Variedades dialectales del japonés: el corazón de la cultura regional

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La expansión del uso del japonés estándar y el debilitamiento de las comunidades regionales, donde hay cada vez menos oportunidad de hablarlos, hacen que vayan cayendo en desuso los dialectos, que eran parte fundamental de la vida de esas zonas.

En Japón se hablan diversas variantes del idioma japonés. Según la clasificación de cierto investigador, en el conjunto de las islas, de norte a sur, se hablan un total de 24 dialectos. Y sin embargo se trata de una clasificación a grandes rasgos; si nos fijamos en diferencias léxicas o gramaticales más concretas no sería una exageración decir que cada ciudad, pueblo y aldea del país tiene su propio dialecto.

Entre los japoneses ha existido tradicionalmente la imagen de que los dialectos, diferentes del estándar de Tokio, son marca de gente rústica, de provincias, pero en estos últimos años está cambiando la percepción de la gente al respecto, y cada vez son más quienes aprecian estas variantes por sentir en ellas una cierta calidez y cercanía. Acortan la distancia que nos separa del hablante y facilitan una comunicación más distendida, por lo que pueden ser vehículos lingüísticos más productivos que el estándar. Con frecuencia se utilizan los dialectos en nombres de marcas, en series televisivas u obras de teatro porque se espera que la calidez o simpatía que tienen estas variantes logren un efecto psicológico.

Si hablamos sobre dialectos que aparecen en las series de televisión, me viene a la mente la expresión de sorpresa jejeje, que hizo famosa la serie matutina de la NHK Amachan, en 2013. La adopción de esa expresión fue una de las claves del éxito de esa serie. Ese je se usa en una parte de la ciudad de Kuji, en la prefectura de Iwate, pero existe también la variante ja, muy extendida por toda la prefectura de Iwate. Además de estos ja y je por todo lo largo y ancho de Japón se han desarrollado otras expresiones únicas para denotar sorpresa, como waiha, saasa, dah, bah o uuu, palabras que no se dan en la variedad estándar del japonés. El hecho de que incluso estas interjecciones instantáneas sean tan variadas deja clara la riqueza dialectal de Japón.

El japonés antiguo hablado en la capital, raíz de los dialectos

¿Cómo surgieron estas diferencias dialectales? Un factor importante en el nacimiento de las variedades del japonés fue la difusión de palabras desde la región central a las provincias. Es decir: las palabras nuevas, creadas en la capital, se iban extendiendo a las áreas circundantes, una tras otra. El resultado de esa ola de propagación que llegaba sucesivamente a cada rincón del archipiélago japonés se ve reflejada en las diferencias regionales en el idioma; es decir, en sus dialectos.

Esto significa que la ciudad natal de todos los dialectos era la antigua capital, y lo que se denomina japonés antiguo, su fuente original. Por ejemplo, “bonito/a” o “lindo/a”, que en japonés estándar se dice kawaii, en la variante de Tōhoku se dice menkoi; el origen de este vocablo proviene de la palabra megushi, del Manyōshū, una colección de poesía del periodo Nara, y el libro mismo se remonta a la propia capital de la época, Nara. El término churasan de Okinawa, que significa “hermoso” y está formado por una derivación de kiyorasa y aru (que podría traducirse como “existe la pureza”), y comparte origen con el término equivalente kiyoranari, que aparece en obras como Taketori Monogatari, del periodo Heian, o Genji Monogatari.

Se puede plantear la pregunta de si los términos que expresan sorpresa, antes mencionados, también se formaron de este modo, y lo cierto es que fue exactamente así. Existen indicios, por ejemplo, de que las palabras de Iwate ja y je ya mencionadas se utilizaban en Kioto durante el período Muromachi (1336-1573). En el libreto de la obra teatral Renga nusubito (Los poetas ladrones), escrita a finales de la Edad Media en el japonés de Kioto, aparece la exclamación de sorpresa “Ja, nusubito de arafuzo” (¡Anda! ¡Hay ladrones!) en boca del dueño de la casa en la que han entrado a robar los protagonistas, al darse cuenta de su presencia. Esto indica que, aunque ahora se trata de vocablos específicos de Iwate, en esa época eran utilizados habitualmente por los habitantes de Kioto. La interjección je también se utiliza en Tsushima, en la prefectura de Nagasaki. La existencia de esta palabra en lugares tan distantes como Iwate y Nagasaki parece demostrar que se originó inicialmente en la capital, y de ahí se propagó hacia el este y el oeste, durante un largo periodo de tiempo.

