Esto es… ¡SHIBUYA!: optimismo pese a la tragedia griega

Sociedad Cultura

Para muchos salir de casa sobre las 6:00 de la mañana es un honor y una de las costumbres de la semana laboral. Para mi, en cambio, la necesidad de levantarme con la salida del sol en la tierra del sol naciente es lo suficientemente infrecuente como para hacer que las veces en las que es necesario mi sistema se altere. Y en la mañana del 20 de junio este efecto discordante se complicó aún más al despertarme antes de las 4:00 solo para pasar las horas antes de ir a la estación en un estado alternado de agitación, emoción y desconsuelo.

La razón de esto es bien sencilla, es un estado recurrente que no tiene una cura conocida: soy una de esas millones de personas que sufren de un episodio agudo de “Mundial de Fútbol”. 

Observando la acción tempranera

No se trata de un brote aislado, por supuesto, pero a pesar de su naturaleza pandémica, el lugar donde los pacientes moran muestra un gran apoyo a sus síntomas. Para los que nos encontramos en el continente asiático, donde los juegos fueron programados perfectamente durante el mundial de Japón y Corea del Sur de 2002, las cosas son distintas con este mundial de Brasil. La susceptibilidad también varía de acuerdo a la afiliación nacional, y en este sentido mi suerte también estuvo ausente. Otro aburrido partido de Inglaterra perturbó mi desayuno. 

Dicho esto, salir de casa esa mañana me trajo algo de alivio ya que mi primera tarea del día sería realmente divertida. Después de que mi tierra natal sucumbiera a su segunda derrota sucesiva ante Uruguay, los jugadores de mi país de adopción estaban preparados para la acción ya que Japón jugaba contra el campeón de la Eurocopa 2004, Grecia. En Tokio es una tradición que cuando juega el equipo nacional los aficionados se reúnan después del partido alrededor del famoso cruce de Hachikō, en Shibuya para celebrar, compadecerse o simplemente liberar el estrés en masa. En ocasiones estas reuniones se han caracterizado por convertirse en algo escandaloso, con una fuerte presencia policial que ha pasado a ser también en una particularidad del evento (generalmente encargada de permitir que haya un tráfico fluido, más que de sofocar el bullicio).   

Aficionados en la icónica estatua de Hachikō no tienen reparos en sumar al famoso can a su grupo.

Tampoco quiere decir esto que esta feliz (o taciturna) reunión siempre pase sin incidentes: de hecho, ha habido numerosas denuncias de acoso sexual a mujeres jóvenes atrapadas en la muchedumbre tras la derrota en el partido del pasado domingo contra Costa de Marfil. Por eso, interesados en ver cómo es la realidad en el lugar en comparación con las extendidas muestras de excelente comportamiento por parte de los seguidores de los Samurai Blue que han viajado a Brasil para el mundial, unos compañeros y yo nos dirigimos a Shibuya para informarnos.

Tristeza en unas calles teñidas de azul

Habiendo llegado poco antes de que el partido comenzase a las 7:00, encontramos el lugar bastante desierto, con la mayoría de los fans instalados ya en algún bar de Shibuya para ver el partido. Los pocos seguidores que pudimos encontrar y a los que les pedimos que compartiesen con nosotros sus pensamientos eran prudentemente optimistas, y había consenso en que se podría esperar una victoria por un gol para los hombres del seleccionador Alberto Zaccheroni.

La reunión en el famoso cruce de Shibuya fue vigilada por una fuerte presencia policial.

Tristemente, no sucedería así. Aunque Japón tuvo mayor posesión del balón con Grecia reducida a 10 hombres en la primera mitad tras la expulsión del capitán Konstantinos Katsouranis, las ocasiones claras de gol se hicieron de rogar ante la resoluta retaguardia griega, terminando el partido sin goles. Aunque esto no hace que Japón quede matemáticamente eliminado de la segunda ronda, el pase ya no depende únicamente de los jugadores de la selección. Incluso si Japón gana el último partido de la fase de grupos contra la potente Colombia, los fans tendrían que esperar que los resultados de los otros partidos también les beneficiasen. 

Esta desilusión, junto con el hecho de que el partido del viernes por la mañana, a la hora en la que se esperaba que la mayoría de los asalariados estuvieran en el trabajo o camino de él, tuvo como resultado un público escaso, con un ánimo apagado por lo general, y que la colorida muchedumbre estuviera compuesta principalmente por aficionados jóvenes, muchos de los cuales eran estudiantes universitarios. No en vano algunos empezaron a animarse cuando les preguntamos su opinión por el partido, junto a sus predicciones sobre el decisivo encuentro contra Colombia.

Para muchos aficionados la ocasión pintó perfecta para disfrazarse.

Mirando hacia adelante con esperanza

Muchos pusieron en duda las tácticas empleadas y el ritmo al que Japón intentó romper la sólida defensa griega, así como el uso que hizo Zaccheroni de los suplentes a su disposición. Pero la mayoría se mostró fiel a los ideales del fútbol ofensivo, con los que la JFA (la Federación Japonesa de Fútbol) espera establecer las bases de los próximos equipos de los Samurai Blue. Además, por increíble que parezca, cuando les preguntamos por un resultado para el próximo partido del grupo C, casi todos nuestros entrevistados mostraron optimismo y profetizaron sonriendo que Japón ganaría rotundamente.

Supongo que debería haberlo sabido tras vivir en Japón tanto tiempo como para ver la increíble muestra de unidad y optimismo tras el Gran Terremoto del Este de Japón. Y es que es realmente difícil quebrantar el espíritu de este pueblo. Por mi parte, creo que seguiré quejándome del conjunto inglés y hablaré con pesimismo sobre el equipo ante cualquiera que quiera escucharme.

Una mañana futbolera en Shibuya

Compartimos este vídeo en el que se puede disfrutar de algunas de las escenas típicas de Shibuya durante los partidos de la selección japonesa de fútbol en el mundial de Brasil. 

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