Viajando por las provincias

Los colores del otoño en Miyajima: el parque Momijidani y el monte Misen

Cultura

Presentamos los mejores enclaves para ver las hojas rojas de otoño en Miyajima, lugar de origen de los famosos dulces momiji manjū. Destaca la grandiosa naturaleza del monte Misen, cuya falda es Patrimonio de la Humanidad. El mirador del monte y el templo budista son algunos de los muchos puntos turísticos de la zona.

Miyajima, una isla perteneciente a la prefectura de Hiroshima, es uno de los enclaves turísticos más destacados de Japón y uno de los tres paisajes más bonitos del país. Se conoce por el santuario sintoísta de Itsukushima, que parece flotar sobre el agua cuando sube la marea, al igual que su torii o pórtico. Aunque el nombre oficial de la isla es el mismo que el del lugar santo, se la llama también Aki no Miyajima, o Miyajima a secas. Administrativamente, es la ciudad de Futsukaichi.

El ōtorii o gran pórtico del santuario de Itsukushima parece flotar sobre el agua cuando sube la marea.

En 1996, la Unesco decidió declarar Patrimonio de la Humanidad el santuario de Itsukushima, las aguas que conducen a él y el monte Misen, situado a sus espaldas. Se ha convertido en un referente turístico en todo el mundo gracias al aumento de visitantes de otros países, que suelen aprovechar el viaje para ir también a otros dos lugares de la prefectura de Hiroshima Patrimonio de la Humanidad: la Cúpula de la Bomba Atómica y el Museo Conmemorativo de la Paz. En 2001, cerca de 2.800.000 personas estuvieron en la isla; en 2017, 4.500.000, una cifra sin precedentes.

Artículo relacionado: Time Lapse del santuario sintoísta de Itsukushima

Fotografía aérea de Miyajima y de los ferris que llevan a la isla. A la derecha, el santuario de Itsukushima y su ōtorii.

Las hojas rojas de otoño en la tierra de los momiji manjū

El momiji manjū es un dulce con forma de hoja de arce elaborado con la misma masa que el castella. A día de hoy, es uno de los recuerdos que más compran los turistas cuando van a Hiroshima, pero lo cierto es que se trata de un producto originario de Miyajima. Hay muchas personas que, sin haber estado allí, asocian inmediatamente las hojas de arce, momiji en japonés, con Miyajima y, por ende, con la idea de lugar famoso para contemplar los colores del otoño.

La isla alberga un parque, de nombre Momijidani, conocido precisamente por sus paisajes otoñales. No muy lejos de su entrada se encuentra Iwaso, un hotel tradicional o ryokan de larga historia —data de finales del período Edo— en el que se han hospedado miembros de la Casa Imperial y figuras de la talla del ex primer ministro Itō Hirobumi y el escritor Natsume Sōseki. Según cuentan, el origen del momiji manjū se remonta a la era Meiji, cuando la propietaria de Iwaso le encargó a un maestro pastelero que hiciera un dulce para acompañar el té que solo se pudiera tomar en su establecimiento.

En Miyajima hay establecimientos que sirven momiji manjū recién hecho.

Momijidani está situado a espaldas del santuario de Itsukushima, en la falda del monte Misen. Desde el muelle de Miyajima, punto de salida y de llegada de los ferris, se tarda unos 20 minutos a pie. La mejor época para ver el enrojecimiento de los árboles —cerca de 700, entre los cuales se cuentan especies como el arce japonés palmeado (Acer palmatum o irohakaede), el Acer palmatum var. amoenum (ōmomiji) y el Acer palmatum var. matsumurae (yamamomiji)— es desde mediados hasta finales de noviembre. Destaca el paisaje que rodea el puente Momiji, a la entrada del parque: su balaustrada bermellón y los tonos vivos de las hojas enrojecidas componen una magnífica estampa.

El puente Momiji, entrada al parque Momijidani.

El puente Momiji destaca entre la belleza del valle.

