El mundo se sorprende con la “normalidad japonesa”: una entrevista con Ema Ryan Yamazaki

Cine

¿Cuál es el origen del alto nivel de disciplina y cooperación que se dice caracteriza al pueblo japonés? Un documental trata de responder a esta pregunta narrando la vida en una escuela primaria pública de Tokio durante un año. Para su directora, Ema Ryan Yamazaki, la producción de esta película fue un viaje de autodescubrimiento.

Ema Ryan Yamazaki YAMAZAKI RYAN Ema

Documentalista nacida en 1989 en Kobe (Japón). Graduada en el Departamento de Producción Cinematográfica de la Universidad de Nueva York. Comenzó su carrera como ayudante de montaje del director Sam Pollard, y en 2017 dirigió Monkey Business: The Great Adventures of Curious George’s Creators, que sigue la vida del autor de la popular serie de libros ilustrados Curious George y de su esposa. Su obra más conocida es Koshien: Japan’s Field of Dreams (2020).

“Los servicios de Shinkansen y trenes funcionan segundo a segundo, y todo el mundo los da por sentado”. “Pese a ser una ciudad tan grande, cada rincón de Tokio está limpio”. “Los objetos perdidos suelen devolverse a sus dueños tras ser entregados a la policía”. Se trata de episodios que se repiten sin cesar desde hace décadas; muchos extranjeros describen la sociedad japonesa con ojos llenos de asombro.

¿De dónde vienen esta disciplina, este orden y esta cooperación en la vida en común de los japoneses? La película The Making of a Japanese (“La creación de un japonés”, distribuida en Japón como Shōgakkō – sore wa chiisana shakai; “Escuela primaria: una sociedad en miniatura”), estrenada en diciembre de 2024, muestra la vida escolar tal y como es en realidad, con la idea de que los seis años que los alumnos pasan allí “los convierten en japoneses”.

El escenario principal es la escuela primaria Tsukado, en el distrito de Setagaya, Tokio. La película sigue de cerca la pandemia del nuevo coronavirus durante el curso escolar de 2021, centrándose en los alumnos de primer curso, que acaban de entrar en la escuela, y en los de sexto, los más veteranos. El rodaje duró un total de 150 días o 700 horas.

Para los profesores y padres japoneses se trata de una rutina común y corriente. Sin embargo, cuando la película se proyectó en el extranjero causó una gran sensación. Los espectadores quedaron muy impresionados por la implicación y el desarrollo positivos de los niños, que participaban en los sistemas de la limpieza de las aulas, el servicio de almuerzos escolares o los turnos para diversas tareas, así como en la organización del festival deportivo y otros actos escolares. La película se proyectó durante cuatro meses en Helsinki, la capital finlandesa, y en 20 salas de cine de todo el país. Fue seleccionada en festivales de cine de Alemania y Estados Unidos, y televisada en Corea del Sur.

El cortometraje Instruments of a Beating Heart (“Instrumentos de un corazón palpitante”), que surgió de ese rodaje, también fue nominado para la 97.ª edición de los Premios de la Academia de Estados Unidos (2025) en la categoría de cortometraje documental.

The Making of a Japanese © Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour
The Making of a Japanese © Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour

The Making of a Japanese © Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour
The Making of a Japanese © Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour

Los japoneses “se hacen en la escuela primaria”

El título de la película en inglés, The Making of a Japanese, suena bastante fuerte al traducirlo directamente al japonés, pero Yamazaki se muestra positiva al respecto: “Los niños de unos seis años son iguales en todo el mundo, pero los niños japoneses de 12 años son diferentes de sus homólogos occidentales. Esto se debe a que en la escuela se les asignan diversas funciones y son formados para que se conviertan en adultos. Del mismo modo que la educación, en general, forma a las personas, la educación pública japonesa desempeña un papel en el fomento de la cooperación social y de grupo. La concepción japonesa de la educación es muy diferente de la de otros países. De eso no hay duda”.

