Miyairi Norihiro, un maestro espadero entre la tradición y la innovación

Cultura

La katana es el máximo exponente del movimiento Cool Japan. La tradición espadera nipona se ha conservado ampliamente hasta la actualidad, a pesar de la desaparición de los samuráis. Visitamos el taller del maestro Miyairi Norihiro para que nos desvele los misterios de la que puede considerarse la artesanía más sublime de Japón.

Miyairi Norihiro MIYAIRI Norihiro

Nacido en la prefectura de Nagano en 1954. Maestro espadero, nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial de Nagano. Ha revolucionado el mundo de la espadería nipona superando los límites de la tradición para explotar las posibilidades de la katana moderna. Tras graduarse por la Facultad de Literatura de la Universidad Kokugakuin, se convierte en aprendiz de Sumitani Masamine, un maestro artesano designado como Tesoro Nacional Viviente. Alcanza la máxima categoría como espadero de forma muy precoz y en 2010 recibe el Premio Masamune, el galardón más prestigioso de la espadería. Como maestro espadero, ha elaborado una reproducción de una pieza del tesoro del templo Tōdai-ji de Nara, una katana amuleto para las princesas de Takamado y una katana ceremonial para el ex yokozuna Asashōryū Akinori. Además de sus intrépidas katana, también restaura piezas como los elegantes cuchillos tōsu que triunfaron entre la nobleza de la era Tenpyō (729-749). Página oficial de Facebook.

Aprendiz de una escuela distinta a la de su familia

En épocas pasadas la katana fue apodada “el alma del samurái”. Sin embargo, la Restauración Meiji (1868-1912) puso fin a los casi mil años de historia samurái iniciados en el periodo Heian (794-1185) mediante un decreto que prohibía la posesión de espadas. Tras la Segunda Guerra Mundial, el espíritu del bushido se suprimió y el Gobierno de ocupación estadounidense prohibió incluso la práctica del kendō, en el que se usan espadas de bambú. La actual Ley para el Control de la Posesión de Armas de Fuego y Cortantes prohíbe la posesión de katana sin permiso, pero no por ello han dejado de fabricarse. Miyairi Norihiro es uno de los espaderos más destacados de entre los trescientos cincuenta que existen en Japón en estos momentos. Su obra incluye la elaboración de piezas del tesoro que se ofrenda en la ceremonia de destrucción y reconstrucción del santuario de Ise, y la reproducción de una espada de hierro que se conserva en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. ¿Qué tendrán sus espadas que crea tal fascinación?

MIYAIRI En el arte de la katana existen varias escuelas con distintos estilos, como el sōshūden y el bizenden. Los Miyairi, mi padre y mi tío incluidos, eran de la escuela sōshūden. Pero cuando yo me inicié en la katana como aprendiz, a los veintitantos, lo hice bajo la tutela de un maestro del estilo bizenden, Sumitani Masamine. Nombrado Tesoro Nacional Viviente, Sumitani creó un tipo de hamon (patrones ondulados en la cuchilla) propios llamados Sumitani chōji (‘clavos de Sumitani’). Me sentí muy atraído por su originalidad inimitable. En el tradicional mundo de la katana, ser aprendiz de un maestro de una escuela distinta a la de la propia familia es algo inaudito, por lo que en aquel entonces se me tachó de hijo rebelde e inconformista.

Los patrones ondulados de la cuchilla en forma de clavos de olor son una de las características del estilo bizenden.

Me independicé después de cinco años como aprendiz de Sumitani y nueve años como aprendiz de mi padre. Monté el taller en Tōmi (Nagano) y, a mis 39 años, me convertí en el artesano más joven del momento en alcanzar el máximo rango como espadero. Al entrar en la cincuentena, el punto álgido de mi carrera como artesano, enfermé. Fue durante esa convalecencia cuando decidí que, en lugar de limitarme a la escuela bizenden, me iniciaría también en la sōshūden y buscaría mi propio estilo, sin encasillarme en ninguna corriente concreta.

