Luchando contra un demonio llamado “arte”: Cutie and the Boxer

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El documental Cutie and the Boxer, que narra la historia de un matrimonio de artistas japoneses en Nueva York, ha acaparado la atención del público desde que fuera nominado a los Oscars 2014. Pese a que finalmente no se hizo con la estatuilla, el retrato de la vida de Shinohara Ushio y Shinohara Noriko sigue siendo un interesante testimonio sobre el duro camino del arte.

Shinohara Ushio SHINOHARA Ushio

Artista nacido en Tokio en 1932. Lo llaman “Gyūchan”, un apodo basado en otra posible lectura de uno de los kanjis que forman su nombre verdadero. Tras abandonar la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio, en 1960, participó en el grupo de artistas conocido como “neodadaístas”, y logró reconocimiento por sus producciones de extrema vanguardia y sus obras de arte creadas con basura. En 1969 consiguió una beca John D. Rockefeller y se trasladó a Nueva York, Estados Unidos, donde reside desde entonces. En 2003 dio de qué hablar gracias a un anuncio de televisión para una bebida deportiva, en el que mostraba su “pintura de boxeo”. En 2007 logró el premio de Bellas Artes de la 48 edición del Concurso Mainichi. En 2012 se celebró una exposición en el museo Dorsky del campus New Pulse de la Universidad Estatal de Nueva York, en la que se mostraba por primera vez fuera de Japón una retrospectiva del artista.

Shinohara Noriko SHINOHARA Noriko

Artista nacida en la prefectura de Toyama en 1953. En 1972 se trasladó a Nueva York para estudiar Bellas Artes. Medio año más tarde conoció a Shinohara Ushio, se casó con él y nació su hijo. En 1981 presentó por primera vez su obra en una exposición de grupo, la Whitney Counterweight, y en 1986 realizó su primera exposición individual. En 2003 fue elegida para formar parte de la exposición New Print, a cargo de la ONG International Print Center New York. En 2004 expuso sus obras en el museo Davis de la Universidad Wellesley, en Boston. En 2007 participó en una exposición conjunta con motivo del centenario de la Sociedad Japonesa de Nueva York. La serie de obras de Cutie, personaje que Noriko había comenzado a dibujar años antes basándose en sí misma, comenzó a acaparar atención a raíz del estreno de la película Cutie and the Boxer.

Cutie and the Boxer (dirigida por Zachary Heinzerling)(*1) cuenta la historia diaria de “amor y lucha” del legendario artista Shinohara Ushio, a quien el pintor Okamoto Tarō denominó “un honesto exagerado”, y su mujer, Noriko, veintiún años menor que él, en su esfuerzo por participar de la vanguardia artística de Nueva York; la película ha alcanzado una gran popularidad en todo el mundo. En 2013 recibió el premio al mejor director en la sección documental del Festival Internacional de Sundance, y en 2014 fue nominada al mejor documental en los Oscars.

Medio siglo aspirando al arte. ¿Por qué es ahora cuando estos personajes casi desconocidos roban los corazones de los espectadores? ¿Qué los empuja a crear? ¿Por qué fueron a Estados Unidos? ¿Qué pretenden expresar? Se lo preguntamos a la pareja aprovechando su retorno a Japón para hacer una exposición(*2) y presentar el estreno de la película.

Un legendario artista de vanguardia que ansiaba comerse el mundo

Una pieza de la serie “Esculturas de motocicleta”, hecha con cartón. El artista en Dallas, Texas, en 1983 (cortesía de Zazie Films)

“El arte es un demonio”, decía Shinohara Ushio. “Gyūchan”, con su pelo en cresta desde los años cincuenta, antes de que naciera el punk y mucho antes de que se pusiera de moda el estilo mohicano, se convirtió en el hijo predilecto de los medios de comunicación. En 1960 formó el grupo de artistas de vanguardia conocido como los “organizadores del dadaísmo”, y realizó actuaciones en medio de la ciudad, en las que pintaba a torso desnudo a golpes. Embadurnaba sus puños, enfundados en tela, con tinta china, y llamaba a las obras que golpeaba sobre la pared “boxing painting” (pintura de boxeo); sus obras las recogió, entre otros, el histórico fotógrafo William Klein(*3) en su álbum Tokyo (1964). Su estilo único de crear no dejaba de aparecer en los medios.

Sin embargo, tras cruzar el océano y llegar a Nueva York en 1969 no hubo salto a la gloria americana. Ya que no tenía dinero ni para comprar los utensilios para pintar, usó cartones tirados en la calle para producir una serie de obras, las denominadas “Esculturas de motocicleta”. En los cuarenta años que han transcurrido desde entonces no ha dejado de avanzar por ese “camino del arte vanguardista” en el que él cree.