El padre de Yamazaki es británico, y su madre japonesa. Nacida en Kobe, la directora cursó sus seis años de primaria en una escuela pública de Osaka, y pasó a secundaria y bachillerato en una escuela internacional de Kobe. Estudió producción cinematográfica en una universidad de EE. UU. y, tras graduarse, prosiguió su carrera en Nueva York.

“Yo me consideraba japonesa, pero era la única medio japonesa de mi escuela primaria que hablaba inglés y tenía el pelo castaño. La cuestión de si yo era la única diferente de la gente que me rodeaba, y lo que significaba ser japonesa, estuvo en mi mente durante mucho tiempo”.

En Estados Unidos, a menudo la elogiaban en el trabajo por ser responsable y puntual, y por su excelente contribución al equipo.

“Yo no hacía nada especial, pero me elogiaban. En aquella época yo escuchaba aquellas alabanzas y pensaba que era algo normal para una japonesa. Pero por otro lado, hace unos diez años empecé a preguntarme quién era realmente. Al reflexionar me di cuenta de que el origen de mis características y valores seguía hallándose en lo que había desarrollado durante mis días en la escuela primaria”.

La directora Ema Ryan Yamazaki. (Fotografía de Hanai Tomoko)
La directora Ema Ryan Yamazaki. (Fotografía de Hanai Tomoko)

El mejor recuerdo que tiene Yamazaki de sus días en la escuela primaria es el festival deportivo al que asistió en sexto curso. Cuenta que completó una pirámide gigante de gimnasia en equipo y tanto sus padres como la comunidad local la aplaudieron.

“Tareas que pensaba que eran absolutamente imposibles el primer día de práctica, de alguna manera tomaron forma después de semanas de practicar con los demás. La tensión de estar decidida a no cometer errores antes de la prueba; la sensación de logro al completar con éxito la pirámide; la emoción de llorar y alegrarme con mis amigos… Ahora, al recordar esa experiencia, creo que se convirtió en el punto de partida para esforzarme en cualquier tarea que tenía por delante, en lo sucesivo. Tener esa experiencia, a los 11 o 12 años, de que si trabajas duro el futuro cambiará no tiene precio”.

“Desde el punto de vista de un niño, esas jornadas del deporte o conciertos de música son grandes acontecimientos, y en la vida escolar japonesa se presentan repetidamente durante esos primeros seis años diversas oportunidades que parecen verdaderos ‘clímax de la vida’. En la escuela internacional no se practicaba de ninguna manera especial el día del deporte; simplemente participabas, corrías y ya. No era una forma de aprender en grupo. ¿Qué te hace diferente del niño de al lado? ¿Qué se te da bien? Se da prioridad a la construcción de la individualidad, que es un valor occidental”.

Tras darse cuenta de que las exigencias de la vida escolar eran tan diferentes en los distintos países, Yamazaki decidió “hacer un documental sobre las escuelas primarias japonesas y presentarlas a la gente de todo el mundo”.

Sin embargo no le resultó fácil encontrar una escuela que permitiera filmaciones de larga duración y, tras seis años de pruebas, finalmente obtuvo la cooperación del distrito de Setagaya, la ciudad anfitriona de los atletas de EE. UU. para las Olimpiadas, con el concepto de “aprovechar la oportunidad de albergar las Olimpiadas de Tokio para profundizar en el entendimiento mutuo internacional”.

Compasión, ayuda mutua y responsabilidad

Junto a varios episodios enternecedores, la película también presenta escenas que muestran la profundidad de la documentación, como imágenes de los niños en turno de guardia comprobando que los zapatos para uso interno del armario zapatero están en perfecto orden, o la instrucción en las ceremonias de graduación que exige que los alumnos se comporten a la perfección. En una sesión de formación para docentes, un profesor universitario pronunció una conferencia en la que afirmaba: “La fuerza colectiva y la cooperación que exige la educación japonesa no son simplemente algo bueno; son más bien un arma de doble filo”.

