PIXTA)
Callicarpa japonica. (PIXTA)

El Festival del Fuego de Kurama (Kioto)

El santuario de Yuki acoge cada 22 de octubre el Festival del Fuego de Kurama, uno de los tres festivales peculiares más importantes de la antigua capital japonesa. Sus orígenes se remontan al período Heian: cuando el santuario Yuki Myōjin se trasladó del Palacio Imperial de Kioto a Kurama, se confeccionaron antorchas con los juncos del río Kamo y se encendieron fogatas en las viviendas de la zona. Durante la celebración los participantes portan los mikoshi rodeados de antorchas y las chispas de estas cubren los santuarios portátiles a su paso. Todas las antorchas acaban encontrándose en la puerta principal del templo de Kurama, al final del recorrido.

El Festival del Fuego de Kurama. (PIXTA)
El Festival del Fuego de Kurama. (PIXTA)

Mushikiki: escuchando a los insectos

Los japoneses tienen una relación cercana con los insectos desde tiempos antiguos: existe la costumbre de escuchar los sonidos que emiten en otoño. En el período Heian se organizaban banquetes a tal fin en la montaña y el campo, mientras que en el período Edo surgió el comercio de insectos. Por otra parte, en el mundo literario encontramos referencias al canto de los grillos en poemas recogidos en el Man’yōshū y La historia de Genji. Además, en el mundo de los haikus, cuando se utiliza el término “insecto”, se hace referencia precisamente a aquellos que emiten sonidos en otoño. Asimismo, hay canciones infantiles sobre el canto del grillo de campana, del grillo y del saltamontes longicornio, entre otros.

La manzana

La manzana es una fruta con un alto valor nutritivo; prueba de ello es que en Japón existe un refrán según el cual no hace falta ir al médico si se consume una manzana al día. Contiene potasio, calcio, hierro, fibras alimentarias y vitamina C, de ahí que contribuya a prevenir las enfermedades relacionadas con el estilo de vida. Alrededor del 60 % de toda la producción nacional de manzanas se concentra en la prefectura de Aomori; por otra parte, tampoco faltan los alimentos procesados hechos con esta fruta: zumo, mermelada, bebidas alcohólicas como la sidra, dulces, etc. Todas las variedades de manzana que se comercializan actualmente en Japón derivan de la occidental, introducida en Japón en la era Meiji. Fuji, Tsugaru y Ōrin son algunas de las más conocidas.

A la izquierda, manzanas de la variedad Fuji; a la derecha, Ōrin. (PIXTA)
A la izquierda, manzanas de la variedad Fuji; a la derecha, Ōrin. (PIXTA)

La seta shimeji y el champiñón ostra

Aunque las setas shimeji suelen comercializarse bajo una única denominación genérica, las que tienen el sombrero marrón y redondo se llaman bunashimeji, mientras que las que tienen el sombrero plano son champiñones ostra (hiratake en japonés). Además, existen las setas bonshimeji, que crecen de forma natural, entre otros, en los bosques de árboles planifolios y de pinos rojos japoneses y destacan por su delicioso sabor. Tanto la seta bunashimeji como el champiñón ostra contienen una alta cantidad de aminoácidos, que son precisamente lo que les da ese umami tan característico. Su sabor suave los convierte en el ingrediente perfecto para cualquier plato.

A la izquierda, honshimeji; a la derecha, bunashimeji. (PIXTA)
A la izquierda, honshimeji; a la derecha, bunashimeji. (PIXTA)

La caballa

La caballa es tan saludable que a menudo se la considera el rey de los pescados azules. Aunque se captura todo el año, la de otoño, que está de temporada hasta el invierno, resulta especialmente deliciosa por su grasa. Contiene un mineral con abundantes propiedades antioxidantes, por lo que se cree que contribuye a prevenir el cáncer y retrasar el envejecimiento, entre otros beneficios. Asada tras haberla sazonado en sal, guisada a fuego lento con miso, marinada en sal y vinagre, cruda… Como se puede ver, se caracteriza por su gran versatilidad.

Caballa asada tras haberla sazonado en sal. (PIXTA)
Caballa asada tras haberla sazonado en sal. (PIXTA)

Elaborado bajo la supervisión de Inoue Shōei, profesora de sintoísmo. Inoue imparte clases en la Universidad Tōhoku Fukushi y confecciona calendarios, materia sobre la que también investiga. Además, se dedica a dar charlas y a escribir.

Imagen del encabezado: Gentiana scabra en flor a un lado de la ruta de senderismo del monte Gassan (Yamagata) (PIXTA).

(Traducción al español del original en japonés)

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