La tradición espadera viene heredándose en mi familia desde finales del periodo Edo, pero yo he fusionado el bagaje tradicional con una mezcla de estilos innovadora. Puede que eso sea lo que suscita interés por mi obra.

Tachi designada Patrimonio Cultural Inmaterial de la prefectura de Nagano.

La katana, un arma más pesada de lo que parece

Existen dos tipos de katana, según su finalidad: las que son para usarse como arma, que persiguen la funcionalidad, y las ornamentales, que buscan cualidades artísticas. En la actualidad no se elaboran espadas para usarse como armas, pero ¿es cierto que antiguamente la prueba del corte se efectuaba con personas?

MIYAIRI Parece ser que en el periodo Sengoku se probaban cortando cadáveres de criminales decapitados, colocados uno encima de otro. Cuantos más lograse cortar la katana, más valor adquiría como arma. También se probaba seccionando el cadáver del criminal en vertical de abajo arriba y, si conseguía cortar la clavícula, que es el hueso más difícil, recibía la denominación de ōwazamono.

En las series y películas de época, los actores agarran la katana con una sola mano, pero eso es posible porque utilizan piezas con solo un baño de metal. Una katana auténtica pesa entre uno y tres kilos, por lo que no se maneja con tanta ligereza. Un movimiento en falso podía costar la vida a los samuráis de antaño, y existen testimonios de que, durante un combate, los guerreros podían llegar a pasar medio día frente a frente, inmóviles, sosteniendo la katana desenfundada, como los célebres Miyamoto Musashi y Sasaki Kojirō.

La espléndida belleza del acero

La mayoría de las katana más reputadas (meitō) son ornamentales. Las piezas que se valoran por la belleza no se valoran por el corte, sino por unos criterios artísticos propios de la espadería japonesa, y para juzgarlas y distinguirlas se requiere un cierto conocimiento y un ojo entrenado. ¿En qué radica la belleza de la katana?

MIYAIRI El valor estético de la katana surge del carácter del propio acero (jigane), de los patrones ondulados de la cuchilla (hamon) y de la belleza de la pieza en su conjunto. Mientras que las espadas de otros países se valoran por los grabados de la cuchilla o por las piedras preciosas que llevan incrustadas, la katana se juzga con otros criterios estéticos, apreciando la belleza del propio acero.

El acero tamahagane es la materia prima a partir de la cual se templa el resistente jigane con el que se elabora la katana.

Como se desprende de los tres tesoros sagrados de la mitología japonesa —un espejo, una joya y una espada—, los japoneses atribuyen un poder místico a los objetos brillantes desde la antigüedad; de ahí que se otorgue una gran importancia al pulido y que su técnica se haya desarrollado tanto.

Después de templarla, la katana se pule con piedras de amolar cada vez más finas.

La katana se aprecia más profundamente si primero se adquiere un cierto nivel de conocimientos para juzgar su valor. A veces recibo pedidos desde el extranjero, y me he dado cuenta de que en otros países hay muchas personas que investigan sobre las espadas japonesas y son expertos en ellas.

Una daga elaborada con esmero por Miyairi. Se trata de una obra maestra que recuerda a la famosa katana de Bizen Osafune Kagemitsu, un célebre espadero de finales del periodo Kamakura. Contemplar la transparencia del acero jigane apacigua el espíritu.

El delicado cuchillo tōsu, tan distinto de la intrépida katana

Además de potentes katana, Miyairi también elabora finísimos tōsu. Estos elegantes cuchillos, que fueron muy populares entre la nobleza de la era Tenpyō (729-749) como utensilios de escritorio y accesorios, incorporan elementos como los hermosos grabados de marfil (bachiru) que proliferaron en la dinastía china Tang, así como sofisticadas esculturas metálicas. Actualmente Miyairi es el único artesano capaz de ejecutar todas las fases de elaboración de estos cuchillos, desde la cuchilla hasta los ornamentos. Nos preguntamos cómo funciona su trabajo, a caballo entre dos mundos tan distintos como la dinámica katana y los frágiles y delicados tōsu.