SHINOHARA USHIO De cualquier modo yo admiraba el arte americano. Los sesenta fueron la época en la que el pop art estaba en su apogeo, y cuando leía ensimismado las revistas de arte, pensaba que yo también tenía que hacer aquello, por lo que decidí trasadarme a Nueva York; se me había terminado el dinero de la beca, no tenía conexiones, no tenía nada. Pero el demonio del arte no dejaba de tironear, y desde entonces no he dejado de luchar y chocar con todas mis fuerzas.

SHINOHARA NORIKO Aunque él dice que hemos venido luchando, en realidad no hemos tenido otra opción que hacerlo, porque no teníamos dinero para regresar a Japón. Muchas veces han dicho de nosotros que hemos venido luchando con el arte, pero la verdadera lucha era vivir. El mismo hecho de ir viviendo consistía en sobrevivir.

USHIO Evidentemente, muchos pensarán que me casé con Noriko por su cuenta bancaria.

NORIKO Pero es que es cierto.

USHIO Si los dos vivimos y pintamos bajo el mismo techo, con la cuenta de ahorros tiene que pasar lo mismo.

NORIKO ¿Ves? Así es como todo el dinero que me llegaba desde Japón se fue en pagar el alquiler de la casa, que también es taller.

USHIO Cuando se es artista, el lugar en el que se producen las obras debe ser enorme. En América, si la escala de una imagen es pequeña, es como si hicieras basura. Es que es el centro del arte mundial. Agarrándose a esa idea, lo que uno debe hacer es perseguir a los que están en la cima, a Andy Warhol y Jasper Johns, derrotando a los otros aspirantes.

La vida de dos artistas en un hogar cargado de celos

En 1971, tras graduarse en el instituto, Noriko se fue con diecinueve años a Nueva York para estudiar arte, justo en el momento en el que el sistema de tipo de cambio fijo -un dólar costaba la friolera de 360 yenes- se derrumbaba. Conoció a Ushio medio año más tarde, y en 1974 dio a luz a su hijo, Alexander Kūkai. Entonces comenzó su día a día cargado de “amor y lucha”.

Ushio y Noriko en sus días de juventud (cortesía de Zazie Films)

USHIO Noriko y yo, y después también nuestro hijo Álex, todos somos artistas en la familia, y eso hace que todos los días sean tremendos. Nuestras obras no tienen nada en común; somos diferentes tanto en lo personal como en lo generacional. Cuando el valor de la obra de Noriko sube, aunque sea solo un poco, enseguida me da rabia. Pero creo que es como debe ser. El propio Noguchi Izamu, cuando le preguntaban de dónde venía su energía para crear, contestaba: “¡De los celos!”

NORIKO ¡Y mira que es celoso Gyūchan! Incluso para esta película, en la que al principio él iba a ser el foco de atención; Zach (Zacharias Heinzerling) se sintió conmovido por mi obra, y en la segunda mitad del rodaje había días que se dedicaba a filmarme solo a mí. Gyūchan me preguntaba: “¿Eh? ¿Ya se ha ido Zach?”, y yo tenía que mentirle: “Parece que hoy estaba ocupado”.

El registro de su lucha como artistas y como pareja

“La mediocridad debe mantener la genialidad”, dice Ushio. Es cierto que en la primera mitad de la película se ve a Noriko en calidad de esposa, de madre, de ayudante del artista. Pero en la segunda mitad Cutie se va convirtiendo en un pilar importante de la narrativa, a medida que sus dibujos, que Noriko lleva media vida creando, cobran protagonismo.

USHIO Zach, el director, era todavía un niñato guapo e ineficiente. Yo soy perro viejo, y por eso era mi actuación la que tenía que llevar la historia. “¡Voy a hacer el kanpu masatsu (la fricción con toalla seca)!” le decía yo, me quitaba la ropa y me frotaba con la toalla a buen ritmo.

NORIKO Un artista es un exhibicionista, ¿no? Tiene que estar tranquilo cuando lo ruedan. Pero Gyūchan se ponía como si lo estuvieran filmando en una gran cadena de televisión, como si los medios fueran su rival. Y precisamente por eso Zach cortaba esas partes. Aunque estuvimos cerca de cuatro años rodando, lo que se ha usado al final es casi exclusivamente lo rodado el último año. Al principio venía una o dos veces por semana y rodaba cosas como el suelo, el grifo, la cola del gato… Si seguíamos a ese paso, ni en diez años había forma de que termináramos la película.

