El idioma japonés

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¿Qué significa la dominación internacional del inglés para lenguas “menores” como el japonés? La novelista y crítica Mizumura Minae discute el desarrollo del japonés como lengua nacional y sus posibilidades de supervivencia en la era de la hegemonía del inglés.

Mizumura Minae MIZUMURA Minae

Mizumura Minae nació en Tokio y se mudó con su familia a Long Island, Nueva York, cuando cumplió los doce. Estudió Literatura Francesa en la Universidad de Yale y en la Escuela de Graduado de Yale. Su última novela, Honkaku Shōsetsu (Una novela real), ganó el Premio Yomiuri, y su novela autobiográfica Shishōsetsu: from left to right (Novela “yo”: de izquierda a derecha) ha ganado el Premio Noma de Autores Noveles. Ha enseñado en Princeton, en la Universidad de Michigan y en Stanford. Actualmente vive en Tokio.

KŌNO MICHIKAZU Han surgido muchos comentarios respecto a su extenso ensayo crítico Nihongo ga Horobiru Toki: Eigo no Seiki no Naka de (La caída de la lengua japonesa en la era del inglés). Parte de esta atención se ha centrado en el provocativo título y en el capítulo final, en el que hace un fuerte llamamiento para reformar la enseñanza de idiomas en Japón. Respecto a la enseñanza del inglés, ha sugerido que en vez de apuntar a un bilingüismo universal pero pobre, sería mejor que las escuelas se centraran en formar a una pequeña élite bilingüe. Y en lo que respecta a la educación en materia de las artes lingüísticas japonesas, comenta que la principal prioridad debería ser que los estudiantes leyeran los clásicos de la literatura japonesa moderna en vez de hacerles escribir sus propias redacciones. Creo que sus lectores se han quedado impresionados por su evidente amor hacia la lengua japonesa y su profunda inquietud sobre su situación.

MIZUMURA MINAE Para ser sincera, jamás imaginé que tanta gente llegara a leer el libro. Por lo general, la reacción de los medios ha sido favorable, pero también parece haber suscitado cierta controversia en Internet, que se ha llenado de discusiones bastante acaloradas en los blogs. Me han comentado que el principal foco de los ataques contra mi libro es que he ignorado las obras interesantes que se pueden encontrar en la literatura japonesa contemporánea.

Mi intención era considerar cómo podríamos y deberíamos proteger el idioma japonés (o cualquier otro idioma nacional, ya que estamos) en un momento en que el inglés está consolidando su monopolio como idioma universal.

Mi familia se mudó a Estados Unidos cuando tenía doce años por cuestiones del trabajo de mi padre, y viví en un mundo de habla inglesa durante veinte años, después de los cuales volví a Japón. Viviendo aquí, he sido cada vez más consciente de que ha surgido una disparidad enorme en la calidad y la cantidad de información que circula en estos dos idiomas. Pensemos, por ejemplo, en el creciente porcentaje de estudiantes extranjeros que llegan a las escuelas de graduado de Estados Unidos. Allí se está concentrando la élite intelectual de todo el mundo. Y la expansión de Internet ha acelerado esta tendencia. En la Red se está construyendo una gigantesca biblioteca del conocimiento en completo inglés. El resultado es que ya nadie tiene que acudir a una universidad estadounidense para emplear estos recursos. Hay un número extraordinario de personas leyendo en inglés y haciendo uso de esta extensa biblioteca en inglés, sin importar si viven o no en sociedades angloparlantes.

El inglés está en camino de convertirse en el idioma más universal de la historia de la humanidad. Y si nos quedamos sentados a ver qué pasa, el abismo entre este y el resto de idiomas no hará más que expandirse, porque las personas involucradas en cuestiones intelectuales son atraídas de manera natural hacia el mundo del inglés, y ya no es posible controlar esa marea. En otras palabras, nos estamos enfrentando a la posibilidad de que en algún punto del camino, los idiomas que no sean el inglés se vean reducidos al estado de lenguas vernáculas que solo se empleen en las conversaciones diarias de la localidad y en la literatura popular. Creo que ahora mismo, todas las lenguas no-inglesas se encuentran en una encrucijada.

KŌNO ¿Qué opina sobre el estado actual de la lengua japonesa?

