Tokio 2020: repensando el futuro de Japón

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El experto en ciencias del deporte Harada Munehiko desvela las claves del éxito de la campaña olímpica de Tokio y reflexiona sobre las posibilidades que abre la celebración de los Juegos de 2020 para la gran metrópolis nipona.

El éxito de la campaña de candidatura de Tokio 2020

Tokio fue la ciudad elegida para la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Verano de 2020 tras recibir un amplio apoyo en la campaña de candidatura. La experiencia acumulada por el Comité para la Candidatura en la elaborada campaña para 2016 fue sin duda un factor decisivo para el éxito de la campaña para 2020, pero cabe apuntar que la nominación tuvo lugar en un contexto en que las tres ciudades finalistas presentaban problemas de índole diversa.

En un primer momento Estambul era la candidata favorita, llamada a convertirse en la primera ciudad islámica en albergar unas olimpiadas, pero las violentas protestas y manifestaciones contra el gobierno en junio, junto con la guerra en la vecina Siria, se interpusieron en su camino. Además, Estambul no ofreció ninguna solución clara al problema endémico del tráfico que señalaba el informe del Comité de Evaluación Olímpico, y la candidatura no logró disipar las dudas sobre las infraestructuras de transporte de la ciudad.

Madrid parecía rezagado en la competición al principio, lastrado por la influencia de la crisis financiera europea, la elevada tasa de desempleo y las numerosas manifestaciones de protesta social. Sin embargo, la capital española inició un audaz contraataque antes del pleno del Comité Olímpico Internacional (COI) en agosto, durante el Campeonato Mundial de Atletismo, presentando al príncipe Felipe como abanderado de la diplomacia real. A pesar de estos esfuerzos, la campaña madrileña pecó de excesivo entusiasmo cuando un periódico mostró en portada la fotografía de 51 miembros del COI que supuestamente apoyaban su candidatura. Este movimiento desagradó al COI y acabó restando votos a Madrid en la recta final de la competición.

Por su parte, Tokio pasó buena parte de la campaña intentando encontrar un motivo convincente por el que debía ser la elegida para albergar sus segundos Juegos. La solvencia de Tokio tanto financiera como en infraestructuras era más que evidente, pero a fin de cuentas su principal reclamo era tener menos puntos débiles que las otras candidatas. El énfasis puesto en la seguridad y la fiabilidad durante la segunda mitad de la campaña fue lo que acabó de convencer de la capacidad de Tokio para acoger las Olimpiadas. La cuestión de la contaminación del agua a causa de las fugas radiactivas de Fukushima quedó sin resolver, pero la elección del COI implicó la confianza en la capacidad de Japón de solucionar el problema en los siguientes siete años y cargó al país con la pesada responsabilidad de cumplir con sus promesas al respecto.

La construcción de un nuevo modelo para Tokio

Tras la Segunda Guerra Mundial, tan solo dos ciudades han sido elegidas dos veces para albergar las Olimpiadas de verano: Londres (1948 y 2012) y Tokio, que celebró los anteriores Juegos en 1964. Los Juegos de 1964 conllevaron un titánico plan de renovación urbano que costó 1 billón de yenes y dotó al país de la línea Tōkaidō de tren bala, dio proyección internacional al aeropuerto de Haneda y mejoró la red metropolitana de autopistas y autovías. Para los Juegos de 2020 no será necesario llevar a cabo una reforma de gran escala en Tokio, sino crear un nuevo modelo que beba del legado de los Juegos de 1964. Y el modelo más adecuado en el contexto actual sería uno que tuviese en cuenta el medio ambiente y el paisaje urbano, convirtiendo a Tokio en un destino sostenible para el turismo internacional.

Tokio no tiene barrios de chabolas ni zonas industriales desfasadas que deban renovarse. Tampoco es necesario ningún gran plan de renovación urbana como el que en Londres llevó a construir un enorme centro comercial en el barrio de East End antes de las Olimpiadas de 2012. Tokio es una ciudad madura y bien abastecida, por lo que probablemente las únicas obras de gran escala que se ejecutarán serán las relacionadas directamente con los Juegos, como la construcción del nuevo estadio nacional y la villa olímpica para alojar a los deportistas. No obstante, la ciudad sigue requiriendo mejoras en numerosos frentes, como el desarrollo de la accesibilidad, el embellecimiento del paisaje urbano mediante el soterramiento de las líneas eléctricas y la eliminación de postes eléctricos, y el mantenimiento de la red de carreteras y otras infraestructuras para frenar el deterioro y garantizar la seguridad.

La victoria de Tokio ofrece una ocasión de oro para reactivar el debate sobre la planificación urbanística, un tema paralizado hasta la fecha por falta de objetivos. Los Juegos de 2020 plantean un nuevo horizonte a siete años vista para avanzar hacia la innovación de la ciudad.

