El ‘Man'yōshū’ y Reiwa, ecos del pasado en una nueva era

El ‘Man'yōshū’ y la era Reiwa: una etiqueta de brindis con mucha historia

Cultura

Se dice que últimamente las tradicionales reuniones de despedida de año (bōnenkai) y Año Nuevo (shinnenkai) están perdiendo adeptos y no es del todo extraño, ya que son banquetes que implican su ceremonial y que resultan un tanto almidonados. Pero es que en Japón existe una larga tradición de respeto a la etiqueta en este tipo de ocasiones sociales, que se remonta a la época del Man'yōshū.

Dice el poema del antiguo libro histórico Nihon Shoki:

Kono miki wa
wa-ga-miki narazu
Yamato nasu
Ōmononushi no
kamishi miki.
Ikuhisa,
Ikuhisa!

Kono miki wa
watashi nanzo ga jōzō shita miki nado de wa gozaimasen.
Yamato no kuni wo o-tsukuri ni natta
Ōmononushi-sama,
sono Ōmononushi-sama no jōzō sareta miki de gozaimasu.
Ikuhisashiku,
ikuhisashiku
(O-sakae aran koto wo go-kinen mōshiagemasu!).
(Japonés moderno.)

Este sake de ofrenda
No es alguien como yo quien lo produjo,
que es obra de Ōmononushi,
aquel que hizo el país de Yamato.
¡Por muchos años,
por muchos años
(ruego que dure su gloria!).

(Libro V del Nihon Shoki, apartado del duodécimo mes del octavo año del reinado del emperador Sujin)

 

Todos los países y áreas del mundo tienen su propia etiqueta en lo que a banquetes se refiere. Y solo un buen conocedor de las formas sociales puede ejercer en ellos como maestro de ceremonias. No está capacitado para hacerlo quien no conozca bien la sociedad y su estructura.

Al organizar uno de estos actos en Japón, la cuestión trascendental que se plantea al principio es a quién encargar el kanpai o brindis inicial. No sería correcto que fuera el propio promotor del banquete quien lo hiciera, y tampoco es fácil decidirse entre el invitado de mayor edad y el que ocupa una posición social más elevada… No serán pocos los que hayan tenido que sufrir este quebradero de cabeza.

¿En qué suele consistir el brindis en Japón? Tomemos un ejemplo que nos ofrece el libro histórico Nihon Shoki (s. VIII). ¿No es eso demasiado remontarse?, pensará más de un lector. Permítasenos explicarnos.

Iba a tener lugar un gran banquete en torno al emperador Sujin. ¿Cómo se procedió? Tomó la palabra, para empezar, el productor del vino, quien lo ofreció respetuosamente al soberano. Es decir, que el banquete comenzó cuando el personaje más respetable entre todos los comensales se llevó la copa a los labios, una vez hecho el gesto protocolario de ofrecimiento. Es ese gesto de propiciar el imperial sorbo lo que se transmite en este poema.

Todos los asistentes saben que quien ofrece el vino es realmente su productor. Por eso puede permitirse este, cortésmente, no arrogarse el mérito, atribuyéndoselo al dios de Yamato, Ōmononushi. Así reza el poema, que finaliza con el deseo de que la salud del soberano dure largos años.

En definitiva, que es ofreciendo el vino al comensal de más edad o de posición superior como se da inicio al banquete.

En realidad, también el Kimi-ga-yo, himno nacional de Japón, era en su origen un poema de apertura de banquete mediante ofrenda de vino. Congratularse de la salud del soberano, hacerle ofrenda del vino y comenzar así el banquete, deseando que su reinado dure eternamente.

Fotografía del encabezado: santuario sintoísta de Ōmiwa. (Fotografía: PIXTA)

literatura japonesa Familia Imperial Reiwa