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El secreto del manga japonés: una mirada a sus orígenes en Osaka

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En el anime hay todo tipo de obras, desde ciencia ficción y ninjas, hasta fantasía, deportes, política, economía o medicina. Sus personajes son únicos, complejos y a menudo débiles. La fuente de esa diversidad radica en la amplitud de temas de los mangas de los que se adapta el anime. ¿Cómo pasó el manga a ser un medio con tal amplitud de historias? La clave para desentrañar este misterio se encuentra en la Osaka de hace unos 80 años.

La nueva isla del tesoro de Tezuka Osamu nació en el barrio mayorista de Naniwa

La evolución del manga comenzó en lo que hoy es Matsuya-chō, en el distrito de Chūō, en la ciudad de Osaka. Esta zona, repleta de mayoristas que desde antaño se dedican a la venta de muñecos, juguetes, golosinas, productos de papel y otros artículos, es el escenario donde hace mucho tiempo se ubicaban numerosas editoriales pequeñas, un hecho poco conocido.

Calle comercial en Matsuya-chō, distrito de Chūō, Osaka. Aún hoy día llamada “Maccha-machi” o “Goccha-machi”, está repleta de tiendas especializadas y al por mayor. (Pixta)
Calle comercial en Matsuya-chō, distrito de Chūō, Osaka. Aún hoy día llamada “Maccha-machi” o “Goccha-machi”, está repleta de tiendas especializadas y al por mayor. (Pixta)

Matsuya-chō, distrito de Chūō, en 1960. (Kyōdō)
Matsuya-chō, distrito de Chūō, en 1960. (Kyōdō)

Si bien Tokio es el centro del mundo editorial en la actualidad, hasta la periodo Edo (1603-1868) existían tres centros: Osaka, Kioto y la propia Edo. Incluso durante la era Meiji (1868-1912) Osaka contaba con influyentes editoriales, como Tatsukawa Bunmeidō, que popularizó los libros de relatos Tatsukawa Bunko, como el del famoso ninja Sarutobi Sasuke. Los editores de Osaka se concentraban en la zona que va desde Shinsaibashi, en el actual distrito de Chūō, hasta Matsuya-chō.

En enero de 1947, poco después del final de la Guerra del Pacífico, la editorial Ikuei, que publicaba libros prácticos en el vecino Jūniken-cho, junto a Matsuya-chō, publicó un libro de manga independiente. Se trataba de Shin takarajima (La nueva isla del tesoro), con idea original y guion de Sakai Shichima e ilustraciones de Tezuka Osamu. Sakai era un veterano que había trabajado como dibujante de manga y animador desde antes de la guerra. Tezuka Osamu, quien más tarde sería conocido como el “Dios del Manga”, era por entonces un estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Osaka.

Shin takarajima (La nueva isla del tesoro) de Sakai Shichima y Tezuka Osamu. (Fotografía del autor)
Shin takarajima (La nueva isla del tesoro) de Sakai Shichima y Tezuka Osamu. (Fotografía del autor)

En julio de 1946, un año antes de la publicación de Shin takarajima, Tezuka visitó la casa de Sakai acompañado por el veterano dibujante de manga Ōsaka Tokiwo. Durante esta visita, Sakai y Tezuka congeniaron y Sakai le propuso una colaboración. Tezuka, que desde sus tiempos en la escuela secundaria Kitano (actualmente el instituto prefectural Kitano de Osaka) había estado buscando un nuevo tipo de manga que no fuera “ni novela ni manga”, aceptó encantado. La obra contó con Sakai a cargo del guion gráfico, y Tezuka creó las ilustraciones.

La historia sigue a un joven protagonista que se embarca en un viaje para encontrar un tesoro escondido marcado en un mapa. Tras ser atacado por piratas y naufragar en una tormenta, llega a una isla desconocida que resulta ser la isla del tesoro del mapa. Cuando comienza su exploración, los piratas atacan de nuevo. La historia, una adaptación reinventada de la novela de aventuras La isla del tesoro del escritor Robert Louis Stevenson, cautivó a los niños de la posguerra con su trama llena de giros inesperados.

El propio Tezuka mencionó la cifra de 400.000 ejemplares vendidos, pero se estima que las ventas reales fueron de decenas de miles de copias, considerando las condiciones del mercado del papel y la tecnología de impresión de la época, poco después del final de la guerra. Aun así, era una cifra asombrosa para un manga infantil.

El auge del “manga de historia” sacude Osaka

Este éxito desencadenó un auge del manga sin precedentes en Osaka. Además de las editoriales que operaban desde antes de la guerra, incluso los pequeños negocios de juguetes se aventuraron a publicar mangas. Muchos de los autores eran jóvenes de entre 10 y 20 años, como Tezuka. Entre ellos se encontraba Komatsu Sakyō, estudiante de la Universidad de Kioto, quien más tarde se convertiría en una figura destacada de la ciencia ficción con obras como Nihon chinbotsu (El hundimiento Japón).