MIZUMURA Creo que una forma de medir el calibre cultural de un país es comprobando la cantidad de buenos libros que tiene en circulación. Pero la vida media de un libro en las estanterías de Japón se ha vuelto tan corta que a menos que sea un bestseller, no tarda en desaparecer de las librerías y se deja de imprimir. Ahora es muy fácil publicar y cada vez son más los libros de contenido inmaduro.

Creo que estamos viendo el alcance completo del daño que ha hecho el sistema educativo japonés desde la Segunda Guerra Mundial, una versión distorsionada de la educación democrática de estilo americano en que lo más importante era facilitar la comprensión. Con los años, la educación japonesa tras la guerra ha pasado a asignar cada vez menos horas de clase al estudio de la lengua y la literatura japonesas, dejando de enfatizar en los clásicos de la literatura moderna japonesa en favor de textos simples a la altura de los que deben de escribir los propios estudiantes.

La gente necesita estar expuesta todo lo posible a textos densos e interesantes desde una edad temprana. Pero por culpa de la forma en que se enseña el japonés en las escuelas, las personas de ahora solo esperan lecturas sencillas, e incluso la literatura moderna de hace cien años ha desaparecido casi por completo.

Por supuesto, cuando intento explicar la crisis a la que se enfrenta el japonés a la gente de otros países, es difícil convencerles. Conocen Japón como un país extraño con personas muy educadas pero excepcionalmente malas con el inglés. ¿Cómo es posible entonces que su idioma esté en peligro? Es muy difícil transmitir una sensación real del problema a una persona que no sea japonesa, a menos que sea alguien como Ian Hideo Levy, un escritor estadounidense que escribe en japonés: en otras palabras, alguien con tanto dominio del japonés que puede leer los clásicos de la literatura moderna con completa confianza en su capacidad. Aun así, si lo explico con detalle, normalmente consigo hacerles comprender la situación a un nivel teórico. Y también puedo hacerles ver que es un problema al que se enfrentan todos los idiomas no-ingleses.

Producto de una historia única

KŌNO Su libro también sigue el desarrollo del japonés escrito con un detalle considerable. Históricamente, Japón ha crecido a la sombra de China, una gran civilización que se considera a sí misma como el centro del universo; pero gracias a un afortunado accidente geográfico, ha evitado convertirse en un estado tributario de esta. Los japoneses desarrollaron un sistema para traducir los textos chinos al japonés e inventaron su propio sistema de silabarios con kanas, con los que cultivaron su propia tradición literaria única y distinguida. El japonés logró surgir como una lengua nacional en un proceso paralelo al del nacimiento de Japón como estado moderno en la era Meiji (1868-1912). En el libro ofrece una explicación muy clara de este proceso.

MIZUMURA Otro elemento a tener en cuenta es la economía capitalista que surgió durante la era Edo (1603-1868). Durante este periodo, Japón no solo tuvo acceso a la tecnología de imprenta, sino que también se mantuvo un comercio muy activo entre el shogunato y los dominios provinciales, e incluso entre las propias provincias, haciendo que el capitalismo se desarrollara de forma muy amplia, algo bastante inusual para un país no occidental en aquellos tiempos. Este progreso contribuyó a la expansión de la alfabetización, con el resultado de que Japón tenía uno de los índices de alfabetización más altos del mundo al entrar en el año de la Restauración Meiji (1868). Estas fueron las condiciones históricas que permitieron que el idioma creciera tan rápido en Japón.

Pero los japoneses dan por sentada su lengua. No comprenden la singular historia que la produjo, así que no pueden apreciar de verdad lo afortunado que fue que un país no occidental como Japón obtuviera su propio idioma de forma tan temprana y que pudiera usarlo para educar y para escribir literatura moderna. Quizás suene presuntuoso, pero a mí me parece que Japón podría resultar un buen modelo para los países no occidentales que están luchando por establecer su propio idioma, y también para fomentar un sentimiento de solidaridad con otros países que se esfuerzan por mantener la lengua que ya tienen.

