A la conquista de un lugar bajo los cerezos

Sociedad Cultura

En japonés existe un refrán que reza sakura wa nanoka (siete días dura la flor del cerezo). La corta vida del sakura hace que los japoneses acudan al mismo tiempo a los parques de su ciudad para celebrar el tradicional hanami, un banquete bajo las flores en familia, entre amigos, en pareja o entre compañeros de la oficina.

La afluencia masiva a los parques obliga a los ayuntamientos a tomar medidas especiales como la disposición de puntos para la recogida de la abundante basura que se genera durante estos ágapes, o de baños portátiles para atender las necesidades de miles de personas. Encontrar un trozo de césped cómodo y firme bajo un cerezo un sábado o domingo durante su fugaz floración es toda una suerte, pero hacerlo además no demasiado lejos de un punto de recogida de residuos, y especialmente de un baño, es algo casi milagroso.

En ciudades masificadas como Tokio encontrar, en definitiva, un espacio ideal para el hanami requiere de conocimiento, destreza y paciencia. Es un juego de conquista conocido como bashotori en el que no basta solo con madrugar.

Cómo reclamar un sitio

Si quieres comer y beber bajo las flores, ármate de paciencia. Acudimos a la llamada de los cerezos y visitamos la orilla del río Sumida en el área de Asakusa, uno de los lugares de mayor concurrencia durante la celebración del hanami. Sobre las 10:30 de la mañana prácticamente cada metro cuadrado de césped, y de dura tierra en algunos casos, estaba ocupado por las típicas lonas de plástico azul, algunas de ellas con mesas improvisadas con cajas de cartón.

Sin excepción, los grupos a los que preguntamos aseguraron que habían llegado al parque sobre las 6:00 o 7:00 de la mañana, e incluso había algunos más madrugadores. También se podía ver a algún solitario guardián esperando pacientemente sobre una lona a que su grupo llegara a lo largo del día y, aunque son menos frecuentes, lonas sin vigilancia marcadas con un apellido o el nombre de una empresa escrito con cinta de carrocero.

Muchos parques de Japón prohíben hoy esta última práctica y limitan la reserva de espacio, con alguien de cuerpo presente, a ciertas zonas del parque. Aunque esto no evita que algunas empresas cometan abusos en ocasiones.

En la primavera de 2016 una empresa situada en Yokohama provocó la ira de muchos japoneses en las redes sociales tras ocupar con unas enormes lonas azules y un par de carteles 500 metros cuadrados de la zona designada para el hanami en el parque Kamonyama de dicha ciudad.

En uno de esos carteles la empresa indicaba los horarios en los que serían utilizadas las lonas por el personal de la empresa durante cinco días desde el 28 de marzo, e invitaba a los usuarios del parque a ocuparlas libremente el resto del tiempo. Sin embargo, en internet no tardaron en aparecer voces que criticaron este uso inapropiado de un espacio público.

La dirección del parque, que ya advertía sobre la prohibición de la reserva de espacio sin vigilancia, retiró 100 metros cuadrados de lona de los 500 colocados por la empresa. Las quejas telefónicas de los usuarios del parque surtieron más efecto, y en la mañana del 30 de marzo la empresa abandonaba el parque.

Miembros de una empresa celebrando el hanami bajo los cerezos.

El estrés de reservar un espacio para el hanami de la empresa

Abril es el mes en el que comienza el nuevo año fiscal y en el que los recién licenciados empiezan a trabajar en sus nuevas empresas, por lo que se suele decir que la primera gran responsabilidad de estos recién llegados es reservar un espacio para el hanami. Esto es algo que muchos japoneses aceptan como una realidad, aunque algunas fuentes aseguran que no se trata de una práctica tan habitual. En una encuesta realizada por el sitio Mynavi News entre 287 suscriptores jóvenes solo el 1,1 % contestó que reservar un espacio bajo los cerezos estaba entre las tareas obligatorias a las que se vieron sometidos al entrar en la empresa, frente a un 89,5 % que nunca tuvo que encargarse de esta labor y un 9,4 % que afirmó que “depende de las circunstancias”. Aunque la encuesta no es del todo representativa de la realidad laboral de Japón, el sitio se cuestiona si no podría tratarse de una leyenda urbana más.

