El ‘Man'yōshū’ y Reiwa, ecos del pasado en una nueva era

El ‘Man’yōshū’ y la era Reiwa: Concisión expresiva, pero no siempre

Literatura

La poética japonesa da preferencia a la concisión, un principio observado también en muchos otros aspectos de la cultura del país, pero que no supone reprimir los sentimientos en todos los casos.

El noble Kakinomoto-no-Hitomaro dejó en una colección este poema:

Ashihara no
Mizuho no Kuni wa
kamunagara
kotoage senu kuni.
Shikaredomo,
kotoage zo, a ga suru.
Kotosakiku
masakikumase to
tsutsumi naku
sakiku imasaba
arisonami
ari temo min to
momoenami
chienami ni shiki
kotoage su are wa
kotoage su are wa.

Que en japonés moderno sería:

Ashihara no
Mizuho no Kuni...
Ka no kuni wa kamigami no mi-kokoro no mama ni
kotoage nado shinai kuni.
Shikashi, shikashi,
watashi wa aete kotoage wo suru,
wa-ga-kotoba no tōri ni
go-buji de araremasu yō ni
sashisawaru koto naku
go-buji de atta nara
araiso ni yosetsuzukeru nami de ha nai keredo
kawaranu genki na sugata de to
momoenami,
chienami, sono nami no yō ni kurikaeshi-kurikaeshi
kotoage wo itashimasu, watashime wa
(kotoage wo itashimasu, watashime wa).

El País de los Juncales
y la Rica Mies
es país que se pliega
a la voluntad divina
que no clama al cielo
innecesariamente.
Empero... empero...
permítaseme a mí
elevar mi voz
para que según la palabra
que aquí profiero
quedes libre de todo mal
sin que nada te perturbe
que tu bien es lo que deseo
con el ímpetu de las olas
que rompen en el acantilado
que te conserves en buena salud,
cientos de olas
miles de olas, en rítmica repetición
permítasele alzar la voz a esta pobre mujer
(permítasele alzarla, a esta pobre mujer).

 

El cocinero Nozaki Hiromitsu es una persona afable y muy honesta, lo cual no obsta para que haga gala de una notable mordacidad. Se emplea con especial dureza cuando aborda temas de su gremio. Señala, por ejemplo, la machacona insistencia con que sus colegas nos recuerdan la importancia del dashi (caldo básico) cuando al dashi -argumenta Nozaki- le corresponde siempre un papel secundario, pues no es más que un potenciador de los sabores del ingrediente central en cada plato. El problema de los cocineros modernos, concluye implacable, es que son incapaces de establecer un protagonista para sus platos. Si el ingrediente principal es el matsutake (hongo muy cotizado), lo que hay que hacer es realzar su aroma y dejarse de ideas como meter langosta en el plato. Porque un plato no es uno de esos partidos estelares en los que se da cita lo más selecto de cada equipo. Y así sigue despotricando. Durísimo.

En la poesía tradicional japonesa se observa el precepto de expresar los sentimientos con la mayor concisión posible. Por eso, en fechas tan tempranas como el siglo VIII, el estilo chōka (literalmente “poema largo”) cayó en desuso. Es decir, que muy pronto se entró en la era de los poemas cortos con versos de 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas. Y dando un paso más hacia la simplicidad, más tarde nació el haikai o haiku, cuyo esquema es 5-7-5. Como dice Nozaki, una vez fijado el tema, lo mejor es la simpleza.

El de Yamato es un país donde no se practica el kotoage. ¿Y qué es el kotoage? Recurrir a la fuerza de la palabra, profiriéndola con potencia y profusión. Dicho de otro modo, que en este país basta con establecer una buena relación de mutua confianza para prescindir de casi todo el palabreo. Que Japón es un país simple, también en lo verbal.

Eso lo sé de sobra, dice nuestro poema, pero es que tú te vas de viaje y yo no puedo reprimir las ganas de alzar la voz para pedir que todo te vaya bien, que no sufras ningún percance. Eso es lo que siento ahora.

Recetas simples y poemas igualmente sencillos, pero a veces, algunas veces..., esa es la idea. Una idea que se extiende por toda la cultura japonesa.

Fotografía del encabezado: La colina de Amakashi-no-oka (prefectura de Nara), elevándose sobre los arrozales. (PIXTA)

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