La grandiosa naturaleza del monte Misen

Tras un paseo tranquilo para contemplar los colores del otoño por el parque de Momijidani, se llega a la homónima estación del teleférico de Miyajima. Subirse en él significa admirar la grandiosa naturaleza del monte Misen desde lo alto: árboles y árboles cuyas hojas se han teñido de vivos tonos. En unos diez minutos se llega a la estación de Kayatani, donde hay que hacer trasbordo para arribar, cerca de cuatro minutos después, a la última parada, la estación de Shishiiwa.

Un paseo por el parque Momijidani permite admirar el “túnel” de árboles enrojecidos.

Desde el teleférico se puede ver hasta Honshū, la principal isla del archipiélago nipón.

La ruta turística hasta la cima comienza aquí. Nada más salir de la estación, nos encontramos el primer mirador, el de Shishiiwa, desde donde se puede admirar la belleza de las múltiples islas que alberga el mar Interior de Seto.

Desde el mirador de Shishiiwa se puede admirar la belleza de las múltiples islas.

Caminando unos 20 minutos desde la estación del teleférico, se llega al templo budista Misenhondō y al pabellón Reikadō. El primero de ellos fue construido en el año 806 por el monje Kōbō Daishi; el segundo alberga una llama que lleva encendida más de 1.200 años, desde los tiempos en que el maestro estuvo allí ejercitándose. Se la considera una de las siete maravillas del monte Misen y de ella procede la Luz de la Paz, monumento situado en el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima.

El templo budista Misenhondō alberga una gran campana declarada Tesoro Cultural de Importancia de Japón.

Se dice que ir al pabellón budista Reikadō trae suerte en el amor, por la idea de la llama que no se apaga. La organización sin ánimo de lucro Centro de Ayuda a la Revitalización Local (Chiiki Kasseika Shien Center) lo ha incluido en su proyecto “Lugares para enamorados”.

Hojas de arce enrojecidas en las inmediaciones del pabellón budista Reikadō.

A la cima del monte Misen, a 535 metros de altura, se accede caminando unos diez minutos, trayecto durante el cual es posible ver algunas rocas con formas curiosas, como Fudōiwa y Kuguriiwa. Desde el mirador, cuyo edificio está rodeado de rocas gigantes, se puede ver las distintas islas que alberga el mar Interior de Seto e incluso la cordillera de Shikoku. Estas magníficas vistas aparecen puntuadas con tres estrellas en la cuarta edición de La Guía Verde que Michelin dedica a Japón, publicada en junio de 2015.

El mirador del monte Misen se encuentra en la cima de la izquierda y está rodeado de rocas gigantes.

A la derecha, Fudōiwa; a la izquierda, Kuguriiwa.

Además de Momijidani, Miyajima alberga otros lugares de interés para contemplar los colores del otoño: el santuario Toyokuni —conocido también como Senjōkaku—, famoso por su pagoda de cinco pisos, y Daishōin, un templo budista que organiza un festival con motivo del enrojecimiento de las hojas. Visitar la isla en el momento justo para ver este fenómeno de la naturaleza puede resultar difícil, pero eso no importa, ya que se trata de un lugar de belleza singular en cualquier época del año. Recomendamos repetir tantas veces como sea posible.

La pagoda de cinco pisos del santuario Toyokuni entre hojas rojas.

El visitante puede deleitarse en Miyajima también durante la época de floración de los cerezos.

Cómo llegar a Miyajima

Desde la estación de Hiroshima de la compañía JR, se tarda unos 25 minutos en un tren de la línea principal de San’yō (San’yō Honsen) hasta la estación de Miyajimaguchi. Una vez allí, son cerca de diez minutos en uno de los ferris de las dos firmas que hacen la ruta: Miyajima Matsudai Kisen y Miyajima Ferry, esta última perteneciente a JR Oeste.

Texto e imágenes: Kuroiwa Masakazu

(Traducción al español del original en japonés)

Turismo Miyajima Hiroshima