Ban Shigeru, en busca del lugar del arquitecto en la sociedad

Sociedad Cultura

Ban Shigeru es un arquitecto japonés que ha alcanzado el reconocimiento mundial por el uso de tubos de cartón en su arquitectura pensada para las personas refugiadas tras los desastres naturales. En 2014 ha sido galardonado con el premio más importante en el mundo de la arquitectura, el Pritzker. Además, en abril de 2015 se inaugurará su última obra, el Museo de Arte de la Prefectura de Oita.

Ban Shigeru BAN Shigeru

Nace en Tokio en 1957. Es arquitecto y profesor en la Universidad de Arte y Diseño de Kioto. Se graduó en el departamento de arquitectura de la Cooper Union. Después de trabajar en el estudio de Isozaki Arata funda el estudio Shigeru Ban Architects. En 1995 funda Voluntary Architects Network (VAN). Trabajó como consejero del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, profesor en el departamento de Ecología de la Información en la Universidad Keio, profesor visitante en la Universidad de Harvard GSD y en la Universidad de Cornell. Entre sus principales obras se encuentran La casa Curtain Wall, la arquitectura para los afectados por el desastre de Hanshin-Awaji - Cabañas de papel, la iglesia católica de Takatori, el pabellón de Japón en la Exposición Universal de Hannover, el Nicolas G. Hayek Center, el Centro Pompidou-Metz, la Catedral de Cartón de Christchurch, entre otras. Entre los numerosos galardones que ha recibido están la medalla de oro de la Academia Francesa de Arquitectura, el Premio Mundial de Arquitectura Arnold W. Bruner Memorial Award, El premio del Instituto de Arquitectura de Japón, el doctor honoris causa de la Universidad de Ingeniería de Munich, La Orden del Mérito de Francia (le grade d'officier), el premio Auguste Perret, el Premio Artístico de la Agencia Japonesa de Asuntos Culturales, la Orden de las Artes y las Letras de Francia (le grade de commandeur), y el premio Pritzker, entre otros.

Un nuevo museo de arte en Oita

ENTREVISTADOR  En primer lugar, nos gustaría felicitarle por el premio Pritzker.

BAN SHIGERU  El hecho de que haya recibido un importante premio no hará que cambie mi proceder en especial. Por eso voy a seguir como hasta ahora. Aunque me lleguen grandes ofertas no tengo pensado ampliar mi estudio de arquitectura ni recibir muchos proyectos fácilmente. Tengo pensado seguir trabajando a pequeña escala como hasta ahora.

ENTREVISTADOR  Recientemente ha presentado públicamente el proyecto del Museo de Arte de la Prefectura de Oita (OpAm). ¿Podría hablarnos sobre la idea detrás de esta obra?

BAN  Aunque se trate de un museo no está pensado como un lugar únicamente para los amantes del arte, o una especie de “caja negra” en la que no se puede saber desde el exterior qué es lo que está ocurriendo dentro, sino más bien un lugar donde cualquiera pueda entrar fácilmente y en el que las personas no aficionadas al arte también puedan disfrutar. Se está planeando también realizar eventos que vayan más allá del arte. No creo que sea bueno que un edificio de carácter público esté únicamente orientado a un tipo de personas. Teniendo presente esta idea, me propuse crear un “espacio abierto”.

Museo de Arte de la Prefectura de Oita. De día, con las puertas plegadizas de cristal abiertas (arriba). Noche, con las puertas plegadizas de cristal cerradas (abajo). (©Hiroyuki Hirai)

En el caso del pabellón anexo que diseñé para el Museo Nacional de Arte Moderno de Metz (Centro Pompidou) en Francia, tomé prestado el paisaje histórico de la ciudad como fondo y le di importancia a lo que se podía observar alrededor. En Oita es completamente distinto. Es una estructura abierta sin separaciones, cuyo interior puede verse fácilmente desde fuera, y muy accesible. Para una persona es muy diferente la accesibilidad de un edificio en el que tienen que empujar una puerta para entrar y la de un edificio cuyos accesos están abiertos.

