Ecología a la japonesa en la vida diaria

Simbiosis con la naturaleza, la nueva imagen de Japón

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El ex viceministro administrativo de Medio Ambiente Kobayashi Hikaru está convencido de que si hay algo de lo que Japón pueda enorgullecerse es su apuesta medioambiental, que se fundamenta sobre una tradición de simbiosis con la naturaleza. En ello ve el punto de partida de un ecologismo a la japonesa.

Kobayashi Hikaru KOBAYASHI Hikaru

Nacido en Tokio en 1949, es profesor en la Facultad de Medio Ambiente y Estudios de la Información de la Universidad de Keiō. En 1973 entró a formar parte de la Agencia de Medio Ambiente (Ministerio de Medio Ambiente en la actualidad). Encargado de las invitaciones para la Tercera Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP3) y las negociaciones internacionales sobre el Protocolo de Kioto, en julio de 2009 fue nombrado viceministro administrativo de Medio Ambiente, ministerio que abandonó en enero de 2011. Entre sus publicaciones destaca Eko Hausu Shiron- Tatete Sumu. Sasuteinaburu ni Kurasu Ie ("Perspectiva personal sobre construir una casa ecológica y llevar una vida sostenible"), publicada por la editorial Sotokoto Shinsho. 

A consecuencia del Gran Terremoto del Este de Japón de marzo de 2011 y del subsiguiente accidente nuclear, la “marca Japón” como país seguro se ha desmoronado. Se ha hundido el número de viajeros internacionales que arriban a Japón, los alimentos japoneses no encuentran comprador y la producción industrial es sometida a controles de radiactividad. Recuperar la credibilidad internacional es un problema de la máxima urgencia. Kobayashi Hikaru, ex viceministro administrativo del Ministerio de Medio Ambiente y actual profesor de la Universidad de Keiō, sostiene que la imagen que debe promover Japón es la de un país en simbiosis con la naturaleza.

Japón, ancestral respeto por la naturaleza

Para los japoneses, hablar de simbiosis con la naturaleza es hablar de retorno a los orígenes. La expresión mottainai (ser un desperdicio, ser una lástima desperdiciar algo), popularizada internacionalmente por la premio Nobel de la Paz 2004, la keniana Wangari Maathai, está basada precisamente en la idea de tratar de extraer de las cosas todas sus potencialidades intrínsecas. Esta mentalidad es inseparable del animismo, que ve en la naturaleza la presencia de lo divino o espiritual. Es precisamente porque sentimos que montañas y mares están poblados de divinidades por lo que hemos desarrollado un respeto hacia la naturaleza y cultivado una sensibilidad que nos lleva a tratar de aprovechar al máximo todos los materiales que ella nos sirve.

Además, Japón es el país que ha publicado durante un periodo más largo un libro blanco (anuario oficial) del medio ambiente, y el país que ha servido de marco para la firma de normas internacionales que promueven esa simbiosis, como el Protocolo de Kioto (1997) sobre medidas para frenar el calentamiento global, o el Protocolo de Nagoya (2010), sobre uso y distribución de recursos genéticos. Pero cuando la pregunta es si Japón ha transmitido suficientemente a otros países esta sensibilidad tradicional de vivir en comunión con la naturaleza, la respuesta debe ser negativa.

“Este es el momento de hacer llegar al mundo manufacturas, productos locales y una metodología acordes con ese modelo de simbiosis con la naturaleza. Tenemos que dejarnos de miopes disputas, elevar el nivel de la discusión, de lo contrario Japón va a dejar de ser tomado en cuenta en el ámbito internacional”.

Buscar la armonía con el medio, una tradición en Japón

Alemania ha logrado crearse una imagen como país ambientalmente avanzado a través de su búsqueda del más alto rendimiento medioambiental, pero Japón no tiene por qué seguir ese mismo camino. Más bien, la opción más recomendable para Japón es la de aspirar a una armonía con la naturaleza aprovechando su sensibilidad particular. La reconstrucción que se lleva a cabo en las áreas afectadas por el terremoto de 2011 puede convertirse en un símbolo de esta opción.

“Como modelo de urbanización apropiado para nuestro siglo, yo propondría plantar árboles en las laderas. Se trata de amontonar tierra, acondicionar laderas e ir encadenando zonas verdes mediante líneas y planos. La proporción de superficie total edificada sobre el área de suelo disponible se reduciría, pero se podría compensar utilizando el subsuelo. El subsuelo tiene la ventaja de quedar protegido de ruidos y luces, y sufrir escasos cambios de temperatura”.

Kobayashi tiene otras muchas ideas que exponer.

“Si empezamos a construir casas que sean habitables a lo largo de muchas generaciones, será posible también mantener las zonas verdes y el paisaje urbano. Cuando más tiempo pretendamos vivir en ellas, más tendremos que cuidar también aspectos como su resistencia sísmica, pero si dividimos su coste entre varias generaciones la carga no debería ser tan grande. Hay que cambiar de mentalidad, dejar de construir casas habitables solo durante una generación y empezar a pensar en viviendas para tres generaciones que duren 100 años”.

En los últimos tiempos se habla mucho de la rehabilitación de las viejas casonas campestres y de la reutilización de las vigas y otros materiales de construcción utilizados en ellas. Es un exponente más de ese espíritu del mottainai aplicado a evitar el desperdicio de materiales, y un homenaje a la belleza que han ido consiguiendo con el paso del tiempo esas magníficas piezas de madera.

La vivienda ecológica de Kobayashi Hikaru

Durante sus años en el sector público, Kobayashi Hikaru ha sido uno de los rectores de la política medioambiental de Japón, pero en su faceta privada es, al mismo tiempo, un orgulloso propietario de una vivienda ecológica. Situada en el populoso barrio residencial de Setagaya (Tokio), la casa de Kobayashi reúne más de 30 mecanismos o dispositivos ecológicos, desde generadores de energía solar hasta el reciclaje del agua. Gracias a ello, en 2008, nueve años después de haber reconstruido el edificio, Kobayashi consiguió reducir en un 50% sus emisiones de CO2. Por su jardín revolotean entre 20 y 30 especies distintas de mariposas. Una casa que demuestra que es posible alcanzar una gran simbiosis con la naturaleza incluso en un entorno urbano.

La casa ecológica, un espacio fundido con la naturalezaHaga click en las fotografías para ampliarlas

Energía eólica Contenedor para el agua de lluvia Muro verde Colector solar Energía solar Estufa de leña Rejilla del calefactor de suelo Conducto central Tejado verde

Reportaje y redacción: Hayashi Aiko (periodista especializada en temas científicos).

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