Sin embargo Yamazaki afirma: “Las escuelas primarias japonesas son excelentes en lo que se refiere a enseñar a los niños a respetar el espíritu de ayuda mutua y compasión, y asumir los problemas de los otros niños como si fueran los suyos propios. Ese es el principal mensaje de esta película”.

“De hecho, el público de otros países quedó tan impresionado por la película que muchos me dijeron que los niños japoneses les parecían increíbles. En Finlandia alabaron la obra diciendo: ‘Es un verdadero libro de texto sobre cómo se construye una comunidad, todo un punto de referencia para revisar nuestra propia educación’; me dio la impresión de que detrás de todas esas alabanzas se hallaba el sentimiento de que se podían tomar algunas pistas de la forma japonesa de hacer las cosas, ya que cada vez más niños piensan solo en sí mismos como resultado de esos valores de ‘la libertad primero’ que se han promovido en los últimos años”.

Estreno en Finlandia. (© Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour)
Estreno en Finlandia. (© Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour)

Estreno en Finlandia. (© Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour)
Estreno en Finlandia. (© Cineric Creative / NHK / Pystymetsä / Point du Jour)

Lo que más sorprendió a Yamazaki fue la respuesta en las salas de proyección del extranjero. Y es que siempre se citaba el episodio de la recogida de basura posterior a cierto partido de fútbol, por parte de los seguidores de la selección japonesa, durante la Copa del Mundo.

“Me sorprendió que fuera una historia tan famosa en todo el mundo; en todos los sitios a los que iba se interpretaba la película bajo la luz de esa acción de recoger la basura. En todas partes existe la percepción de que los japoneses son ordenados, de que son muy profesionales”.

¿Cuáles son las características del pueblo japonés? Durante el rodaje de la película y las entrevistas, producción que parecía superponerse a su propio viaje de autodescubrimiento, Yamazaki quedó impresionada sobre todo por la actitud mental de los niños respecto a la responsabilidad.

“A los niños japoneses se les asignan responsabilidades en la escuela desde muy pequeños: desde ser los encargados de abrir la ventana de la clase hasta deberes a la hora de almorzar, limpiar, etc. Creo que el sentido de la responsabilidad de desempeñar correctamente el trabajo asignado forma ya parte del ADN de cada uno. En la sociedad japonesa actual hay casos en los que esto funciona de forma positiva, mientras que otros se sienten atormentados por este sentido de responsabilidad y misión”.

“Fuera de Japón muchas culturas tratan a los niños a su manera y no les otorgan ese tipo de responsabilidad. Por eso la gente en el extranjero se sorprende mucho cuando ve programas de televisión como Hajimete no otsukai (“Mi primer recado”, programa en el que se sigue a un niño pequeño al que se envía solo a realizar compras u otros recados por primera vez). El sentido de la responsabilidad es una de las palabras clave cuando se habla de Japón. Tiene su lado positivo y su lado negativo, pero creo que los aspectos positivos poseen una gran significación”.

Texto: Ishii Masato (redacción de nippon.com)

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Ema Ryan Yamazaki, documentalista; 15 de enero de 2025, Shibuya, Tokio – fotografía de Hanai Tomoko.)

Información de la película

The Making of a Japanese / Shogakkō – sore wa chiisana shakai

  • Estreno en Japón: 13 de diciembre de 2024, en Cineswitch Ginza (Tokio), seguido de una serie de proyecciones en otras salas de todo el país.
  • Distribución: Happinet Phantom Studios
  • Dirección y montaje: Ema Ryan Yamazaki
  • 2023, Japón / Estados Unidos / Finalandia / Francia; color, 99 minuos; 5.1ch
  • Página web oficial (en japonés): https://shogakko-film.com/

Tráiler

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