Y no se trata solo de que esté abierto, sino que es un lugar flexible en el que se celebran muchos más eventos aparte de exposiciones de bellas artes. O bien, en el que simplemente paseando por el exterior uno puede percatarse de que dentro están sucediendo cosas interesantes que le invitan a entrar. Comúnmente los museos son como “cajas negras”. Uno no sabe qué hay en el interior hasta que paga la entrada y entra. No quise hacer algo así, sino un edificio que se mezcle con la ciudad ya sea a través de sus actividades o del arte.

ENTREVISTADOR  En la prefectura de Oita hay muchas obras de Isozaki Arata, su mentor.

BAN  Aunque sólo estuve durante un año en el estudio de Isozaki, lo cierto es que he ido a ver sus obras en innumerables ocasiones desde mi juventud. El hecho de que haya ganado este concurso para el Museo de Arte de la Prefectura de Oita ha sido casualidad, pero estoy feliz como discípulo de Isozaki de poder construir mi obra en su “tierra santa”.

Los reglamentos han afectado a la experimentación en la arquitectura japonesa

ENTREVISTADOR  ¿Qué le parece el panorama actual de la arquitectura japonesa?

BAN  Se está perdiendo el elemento experimental. Desde que en 2005 saliese a la luz el caso de la falsificación del cálculo de estructuras, conocido como el “caso Aneha”, la ley de la edificación ha entrado en una espiral negativa de rectificaciones. Yo, que utilizo tubos de cartón en mi arquitectura, aunque recibí la aprobación del ministerio para la certificación del artículo 38, hoy no puedo acogerme a él. Incluso las estrictas leyes sobre la resistencia al fuego de la madera impiden el desarrollo de este tipo de arquitectura.

Recientemente estoy cada semana entre París y Tokio, y he observado que aunque Tokio es una ciudad limpia, no es bonita como París. Y viceversa, París es una ciudad bonita pero sucia. Si edificio por edificio somos capaces de crear una arquitectura que sea genuinamente bella, aunque no lo planifiquemos todo, la ciudad será bonita. Creo que la obligación de los arquitectos es contribuir a crear una arquitectura llena de belleza.

¿En qué le gustaría utilizar su experiencia como arquitecto?

ENTREVISTADOR  Además de su arquitectura monumental, desde su participación en la construcción de refugios en Rwanda en la década de 1990 su obra se ha caracterizado por el uso de tubos de cartón en lugares azotados por desastres naturales o en edificios para refugiados. Desde entonces ha continuado creando entornos habitables en lugares donde hay necesidad. ¿Qué le movió a trabajar en esta actividad?

BAN  Mi actividad en Rwanda comenzó en 1994. En Japón comencé mi actividad en Kobe tras crear una ONG en 1995 poco después del Gran Terremoto de Hanshin-Awaji, y aún hoy estamos trabajando en los lugares afectados por desastres naturales. Desde que me convertí en arquitecto siempre he pensado que en nuestra profesión no contribuimos suficientemente a la sociedad.

Dicho esto, lo cierto es que nuestro trabajo es fundamentalmente para “las clases privilegiadas”. Incluso en el pasado “las clases privilegiadas” utilizaban la arquitectura para mostrar al mundo algo que no se puede observar a simple vista como es el capital y el poder que tenían. Por ese motivo contrataban a arquitectos y construían edificios imponentes. Ahora nuestro trabajo también tienen mucho que ver con eso, aunque desde entonces es cierto que han cambiado poco a poco lo que podemos denominar “clases privilegiadas”. Por supuesto podría ser importante crear edificios monumentales para la sociedad que posteriormente se conviertan en un importante patrimonio para las ciudades, pero en mi caso prefiero utilizar mi experiencia y conocimiento para el pueblo o bien para las víctimas de desastres naturales que han perdido su hogar, y no exclusivamente estas “clases privilegiadas”. Es con este pensamiento con el que comencé mi actividad de voluntariado para ayudar en las zonas afectadas por los desastres.

Dicho esto, no es que esté en contra de la arquitectura para “las clases privilegiadas”, ya que yo mismo continúo construyendo para la misma y creo que la arquitectura monumental es importante, pero desde siempre en mi trabajo he tratado de reconciliar ambas visiones de la actividad constructiva.

Entrevistador: Harano Jōji, director representante de Nippon Communications Foundation.

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