Los personajes tenían personalidades tan complejas como las de los protagonistas de una película, y la trama se desarrollaba con múltiples líneas paralelas. Se evitaba el simple esquema del bien contra el mal, e incluso los personajes principales podían morir. Tezuka llamó a este estilo “manga de historia”.

Las editoriales de manga de Osaka aceptaban incluso a dibujantes sin experiencia previa porque se centraban en la publicación de tomos independientes. En Tokio, los mangas se publicaban principalmente en revistas infantiles en formatos cortos de pocas páginas, y los dibujantes eran todos veteranos. No había oportunidad para los jóvenes. Las historias eran en general simples y moralizantes, por lo que el manga de historia de Tezuka era una rareza.

Los dibujantes de manga y los medios de comunicación de Tokio criticaron los mangas de Osaka, llamándolos despectivamente “libros rojos” de baja calidad. A pesar de ello, Tezuka, convertido ya en el centro de este auge, se separó de Sakai y desarrolló su propio estilo.

Una de sus obras más completas de esta época es Lost World (Mundo perdido), publicada en 1948 por Fuji Shobō en dos volúmenes. Era una historia larga en la que Tezuka había estado trabajando desde la escuela secundaria. La trama sigue la lucha entre un joven científico, un detective, una banda de ladrones y un sospechoso periodista, por obtener una “piedra de energía” del planeta Mamango, que se acerca a la Tierra. El clímax, en el que el periodista traiciona al joven científico y a otra joven, quienes quedan varados en Mamango, y en el que un conejo modificado llamado Mii-chan, un importante personaje secundario, muere durante el regreso a la Tierra, impactó a los niños lectores.

Lost World (Mundo perdido), de Tezuka Osamu. (Fotografía del autor)
Lost World (Mundo perdido), de Tezuka Osamu. (Fotografía del autor)

Fujiko Fujio, Ishinomori Shōtarō... jóvenes creadores de todo Japón

El atractivo del manga de historia que Tezuka creó en Osaka se extendió por todo el país. Fujiko F. Fujio y Fujiko A. Fujio en Toyama, Ishinomori Shōtarō en Miyagi, Umezu Kazuo en Nara y Matsumoto Leiji en Fukuoka se propusieron convertirse en artistas de ese manga de historia tras conocer el manga de Tezuka.

En 1950, Tezuka serializó la larga obra Jungle taitei (El emperador de la jungla) en la revista mensual Manga Shōnen, con lo que se plantó de firme en el mercado de Tokio. Incluso esta obra, que retrata a tres generaciones de una familia de leones blancos en la jungla africana, contiene un clímax trágico.

En el verano de 1952, después de aprobar el examen de licencia médica, Tezuka trasladó su base a Tokio. Muchos niños que habían crecido aspirando a convertirse en mangaka, inspirados por Tezuka, también debutaron en revistas de Tokio. De esta manera, el manga de historia que nació en Osaka se extendía por todo el país.

Tezuka Osamu dibujando manga. (Jiji)
Tezuka Osamu dibujando manga. (Jiji)

El nacimiento de un nuevo género por parte de las editoriales de libros de alquiler

En 1956, un nuevo género de manga, conocido como gekiga (dibujos teatrales), comenzó a surgir de la mano de jóvenes dibujantes que frecuentaban la editorial de alquiler de libros Hakkō, famosa por su línea Hinomaru Bunko, ubicada en Andōji-chō, el distrito de Minami (actualmente Chuo-ku), Osaka.

En aquella época había unas 30.000 librerías de alquiler de libros en todo Japón. Estos locales, con estanterías en pequeños espacios de tierra, ofrecían revistas y libros en alquiler por 10-20 yenes la noche. También existían libros para alquiler que no se distribuían en las librerías convencionales, y los más populares eran los mangas. Había editoriales especializadas en este tipo de publicaciones, y su centro era Osaka. Las librerías de Osaka superaban en número a las de Tokio y Nagoya: además de Hakkō, había muchas editoriales como Tōkōdō, Bun’yōsha, Mishima Shobō, Wakaba Shobō y Kinryū Shuppansha.

La escala de las editoriales especializadas en alquiler de libros de Osaka era muy pequeña en comparación con la de las grandes editoriales de Tokio como Shōgakukan, Shūeisha y Kōdansha, pero tenían una política editorial tolerante que no interfería con el contenido, siempre que este vendiera.

Entre los dibujantes que solían publicar con Hakkō se encontraban Saitō Takao, Tatsumi Yoshihiro, Matsumoto Masahiko y Satō Masaki, grandes innovadores de la expresión convencional del manga. Más tarde Saitō alcanzaría un gran éxito con Golgo 13, y Tatsumi también ganaría popularidad en Norteamérica y Europa como “mangaka rebelde”. En aquel entonces eran un grupo de veinteañeros.

