Cruzada por la belleza: Lewis Biggs, Comisario de la Trienal de Aichi

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Del 10 de agosto al 27 de octubre de 2013, las ciudades de Nagoya y Okazaki albergarán la Trienal de Aichi, un festival de arte contemporáneo. Hablamos con Lewis Biggs, uno de los comisarios del festival, sobre la capacidad del arte para revitalizar las ciudades y mejorar la vida de las personas.

Lewis Biggs Lewis BIGGS

Comisario independiente, escritor y consultor cultural. Comisario de la Trienal de Folkstone 2014. Co-comisario de la Trienal de Aichi de 2013. Consultor internacional de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Shanghái. Consultor de la Fundación de Arte Osage, Hong Kong. Director de la Bienal de Liverpool de 2000 a 2011. Director de la galería Tate de Liverpool de 1990 a 2000.

“Estoy muy interesado en la idea de que el arte es necesario. No es un lujo”.

En una mañana de principios de primavera en Nagoya me dispongo a hablar con Lewis Biggs sobre el compromiso de incorporar el arte en la vida diaria de las personas, circunstancia que le ha llevado desde su nativa Gran Bretaña a dirigir la Trienal de Aichi de este año.

Nagoya, la cuarta ciudad más grande de Japón, es la capital de la prefectura de Aichi, situada a unos 250 km al oeste de Tokio y a una hora y cuarenta minutos de la capital en tren bala. Junto con la ciudad vecina de Okazaki, Nagoya albergará la segunda Trienal de Aichi entre el 10 de agosto y el 27 de octubre de 2013.

La primera Trienal de Aichi se celebró en 2010. Entre los asistentes se encontraba Lewis Biggs, un comisario británico que fue director de la Bienal de Liverpool de 2000 a 2011. Durante su estancia en Japón se reunió con el director artístico de la Trienal Igarashi Tarō, quien le invitó a volver este año como parte del equipo de cuatro comisarios de este festival. Tuve la oportunidad de conversar con Biggs antes de una conferencia de prensa en el Centro de Arte de Aichi, un edificio laberíntico que será el nodo principal de este festival a lo largo de toda la prefectura.

Biggs aporta una amplia e imporante experiencia en su puesto. En el Reino Unido, el arte y la cultura consiguieron un creciente protagonismo como parte de los programas de regeneracion urbana de la década de los años ochenta del siglo pasado, cuando las ciudades buscaban soluciones a los problemas surgidos de la reestructuración económica y el declive de la industria manufacturera tradicional. Uno de los ejemplos más importantes de ello es la historia de Liverpool, ciudad del noroeste de Inglaterra, donde Biggs trabajó durante más de una década como director de la galería Tate de Liverpool y como director fundador de la Bienal de Liverpool.

Evocación de las obras de la Bienal de Liverpool

Biggs y la Bienal de Liverpool ejercieron un papel clave para que Liverpool obtuviese el título de Capital Europea de la Cultura en 2008. ¿Cómo consiguió Biggs que la Bienal de Liverpool tuviera éxito y qué acciones similares piensa adoptar en Aichi?

“Mi preocupación principal era cómo llevar el arte a la gente de Liverpool. Pasado un tiempo, empecé a darme cuenta de que el propio museo era parte del problema. Para la mayoría de personas, la historia del arte y el arte en sí mismo no resultan particularmente relevantes en su quehacer diario. Algunos reservan un rincón especial para el arte en sus vidas, y acuden felices a los museos para encontrar ese rincón. Pero para mucha gente eso no es así. Me dí cuenta de que lo mejor que podía hacer era sacar el arte del museo. Antes de dejar la galería Tate de Liverpool, empezamos a experimentar con exposiciones fuera del museo, en la ciudad”.

Llevar el arte a las calles fue un sello de identidad de la Bienal de Liverpool, y los preliminares de la Triennale de Aichi dan a entender que esa misma idea se pondrá en práctica prominentemente también en Nagoya y Okazaki. Un ejemplo de la Bienal de Liverpool fue Rockscape, obra del Estudio Bow-Wow, una pareja de artistas japoneses, Tsukamoto Yoshiharu y Kaijima Momoyo.

 “Rockscape” del Estudio Bow-Wow en la Bienal de Liverpool (Fotografía cortesía de la Bienal de Liverpool).

“Vieron un espacio que había estado abandonado durante muchos años. Un lugar bombardeado. Se encuentra en una ubicación clave de la ciudad, en el cruce de dos ejes urbanos. Lo convirtieron en un anfiteatro para observar la calle, sin programa, simplemente para sentarse allí y observar la calle”.