De este modo, ciertas palabras que aparecen en la literatura clásica todavía se usan en algunos dialectos. El japonés histórico, que a primera vista parece haber perecido, vive en los dialectos modernos. Por medio de ellos podemos encontrarnos con el japonés antiguo, como si estuviéramos viajando en una cápsula de tiempo para regresar al pasado. Esto nos habla también de la transmisión de la cultura tradicional japonesa que desarrollan los dialectos. A este respecto no sería exagerado decir que los dialectos son un patrimonio cultural de Japón, del nivel de sus tesoros nacionales, que debemos continuar protegiendo.

Una calidez que no se transmite con el japonés estándar

¿Pero consistirá solo en eso el valor de los dialectos? Es, por supuesto, importante que se trate de palabras con linaje y estén vinculadas a las épocas Nara y Heian. Pero aún más importante es el hecho de que los dialectos son palabras para la vida de las personas. Son la herramienta que establece la comunicación entre las personas, en su vida diaria. Además, los dialectos son hoy día indispensables para que las personas que viven en una zona se entiendan entre sí, más allá de su papel básico como herramientas de comunicación. Hubo algo que me hizo darme verdadera cuenta de esa idea.

El Centro de Estudios de Dialectología de la Universidad de Tōhoku, al que pertenezco, ha venido realizando actividades para investigar los dialectos que están desapareciendo en las áreas afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón en marzo de 2011, y para ayudar a su recuperación. El primer año de estas actividades se celebró una sesión informativa para ciudadanos. Una de las víctimas que participaba se levantó e hizo la siguiente declaración.

A menudo veo lemas como Ganbarō Miyagi o Ganbappe Miyagi (Ánimo, Miyagi). A veces me molesta mucho ver esa palabra en japonés estándar, ganbarō, cuando he perdido a mi familia y a muchos amigos. ¿Ánimo de qué? ¿Qué más puedo hacer? Pero cuando esos ánimos están escritos en dialecto -Ganbappe Miyagi, Magenezo Miyagi (No te ridas, Miyagi), mi respuesta es más bien Nda, nda, magenē (Es verdad, no me voy a rendir). Yo creo que los dialectos llevan enterrada en sus palabras el alma de las personas que los hablan. Tienen un espíritu propio. Creo que dan mucha fuerza a las víctimas.

Era una opinión sobre los mensajes de aliento para el área del desastre, que aparecieron inmediatamente después del terremoto. Aunque ambas expresiones tienen su contraparte en la variante estándar (ganbappe se dice ganbarō, en el dialecto de Tokio, y magenezo se dice makenaizo), el estándar no transmite ese sentimiento de ánimo que resuena en el corazón, como hacen las versiones dialectales. Los dialectos pueden ser un gran apoyo para la gente afectada por un desastre. Cuando escuché esta opinión, sentí que se retiraba un velo de mis ojos, y podía comprender el verdadero poder de los dialectos.

Dialectos en declive por el colapso de las comunidades

El Gran Terremoto del Este de Japón provocó el colapso de las comunidades locales de varias zonas. Los dialectos conviven con los residentes de un lugar; si esas personas empiezan a desaparecer y la comunidad se debilita es lógico que su dialecto también se pierda. Las variantes que se han mantenido en uso mediante las relaciones humanas, como las relaciones que unen a las personas a sus vecinos o familiares, han perdido su campo de actuación. El Gran Terremoto del Este de Japón hizo que los dialectos, que ya se veían arrastrados por la variante estándar y cada vez menos usados, se tambalearan aún más.

