El ‘Man'yōshū’ y Reiwa, ecos del pasado en una nueva era

El ‘Man’yōshū’ y la era Reiwa: lamentos de una mujer en el país del arroz

Literatura Cultura

El cultivo del arroz ha tenido que enfrentarse en Japón a un enemigo formidable: el frío. 2.000 años de historia han debido pasar hasta que los arrozales han llegado a sus actuales límites septentrionales. Una bella expresión utilizada por una de las poetisas del Man’yōshū delata que ya en aquella lejana época se afrontaba el cultivo con técnica e ingenio.

Poema escrito por Ki-no-Iratsume y enviado a Yakamochi en respuesta a otro recibido de este.

Kochideshi wa
ta-ga-koto naru ka
Oyamada no
nawashiromizu no
nakayodo ni shite.

(Ki-no-Iratsume, poema 776 del Libro IV)

Que en japonés moderno equivaldría a:

Saisho ni tsukiaitai to
iidashita no wa ittai dochira no hō deshita´kke?
Yama no chiisana tanbo no
nawashiromizu no yō ni
ima wa futari no naka wa teitaichū.
Saikin go-busata desu koto.

(¿Pero de quién fue la idea
de empezar esta relación
que ahora languidece
como el agua estancada
del pequeño arrozal de montaña?)

 

El arroz ya no se vende como antes. Los productores del país pugnan por conseguir el grano más sabroso para colocarlo en un mercado en contracción. Ahora, las marcas mandan. En realidad, el clima japonés es demasiado frío para el cultivo de esta gramínea y la historia del país durante los últimos 2.000 años ha sido, asimismo, la historia del trabajoso desplazamiento hacia el norte del límite de su área cultivable.

Lo que ha permitido obligar al frío a batirse en retirada hacia el norte ha sido el desarrollo de nuevas técnicas para favorecer el cultivo de la planta. Para empezar, no es posible hacerlo germinar si en el riego se utiliza la gélida agua de los manantiales de montaña. Como solución, se han construido acequias lo suficientemente largas como para que el agua llegue ya tibia por la acción del sol. Pero en las zonas altas, donde el agua es más fría y se necesita mayor longitud de acequia, el agua tiende a estancarse.

Ōtomo no Yakamochi tenía relaciones con una mujer 15 años mayor que él. Su nombre era Ki-no-Iratsume. Es ella la que se dirige a él, echándole en cara que ya no la visita.

Pero..., ¿quién fue el que comenzó todo esto? ¿Acaso no fuisteis vos, señor Yakamochi? Últimamente te vendes muy caro, ya no te dejas ver por aquí. Sois como esa agua de larga acequia, que remolonea sin llegar nunca adonde se la necesita. ¡Pasaos rápidamente por aquí si no queréis enojarme de veras!

Con estos argumentos se batían las mujeres del siglo VIII cuando sus amantes se hacían de rogar. En aquellas épocas la gente estaba muy puesta en cuestiones de regadío y esto se reflejaba en sus expresiones. ¡Japón, país gramíneo!

Fotografía del encabezado: PIXTA.

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