KŌNO Su libro divide los idiomas en tres categorías funcionales. La primera de ellas es “lengua local”. En resumen, se trata de una lengua hablada que emplean los habitantes de una zona en particular. Luego está la “lengua universal”, un idioma que puede comunicar conocimientos e ideas de manera universal. El latín sería un ejemplo de este tipo en la Edad Media. El francés también llegó a ser lengua universal en cierto momento. Pero hoy en día, el inglés está consolidando su hegemonía aplastante como lengua universal dominante en todo el mundo. La tercera categoría sería la “lengua nacional”. Una lengua nacional surge cuando la lengua vernácula de un lugar evoluciona en una lengua escrita, normalmente a través de los esfuerzos de personas bilingües que ayudan a crear un puente entre la lengua local y una lengua universal. Creo que a grosso modo, esa sería la clasificación. Según entiendo, lo que dice es que el motivo por el que la literatura japonesa moderna ha producido tantas obras maestras es que el japonés se ha convertido en una lengua nacional muy rica.

MIZUMURA Cuando surge una lengua nacional, siempre aparecen escritores destacados. Las grandes escritoras de la Era Heian (794-1185) aparecieron justo cuando empezó a desarrollarse la escritura en hiragana, y algo similar ocurrió en la Era Meiji. En el momento de la Restauración Meiji, el japonés tal y como lo conocemos hoy en día no existía. Si Japón no hubiera escapado de la colonización, el idioma de una potencia colonial occidental se habría asentado como lengua universal y el japonés habría quedado relegado al papel de lengua local. Pero Japón mantuvo su independencia, y con la ayuda de las traducciones de Fukuzawa Yukichi y muchos otros eruditos bilingües, el japonés se transformó en una lengua digna de una nación moderna, una lengua que permitió a los japoneses pensar sobre las mismas cosas que sus contemporáneos en otras partes del mundo estaban contemplando. El idioma maduró en forma de lengua nacional con un alcance internacional. Es más, al convertirse en una lengua nacional que daba voz al propio espíritu japonés, permitió a Sōseki y a otros escritores japoneses modernos producir una obra maestra tras otra. Ahora veo la emergencia de la literatura moderna en este mundo de hace más de cien años como una especie de milagro.

Perdido en la traducción

KŌNO He oído decir que los escritos de Sōseki, su autor favorito, son imposibles de traducir.

MIZUMURA La verdad es que es muy difícil. Las novelas de Sōseki traen de vuelta la sociedad japonesa de aquel momento de forma tan viva que casi puedes saborearla y apreciarla, y también están llenas de verdades que sólo se pueden expresar en japonés. Están llenas de preguntas sobre el lugar de Japón en el mundo. Esos pasajes resuenan con fuerza en los lectores japoneses incluso hoy en día. Pero son justo esos fragmentos los que son intraducibles. Dudo que sea posible traducir a Sōseki de manera que los lectores no-japoneses puedan apreciarlo por completo.

KŌNO Algunos escritores de origen extranjero han copado el panorama literario japonés en los últimos años. El escritor estadounidense Ian Hideo Levy ha cosechado un gran éxito, y más recientemente, la novelista china Yang Yi ganó el Premio Akutagawa por su novela en japonés. ¿Qué opina de esta tendencia?

MIZUMURA Es fantástico que encuentren el japonés lo bastante gratificante como para querer entrar en este campo de batalla. Pero al contrario de lo que suelen pensar los extranjeros, lo cierto es que el japonés es un idioma fácil para escribir. Y ahora es incluso más sencillo con la ayuda de ordenadores y software que convierte la forma fonética de las palabras en kanji y kana. Se puede conseguir un texto bastante correcto juntando varias frases cortas de forma puramente conversacional. Así que si fuera posible, el tipo de escritores extranjeros que más me gustaría ver escribiendo en japonés sería aquellos que hayan leído mucho en su propio idioma y que, a su vez, hayan estudiado la literatura japonesa de forma extensa.

Enfrentándose a la asimetría

KŌNO Dejó el mundo del japonés cuando cumplió los doce y vivió en una sociedad angloparlante durante muchos años. Pero ahora ha vuelto al mundo del japonés para escribir sus novelas. ¿Cuál fue su principal motivo?

MIZUMURA Desde pequeña, mi gran pasión siempre fue la literatura japonesa moderna. Mi sueño era escribir en ese idioma y formar parte de ese mundo.