Entre los dialectos en peligro anunciados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se encuentran siete dialectos del japonés provenientes de las islas de Ryūkyū y Hachijōjima. Sin embargo, dependiendo del modo en que se establezcan los estándares, los dialectos en peligro pueden ser más numerosos. Especialmente en las grandes ciudades, donde el japonés estándar progresa con más rapidez, el declive de los dialectos tradicionales resulta más notable, ya que por muchos habitantes que tenga la población no suelen utilizar dialectos. Además, incluso en áreas donde el desastre golpeó a las comunidades locales, fuera de las ciudades, se prevé que los dialectos se debiliten a ritmo elevado. Las áreas afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón se encuentran ahora en ese estado.

En esas zonas los esfuerzos para proteger esos dialectos insustituibles están ganando popularidad. Dichas actividades incluyen la narración de cuentos antiguos, la representación de obras de teatro en dialecto y la enseñanza del dialecto a los escolares. Por otro lado, se están haciendo intentos para realizar grabaciones de dialectos que dejar para la posteridad. El Centro de Estudios de Dialectología de la Universidad de Tōhoku, por ejemplo, graba conversaciones en diversas situaciones de la vida diaria. ¿Cómo utilizan los habitantes de cada zona su dialecto en la vida cotidiana? ¿Qué palabras usan con el sentido de “pedir”, “aceptar”, “rechazar”, “agradecer”, “disculparse”, “alegrarse”, “entristecerse” o “sorprenderse”? Se trata de un proyecto con el que preservar, en la medida de lo posible, las voces reales de los hablantes al usar esos vocablos.

Las conversaciones, grabadas en diversos lugares, registran animados intercambios de la vida cotidiana. La vida de los dialectos como vehículos expresivos de lo cotidiano subyace en ese tipo de conversaciones diarias.

Para que los habitantes de las áreas afectadas por el desastre puedan regresar a sus vidas normales es necesario mejorar no solo los aspectos más físicos de las mismas, sino también los mentales. Para lograr esa recuperación resulta de vital importancia grabar y usar los dialectos que están desapareciendo.

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: karuta de Kirikiri con palabras dialectales, creadas como parte del proyecto de reconstrucción del Gran Terremoto del Este de Japón. Creado por estudiantes del Centro de Voluntarios de la Universidad Meiji Gakuin en 2015 mediante la recopilación de palabras dialectales del distrito Kirikiri de la ciudad de Ōtsuchi, prefectura de Iwate, donde cerca de cien personas perecieron en el desastre (Jiji Press)

 

La siguiente escena es una conversación en la ciudad de Kesennuma, prefectura de Miyagi, donde una mujer de un pueblo pesquero le pide a un conocido del vecindario que la ayude llevándose algo de pescado (traducción en japonés estándar en el “2”).

1: dialecto
2: japonés estándar
3: traducción

Mujer - 1: X saan, adashi kore sanma moratte, ippai morai sugidayaa
2: X san, watashi kore sanma moratte, ippai morai sugitayo
3: Señor X, ¿no quieres un poco de pescado? Me han dado demasiado.

Hombre - 1: Naanto, dossari dee
2: Nanto, dossari de
3: Qué montón…

Mujer - 1: Ndakarā
2: Sōnandayo
3: Pues sí.

1: Ano mojikirene mondagara
2: Ano mochikirenai mondakara
3: Es que no puedo llevarme todo.

1: Motte sukete moratte ībeganē
2: Motte itte tasukete moratte iidarōkane
3: ¿No me ayudarías llevándote un poco?

Hombre - 1: Anda nogodda kara yogutagedan dabeyo
2: Anata no koto dakara yobattan darōyo
3: Tratándose de ti, pedirías mucho.

Mujer - 1: Ndagarā
2: Sōnandayo
3: Así es.

1: Nāni ippai mottege mottege chūgarane
2: Nani ippai motteike motteike tte iu kara ne
3: Me insistían que me lo llevara, así que…

1: Darega sa agetemoī gadomotte moratta no sa
2: Dareka ni agetemo iika to omotte moratta no sa
3: Pensé que podría dárselo a alguien.

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