Cuando empezaron el rodaje, Zachary Heinzerling tenía 24 años. Gracias al establecimiento de una relación de confianza, tras cinco años de esfuerzo, ha podido contar la historia de la pareja.

NORIKO Poco a poco la presencia de Zach en la casa pasó a convertirse en algo parecido a un mueble: casi ni nos dábamos cuenta. Zach dice que a mí me costó mucho abrir mi corazón, pero en mi opinión también ha tenido la culpa el tiempo que le ha costado madurar.

USHIO Sí, mientras nos iba filmando a Noriko y a mí el chico se fue haciendo adulto. Es un chico normal, que creció comiendo cosas ricas en una familia normal. Por eso al principio no paraba de decir tonterías. “¿No os amáis?”, o “Quiero rodar una pelea de pareja”. Y yo pensaba: “¿Pero qué dice este?”

NORIKO No se puede conseguir rodar una pelea de pareja de verdad si no se está conviviendo. Por eso se nos ocurrieron dos cosas: ponernos los dos los guantes con pintura y boxear en una escena, y otra escena con animación de Cutie. Pero lo que no terminó de satisfacerme fue que en la película no se ve lo miserable que es nuestra vida en realidad. Ni siquiera sabemos cómo vamos a sobrevivir a partir de ahora. ¡No tenemos ni idea de lo que nos depara el futuro!

USHIO No importa; ¡hay gente que llora cuando ve la película! Cuando nos fuimos de gira, haciendo pases privados por América, tras terminar la película y entrar nosotros en la sala, se ponían todos en pie y nos daban una gran ovación. Me sorprendí al comprobar que el cine, a diferencia de la pintura, es un arte que logra impactar de verdad en el corazón de las personas. A partir de entonces, cuando camino por el barrio, todos los días hay alguien que me saluda por mi nombre; me he hecho famoso sin darme cuenta. Ahora hay que mantenerse a la altura de este estado de estrella. ¡Si con esto se venden las obras, me doy por satisfecho!

De la película Cutie and the Boxer; © 2013 EX LION TAMER INC. All rights reserved.

Aunque los artistas, aparentemente, vivan ajenos al mundo, en el camino del arte avanzan apostando la vida, literalmente. Es un camino en el que en gran medida se persigue una emoción que hace vibrar el cuerpo y hervir la sangre a través del acto mismo de crear, más que la vanidad personal o el valor que se pueda conseguir mediante la adulación del mercado de arte. Esa forma de vida basta y simple ha dado lugar a este equipo de marido y mujer. Y su historia, ahora, está recibiendo una aclamación atronadora por parte de personas de todo el mundo. Quizá esta sea también una bendición que viene de la mano de ese demonio al que llamamos arte. Estoy seguro de que esa lucha y ese amor elevado de Cutie y Boxer van a alcanzar cotas aún más altas.

(15 de diciembre de 2013, entrevista en Shibuya, Tokio)

Texto: Fukazawa Keita
Imágenes de la entrevista: Igarashi Kazuharu

Cutie and the Boxer, estreno en todo Japón
Página oficial: www.cutieandboxer.com
Patrocinadores: King Record, Parco
Distribución: Zazie Films, Parco

© 2013 EX LION TAMER, INC. All rights reserved.

(*1) ^ Película documental que se rodó y produjo a lo largo de cinco años, basada en los cuarenta años de lucha de Shinohara Ushio y su mujer Noriko por hacerse un espacio como artistas en Nueva York. La segunda parte de la película se centra en la figura de Noriko, que a través de sus dibujos del personaje Cutie, basado en sí misma, le abrió los ojos a su realidad como artista. No se trata de una simple película sobre artistas, sino que provoca la reflexión sobre lo que significan las relaciones de pareja.

(*2) ^ La exposición “Love Is A Roar-r-r-r! In Tokyo Ai no otakebi Tōkyō hen” (¡El amor es un r-r-r-rugido en Tokio!) se celebró en el Parco Museum de Shibuya entre el 13 de diciembre de 2013 y el 13 de enero de 2014.

(*3) ^ William Klein (nacido en 1928), director y fotógrafo de fama mundial, oriundo de Nueva York. En 2012 se expuso de nuevo en Nueva York una legendaria imagen de Shinohara Ushio haciendo su boxing painting, que Klein había sacado en 1961, cuando fue a Tokio. Una colección de las fotografías más recientes del autor se publicará pronto bajo el título Brooklyn.

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