Construcción de un centro comercial gigante en la zona este de Londres como parte del plan general de renovación urbano para las Olimpiadas de 2012. (Fotografía del autor).

Una renovación para atraer al turismo internacional

¿En qué tipo de ciudad debe aspirar a convertirse Tokio con ocasión de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020? El modelo a seguir es Barcelona, que ante las Olimpiadas de 1992 se deshizo de su sombrío ambiente de ciudad medieval para convertirse en una capital mundial del turismo con excelentes resultados. Los resultados fueron notables: mientras que en 1990, dos años antes de las olimpiadas, 3,8 millones de turistas visitaron Barcelona, en el año 2000 la cifra se disparó hasta los 7,78 millones. Especialmente notable fue el aumento del turismo internacional, que en 1990 representaba un 48,8% del total y en 2000 ascendía al 68,7%, convirtiendo a Barcelona en la ciudad europea con un mayor crecimiento del turismo.

El éxito de Barcelona estableció un nuevo concepto de renovación urbana que pasó a conocerse como el "modelo Barcelona". Tokio también tiene que aprovechar la oportunidad que le brindan los Juegos y diseñar un plan urbanístico que dé lugar a un nuevo referente olímpico. Actualmente el beneficio más esperado de las Olimpiadas es el impulso al sector del turismo. Aunque Tokio ofrece una infraestructura perfecta como centro de negocios, presenta una clara carencia de lugares históricos y atracciones turísticas y, de hecho, hasta hace poco el turismo se consideraba un sector económico innecesario.

Según Euromonitor Internacional 3,82 millones de turistas extranjeros visitaron la capital nipona en 2010. Se trata de una cifra extremadamente modesta en comparación con otras capitales mundiales como Hong Kong, con 19,97 millones, Londres, con 14,71 millones o París, con 8,18 millones. Un estudio público realizado en Tokio en 2012 reveló que el 35,3% de visitantes extranjeros acudían a la ciudad por negocios, mientras que un 45,1% lo hacía por turismo. El turismo se concentra e0n las grandes zonas de ocio como Ginza, Shibuya y Shinjuku, que ofrecen las mejores oportunidades para ir de compras, pasear y saborear la gastronomía japonesa.

Promoción del turismo deportivo por todo el país

La elección de Tokio como sede olímpica brindará a la ciudad una mayor publicidad e impulsará la afluencia de turistas. Hay dos maneras de atraer a un mayor número de visitantes internacionales: la primera es ampliar los recursos turísticos para hacer de Tokio un destino más atractivo, y la segunda es promocionar todo Japón como destino y destacar el atractivo de Tokio como puerta de entrada al país. A continuación expondré una propuesta para la consecución de cada una de estas estrategias.

(1) Una nueva Tokio con más deporte

Como medida inicial, se podría recuperar la parte histórica de la ciudad, por ejemplo reconstruyendo el antiguo castillo de Edo y soterrando la antiestética autopista que actualmente atraviesa el puente de Nihonbashi. Otra alternativa efectiva sería abrir casinos y ofrecer puntos de anclaje para los turistas de grandes cruceros, que actualmente ya están proyectados. Además de estos "proyectos de hormigón", también es necesario crear y promover acontecimientos deportivos que atraigan el turismo internacional, como el Maratón de Tokio. Teniendo en cuenta la carencia de Tokio en recursos históricos para el turismo, es de vital importancia explotar al máximo el reclamo de la ciudad como sede olímpica. Propongo que Tokio se alce como nueva capital mundial del deporte mediante la creación de una comisión deportiva que ofrezca el marco necesario para movilizar a las personas a través del deporte.

(2) Tokio como puerta de entrada a Japón

Mi segunda propuesta es convertir Tokio en un núcleo de acceso para el turismo deportivo de todo el país. Japón cuenta con excelentes recursos para el turismo deportivo. Desde la nieve en polvo de Hokkaidō hasta los arrecifes de coral de Okinawa, pasando por los bosques y sierras que cubren más del 60% del territorio nacional y los incontables kilómetros de costa de sus islas, el archipiélago nipón ofrece un escenario de primer rango para los deportes de exterior. En los tiempos venideros, la popularización de las compañías aéreas de bajo coste mejorará la movilidad de los visitantes. El acceso cada vez más rápido a todo tipo de información gracias a los servicios de redes sociales amplía las vías para atraer visitantes mediante los acontecimientos deportivos, en especial desde el resto de los países asiáticos. Se prevé que la construcción de una conexión ferroviaria directa entre el aeropuerto de Narita y el de Haneda facilitará en gran manera el desplazamiento de los visitantes extranjeros.

(Traducido del original japonés publicado el 1 de octubre de 2013. Fotografía del banner : Nikkan Sports/Aflo.)

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