“Me apena decir que los urbanistas de la ciudad todavía no han conseguido convertir la experiencia en algo significativo. Se ha dejado como un lugar bombardeado y no se ha desarrollado de ninguna manera. No considero que esto sea un fracaso; ¡más bien lo considero como un potencial todavía no aprovechado!”

Biggs cita la serie de esculturas Another Place, de Antony Gormley, situada en la playa, como otro ejemplo de obra de arte que ha tenido una importante repercusión.

“Es un ejemplo de obra de arte que ha conseguido alterar muy bien la percepción externa para producir una inversión entrante y marcar la diferencia en la economía y el turismo local. Su instalación requirió la colocación de cien figuras de hierro fundido por toda la playa, en un espacio de más de un kilómetro y medio. La imagen de esa obra se ha utilizado para vender el noroeste de Inglaterra tanto a empresas como a turistas. Se estima que ha doblado la economía local [en los alrededores de la playa de Crosby].”

“Another Place”, de Antony Gormley (Fotografía cortesía de la Bienal de Liverpool).

“La playa de Crosby era el último pedazo de Inglaterra que veían los emigrantes. Muchos millones de personas partieron hacia el Nuevo Mundo desde Liverpool. La playa se encuentra en la desembocadura del río Mersey. Es un homenaje a todas las personas que se marcharon. Al verlo te entra un poco de nostalgia, pero también sientes esperanza sobre la aspiración de un futuro mejor. En cierto sentido, todos buscamos algún otro lugar al que ir. Esa impresión de esperanza tiene un poder fantástico”.

El momento de Aichi

¿Y cómo lo va a hacer la Trienal de Aichi? Se volverá a utilizar la estrategia de llevar el arte a espacios públicos. Una ventaja de esta estrategia es que inspira la curiosidad de la gente. Atrae a curiosos casuales. Esto lleva el arte a personas que no estarían buscándolo necesariamente.

No obstante, el reto es encontrar zonas de las ciudades que puedan albergar las obras de arte. Un primer objetivo son los edificios abandonados. En la Trienal de Aichi se instalarán algunas obras en una pista de bolos que está previsto demoler. Eso permite a los artistas tener libertad total para hacer lo que les plazca en ese espacio.

“La exploración del interior de un edificio resulta fascinante”, señala Biggs, “especialmente cuando está abandonado. Muchas personas vinieron a la Bienal de Liverpool porque querían ver el interior de un edificio que nunca habían tenido la oportunidad de ver en el pasado. Se trata de una experiencia urbana. Tanto pública como privada. A todos nos encanta visitar la casa de otras personas”.

En una conferencia de prensa celebrada más tarde ese mismo día, algunos de los artistas participantes en la Trienal subieron al escenario para presentarse y hablar de su obra. Entre ellos pudimos ver a Guerra De La Paz, de Miami, y el muralista y pintor portugués Rigo 23. En la página de artistas de la web oficial de la Trienal de Aichi aparecen más de ochenta artistas de todo el mundo, que trabajan en solitario o como parte de un equipo. Muchos artistas contribuirán en eventos de artes, producciones operísticas y películas. Uno de los nombres más importantes de la lista es Yoko Ono.

¿La cultura visual más hermosa del mundo?

¿Qué convenció a Biggs para venir a Japón?

“Mi primera visita a Japón se produjo en 1986 con motivo de la exposición de Turner. Desde entonces he intentado estar en contacto con el país siempre que puedo, porque Japón tiene la cultura visual más hermosa del mundo. Paseas por cualquier calle japonesa y encuentras personas que han arreglado su entorno de una forma visual placentera. En otros países puedes encontrar cosas estéticamente placenteras, pero probablemente es por accidente o por casualidad. En Japón, es deliberado”. 

Esta fotografía, tomada por Biggs con su teléfono móvil, es un ejemplo de lo que él denomina “la cultura visual más hermosa del mundo.”

Biggs no oculta los aspectos proselitistas de su trabajo. “La fealdad resulta dañina para la gente”, afirma. “Tener que vivir con la fealdad daña la psique de las personas. Muchas ciudades parecen prisiones. Vale la pena hacer campaña para intentar que eso no ocurra”.

Si la Trienal de Aichi, y otros festivales de arte como este, fomentan la creación de más belleza en nuestros entornos, el conjunto de la sociedad saldrá beneficiado. Espero con ilusión realizar otra visita a la región cuando la Trienal haya empezado en agosto. 

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