MIYAIRI Cuando uno elabora los delicadísimos tōsu, es capaz de ver las katana con ojos más delicados también. Se dice que los tōsu eran usados por la nobleza entre la era Tenpyō y el periodo Heian. De vez en cuando los clientes me encargan tōsu originales para tenerlos como amuleto, y los elaboro con el orgullo de mantener vivo el legado de una valiosa cultura del viejo Japón. En 2009, por petición de la Agencia de la Casa Imperial, creé una reproducción de un tōsu que formaba parte del tesoro de Shōsōin(*1). Elaborar una reproducción no consiste simplemente en hacer una copia del original. Aparte de los aspectos científicos, como recuperar técnicas antiguas abandonadas y analizar minuciosamente los materiales, es importante captar el carácter de la época. Como no se permite sacar piezas del tesoro, no podía llevarme el tōsu original al taller; tuve que trabajar solo con fotografías. Por eso fui numerosas veces a Nara y pasé largas horas observando la pieza. Creé la reproducción sintiendo en cuerpo y alma la esencia de aquel pequeño cuchillo de más de mil doscientos años de antigüedad.

Tōsu con vaina de marfil teñida y tallada con delicados motivos.

Réplica del tōsu del tesoro de Shōsōin, con motivos de hiedra en orfebrería e incrustación de 72 perlas y 16 esmeraldas.

La reproducción de una katana que encandiló a varios señores feudales

Miyairi también se encargó de la reproducción de la famosa katana Shokudaigiri Mitsutada que formaba parte del tesoro del clan Tokugawa de Mito. Se dice que fue la favorita de gobernantes tan prominentes como Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi, Date Masamune y Tokugawa Mitsukuni. El nombre de Shokudaigiri (‘corta-candeleros’) procede de un episodio en que Date Masamume cortó a uno de sus vasallos junto con un candelero entero con ella. Sin embargo, la antigua katana se quemó en el Gran Terremoto de Kantō y perdió los patrones ondulados de la cuchilla. Miyairi logró restaurar espléndidamente la famosa espada, que ahora se expone en el Museo Tokugawa de Mito, donde se conserva una inmensa colección de tesoros del clan Tokugawa. La katana aparece también en el videojuego Tōken Ranbu, de gran éxito dentro y fuera Japón, por lo que es ahora muy conocida entre los aficionados.

Miyairi trabaja solo y en silencio en su taller. El fuego hace que en verano el ambiente llegue a superar los 40 grados.

Cuando restauró la espada Shokudaigiri Mitsutada, ennegrecida por el fuego, no se conservaba ningún documento que atestiguase su estado original. ¿Cómo la restauró basándose en un único dibujo que se halló de la pieza?

MIYAIRI Lo más importante para la restauración va más allá de la técnica. Elaborar una katana reproduciendo el carácter y la presencia del dibujo no es algo que se logre solo pensando con la cabeza: requiere sentirlo con cuerpo y alma.

Los paisajes que aparecen en los patrones de la cuchilla de la katana se llaman utsuri. Las espadas con utsuri dejaron de elaborarse tras los inicios del periodo Muromachi. Se cree que la Shokudaigiri Mitsutada tenía un utsuri elaborado con una técnica singular, así que lo primero fue dominar esa técnica abandonada. Con todo, reproducir una katana con carácter va más allá de la técnica. Para recrear su esencia, hay que adoptar un enfoque distinto al que se usa para crear obras originales e intentar deshacerse del carácter propio como artesano. Tuve que realizar muchas pruebas hasta lograr una reproducción satisfactoria de la Shokudaigiri Mitsutada, pero ese reto amplió mis posibilidades.

Entrevista y texto: Kutsuwada Satsuki
Fotografía: Kimura Naoto

Fotografía del encabezado: Miyairi Norihiro, maestro espadero, trabajando en su taller.

(*1) ^ Shōsōin es un edificio que forma parte del templo Tōdai-ji y data de la era Tenpyō, en el que se conservan numerosos tesoros del emperador Shōmu y la emperatriz Kōmyō. Fue designado Patrimonio Mundial por la UNESCO como parte del conjunto de monumentos históricos de la antigua Nara.

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