A pesar de esto, tampoco puede decirse que se trate de una práctica inexistente. Algunas webs japonesas relacionadas con la búsqueda de empleo incluyen artículos con trucos para reservar un buen sitio como ocupar el espacio desde la noche anterior al hanami, ir dos personas a montar la guardia para que el sitio no se quede sin vigilancia en ningún instante, o llevar una o varias cajas de cartón para pasar la noche más protegidos y que el lugar parezca más “ocupado”. En la columna Tenseijingo del diario Asahi Shimbun, el autor habla de su experiencia en la preparación del hanami de la empresa, y señala dos elementos imprescindibles: las cajas de cartón y el material de lectura (hoy, el smartphone) para pasar las horas tumbado mientras se protege el sitio.

Esta ardua tarea es una fuente de estrés para muchos. Obtener un buen espacio puede hacer que los jefes valoren de forma positiva la aptitud del nuevo empleado, y fracasar en el intento puede ser un mal comienzo que mine su moral. El autor de Tenseijingo se centra en el recuerdo doloroso de la primera vez, hace 30 años, que la empresa le encargó la preparación del hanami, y el malestar que le causó que uno de sus superiores le reprendiese su falta de acierto a la hora de encender el fuego de la barbacoa, retrasando el banquete. Pero también recuerda que esta es una ocasión para festejar y mejorar la relación con la gente de arriba del organigrama, donde el sake desempeña un papel importante.

La omnipresente lona azul, una mesa hecha con cajas de carton y periódicos en los que se sentarán los comensales durante el hanami.

El sake y el sakura

Otro refrán japonés propio de esta época dice Sake nakute nan no onore ga sakura kana (¿Qué son los cerezos en flor si no hay sake?). El sake y el sakura son inseparables y aparecen combinados frecuentemente en la poesía, la literatura y el arte en Japón.

En nuestro paseo por la orilla del río Sumida preguntamos a grupos de distintas generaciones qué consideraban imprescindible durante el hanami. La respuesta casi unánime fue “el alcohol”, y no esperábamos otra cosa. Difícilmente podía verse una reunión sin cerveza o grandes botellas de sake esperando ser abiertas para un brindis bajo las flores. Las empresas de bebidas aprovechan esta coyuntura para lanzar al mercado temporalmente sus bebidas en atractivas latas rosas y con otros motivos primaverales.

Aunque el alcohol con moderación puede ser un aliado para romper el hielo entre comensales, especialmente en el banquete de la empresa, beber en exceso puede arruinar la fiesta o, en casos más dramáticos, la imagen de un empleado que acaba de incorporarse a las filas de la compañía. Durante el punto álgido de la floración de los cerezos en Tokio, en tan solo dos semanas, los servicios de emergencia de la capital tuvieron que atender 104 casos de intoxicación etílica en los parques y 18 personas llegaron a ser hospitalizadas.

Por este motivo, entre las normas básicas para celebrar esta tradición destaca la advertencia de no beber demasiado ni armar mucho jaleo. Pero pese a esta norma fundamental, las quejas por el ruido son frecuentes y los pequeños altercados durante el hanami también suelen ser una constante.

Parece que durante la celebración de la primavera, alegoría del comienzo y de la nueva vida, es inevitable que muchas personas terminen embriagándose. Esto no es algo exclusivo de Japón. Sin embargo sería una lástima que la bebida arruinase la experiencia de disfrutar de la naturaleza y de la lluvia de pétalos de sakura que poco a poco se desprenden y caen sobre nuestro pequeño lugar conquistado bajo los cerezos.

Fotografías de Kodera Kei.

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