Es muy irónico, pero más o menos cuando estaba terminando mi primer libro, Zoku Meian (Continuación de la luz y la oscuridad), empecé a ser muy consciente del hecho que el japonés era una lengua minoritaria, y según fue creciendo esa percepción, empecé a lamentar no haberme convertido en una escritora angloparlante. Dicho esto, también hay que decir que si observamos el mundo que nos rodea, la gran mayoría de personas no identifican el inglés como su lengua materna ni como primera lengua. Por tanto, he renovado mi decisión de vivir mi vida como escritora en el lado no-inglés de la valla. Pero siempre he tenido sentimientos encontrados respecto a este tema.

Volviendo a lo que hablaba antes, creo que se va a intensificar la tendencia de que los mejores y más brillantes intelectuales del mundo se vean atraídos por el inglés. En el futuro se empleará cada vez más para leer y escribir, así que se acelerará la fuga de cerebros lingüísticos. Tras los primeros cien años de esa era, ¿cabe la posibilidad de que la gente que haya acompañado esta fuga quiera volver a leer y escribir en japonés? ¿O que la lengua japonesa siga circulando al mismo nivel que antes? Yo no soy muy optimista.

Lo que quiero remarcar es la necesidad de que nuestro sistema educativo forme a lectores fuertes. Sōseki, por ejemplo, vivió en Inglaterra durante un tiempo, pero fue capaz de volver al mundo de la literatura japonesa confiando en que habría intelectuales que comprenderían lo que estaba escribiendo.

Los japoneses tenemos suerte porque no necesitamos volver a libros del siglo XI como Genji Monogatari (La historia de Genji) para encontrar clásicos literarios en nuestro idioma. Está claro que es fantástico tener clásicos como Genji, pero precisamente porque la lengua japonesa ha cambiado tan drásticamente en los últimos siglos, sobre todo en la Era Meiji, hoy en día Genji es difícil de leer para cualquiera que no sea un erudito. Pero en Japón también tenemos literatura moderna. Las obras literarias de las eras Meiji, Taishō (1912-1926) y principios de la Shōwa (1926-1989) son clásicos accesibles en cuanto a lengua y visión del mundo, y solo hace falta un poco de esfuerzo para leerlas. Entre los países no occidentales que hay en el mundo, está claro que Japón es muy afortunado de tener una colección tan grande de clásicos literarios.

KŌNO ¿A qué se refiere cuando habla de su decisión de vivir su vida como escritora no inglesa?

MIZUMURA Me suelo preguntar si los japoneses de hoy en día ven cómo es realmente su país. Puede que sea porque la sociedad japonesa de la posguerra se ve inclinada a rechazar nuestro pasado, pero tengo la sensación de que en lo que respecta a la psique japonesa, este país es poco más que un anexo de los Estados Unidos. Me da la impresión de que en términos de estructura, nuestras novelas son iguales que las estadounidenses pero con un ligero toque japonés. No sé si los japoneses ven la asimetría que existe entre estos dos países tan distintos. Para mí, haber pasado mi vida como escritora de lengua japonesa significa enfrentarme a esta asimetría, hacer todo lo que esté en mi mano para entender esta realidad que muchos japoneses ni siquiera parecen ver.

También es importante ofrecer una perspectiva local y no inglesa como alternativa a la realidad presentada por la literatura inglesa. Las películas de Ozu Yasujirō son un buen ejemplo. Él no hacía las películas con la idea de que fueran apreciadas en el extranjero, pero ofrecen una imagen vibrante de la vida japonesa, haciéndolas interesantes incluso para los espectadores extranjeros que al verlas descubren un mundo que no sabían que existía. No se puede hablar sobre literatura al mismo nivel que sobre cine, pero lo que quiero decir es que es importante usar el japonés para retratar la realidad específica de Japón.

 En cualquier caso, lo importante es no verse cegado por la globalización, sino usar el japonés para capturar la realidad de la vida nipona a través de su idioma. Esa es, me parece, nuestra misión como escritores japoneses: personas que han sido bendecidas con una lengua nacional propia desde una etapa temprana.

 (Traducido de una entrevista realizada en japonés en enero de 2009. El entrevistador, Kōno Michikazu, es ex editor jefe de Chūō Kōron.)

 

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