En noviembre de 2021 se celebró en la ciudad de Sakai, donde Saitō Takao pasó su infancia hasta sus años de secundaria, una exposición de las obras del dibujante, conocido por Golgo 13 y fallecido en septiembre de 2021. (Jiji)
En noviembre de 2021 se celebró en la ciudad de Sakai, donde Saitō Takao pasó su infancia hasta sus años de secundaria, una exposición de las obras del dibujante, conocido por Golgo 13 y fallecido en septiembre de 2021. (Jiji)

Para ellos ya no era suficiente el manga de historia que se originara en Tezuka Osamu. El lugar de publicación del manga de historia eran las revistas dirigidas a niños y niñas, y sus protagonistas eran también niños. Era común ver mundos extraños donde los niños conducían automóviles y blandían pistolas o espadas mezclados con adultos.

“Hacer películas con lápiz y papel”

Muchos de los usuarios de las librerías de alquiler eran jóvenes que trabajaban en fábricas y tiendas. Saitō y Tatsumi intentaron crear un manga que pudiera convencer a los lectores de su misma generación. Un manga donde fueran personajes de tamaño natural, no superhéroes disfrazados de niños, los que actuaran, sufrieran y tuvieran conflictos. Saitō, en una entrevista antes de fallecer con el autor de este artículo, dijo: “Intenté hacer películas con lápiz y papel”.

En 1956 Hakkō lanzó una colección de relatos cortos de varios dibujantes en un libro de alquiler llamado Kage (Sombra); muchos jóvenes dibujantes comenzaron así a publicar obras cortas llenas de pasión, una tras otra. Cuando por fin se dieron cuenta de que el término “manga” no se ajustaba a su trabajo, idearon aquel nuevo término: “gekiga”. La idea fue concebida por Tatsumi Yoshihiro.

Kage (Sombra), una colección de obras cortas de gekiga. (Fotografía del autor)
Kage (Sombra), una colección de obras cortas de gekiga. (Fotografía del autor)

En enero de 1959, este grupo de jóvenes dibujantes estableció el colectivo creativo Gekiga Kōbō en Osaka. En 1960, los miembros se fueron trasladando a Tokio uno tras otro, estableciendo su base en un apartamento en la ciudad de Kokubunji. Allí comenzaron a publicar antologías de libros de alquiler siguiendo el modelo de Kage, y se convirtieron en autores muy solicitados.

Desde un principio las revistas infantiles, que habían evitado el gekiga por razones como su violencia o sus “dibujos sucios”, no pudieron ignorar su popularidad. Incluso en las revistas para los más jóvenes se daba el mismo fenómeno: en 1967 comenzó la serialización del manga de espías y acción de Saitō Takao The Shadowman en la revista mensual Shōnen, y el drama histórico de samuráis de Saito Muyō no suke en Weekly Shōnen Magazine.

Un género dirigido a un amplio abanico generacional

El dibujante de manga Chiba Tetsuya, conocido por su manga de boxeo Ashita no Joe (Joe del mañana), describe así el movimiento de la época: “El gekiga llegó como una ola negra desde Osaka. Con su llegada se hizo posible representar el lado sombrío de los seres humanos” (programa documental en la emisora por satélite WOWOW, abril de 2011).

Mientras tanto, la industria editorial de Osaka, privada de artistas por las revistas de Tokio, decayó rápidamente, y a mediados de la década de 1960 había quedado destruida casi por completo. En proporción inversa, el auge del gekiga en Tokio cobró impulso: en 1967 apareció Weekly Manga Action, y en 1968, Big Comic, revistas dirigidas a lectores jóvenes. También aquí el gekiga desempeñó un papel protagonista. En esas revistas para jóvenes incluso Tezuka Osamu empezó a dibujar obras con un toque gekiga.

Una librería en Kanda, Tokio, donde los jóvenes son una presencia constante debido al auge del gekiga. El manga ya no es solo para niños: ahora lo lee un amplio abanico de generaciones - octubre de 1973. (Kyōdō)
Una librería en Kanda, Tokio, donde los jóvenes son una presencia constante debido al auge del gekiga. El manga ya no es solo para niños: ahora lo lee un amplio abanico de generaciones - octubre de 1973. (Kyōdō)

Con la llegada del gekiga, el manga, antes considerado un entretenimiento infantil, pasó a ser leído por una generación más amplia de lectores. El abanico de temas tratados también se amplió, incluyendo cuestiones sociales, política, juegos de azar, gastronomía y medicina. La “amplitud y diversidad del manga japonés” mencionada al principio de este artículo se hizo finalmente realidad con la aparición del gekiga.

Hoy, en 2025, “manga de historia” y “gekiga” son ya términos caídos en desuso. Sin embargo, los caminos allanados por ambos han dado origen al fértil mundo del manga japonés, con complejas ramificaciones desde 1970.

Si bien solo podemos especular sobre qué habría pasado si…, es posible que el manga y el anime japoneses no hubieran llamado tanta atención de no haber existido esas dos grandes transformaciones de la expresión en el manga, que ocurrieron en Osaka desde el final de la guerra hasta finales de la década de 1960.

(Imagen del encabezado: “The Art of Manga”, una exposición de las obras de Tezuka Osamu en Madrid, España, abril de 2024 - Oscar Gonzalez/Sipa USA via Reuters, Reuters.)

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