50 libros de la era Shōwa

El movimiento proletario, autores estetas y un Nobel: obras escritas bajo la represión

Literatura Cultura

El mundo literario de Japón, influenciado por la occidentalización durante la era Taishō, produjo escritores de gran diversidad en el período Shōwa y dejó para la posteridad numerosas obras maestras. Con todo, la literatura nunca fue ajena a la guerra, y la libertad creativa se vio oscurecida por la larga sombra del control ideológico.

Una novela sobre el amor platónico juvenil

Izu no odoriko (La bailarina de Izu) de Kawabata Yasunari. Editorial Shinchōsha.
Izu no odoriko (La bailarina de Izu) de Kawabata Yasunari. Editorial Shinchōsha.

No se puede hablar de los grandes escritores de la era Shōwa sin mencionar al primer japonés en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1968, Kawabata Yasunari (1899-1972). Su obra más representativa, Izu no odoriko (La bailarina de Izu), es un relato corto publicado justamente en el año en el que la era cambió de Taishō a Shōwa.

El narrador y protagonista es un joven de 20 años de una escuela superior del antiguo sistema escolar en Tokio. Mientras viaja solo por las montañas de Izu desde Shuzenji hasta Yugashima, se encuentra con una compañía de artistas itinerantes, y una de las bailarinas llama su atención. A pesar del maquillaje que la hace parecer más adulta, se trata de una niña de 14 años.

A medida que viaja con los artistas por balnearios termales, el protagonista comienza a desarrollar sentimientos hacia la bailarina. Tras despedirse del grupo en el puerto de Shimoda y ya en el barco de vuelta a Tokio, el protagonista no puede evitar derramar lágrimas pensando en la muchacha que ha venido a decirle adiós.

Kawabata tenía 19 años y era estudiante de la antigua Primera Escuela Superior (predecesora de la Universidad de Tokio) cuando viajó por primera vez a Izu. Fue basándose en esas experiencias que a los 27 años escribiría esta obra de alma viajera, que bien puede leerse como una novela sobre la juventud y el amor platónico.

Yukiguni (País de Nieve) de Kawabata Yasunari. Editorial Shinchōsha.
Yukiguni (País de Nieve) de Kawabata Yasunari. Editorial Shinchōsha.

Esto contrasta con su primera novela larga, Yukiguni (País de Nieve). Conocida por su comienzo —“Al salir del largo túnel en la frontera se llegaba a un país nevado”—, esta es una historia romántica basada en el amor carnal. Era 1937 y Kawabata tenía 38 años.

El protagonista, Shimamura, que lleva una vida ociosa gracias al patrimonio heredado de sus padres, conoce a una hermosa mujer llamada Komako en un balneario en Echigo-Yuzawa. A pesar de tener esposa e hijos, Shimamura va por la vida guiado por sus caprichos, y va a ver a Komako cuando le apetece.

Mientras para Shimamura “al final, solo estos dedos recuerdan vívidamente a la mujer a la que voy a ver”, y “es por su fina y suave piel que se aman las personas“, Komako, que ahora es una geisha y vive en el epónimo país de nieve, está entregada a Shimamura y aguarda con ansias su visita. Por otro lado, Shimamura empieza a sentirse atraído por la joven compañera de Komako, Yōko, lo que conduce a un final trágico.

Descrito por el autor Itō Sei como “un clásico de la novela lírica del Japón moderno”, País de Nieve retrata con exquisitez las emociones que surgen entre hombres y mujeres, intercalando hábilmente descripciones paisajísticas que cambian con las estaciones y actúan como símbolo de la belleza de Japón. Es la culminación de la obra literaria de Kawabata y seguramente su mayor trabajo.

Una obra maestra de la literatura proletaria

Por esta época los artistas todavía gozaban de libertad en sus actividades creativas. No obstante, poco a poco empezarían a llegar nubes oscuras desde el horizonte.

Al final del período Taishō el socialismo adquirió prominencia, floreciendo así la literatura proletaria. En un intento de detener la ideología socialista para proteger la política nacional —es decir, el orden imperial—, en 1925 se promulgó la Ley de Preservación del Orden Público. En 1928, el gabinete del primer ministro Tanaka Giichi fue más allá: temeroso del avance del Partido Comunista, enmendó dicha ley y redobló la represión, ampliando la pena máxima de unos 10 años en prisión a la pena de muerte.

Kanikōsen (Kanikosen. El pesquero) de Kobayashi Takiji. Editorial Shinchōsha.
Kanikōsen (Kanikosen. El pesquero) de Kobayashi Takiji. Editorial Shinchōsha.

Fue en este contexto en el que nació la obra maestra de la literatura proletaria Kanikōsen (“El barco de conservas de cangrejos”), publicada en español como Kanikosen. El pesquero. Kobayashi Takiji (1903-1933), graduado de una escuela superior de comercio en Otaru (Hokkaidō), trabajaba en un banco local a la vez que publicaba una revista literaria a la que también contribuía con sus propios relatos.

En aquella época los cangrejos capturados cerca de las costas de Hokkaidō se enlataban en buques factoría con plantas de procesamiento a bordo, lo que incrementaba notablemente la producción a costa de unas condiciones de trabajo durísimas. La novela cuenta cómo los trabajadores del barco se alzan en huelga y exigen mejoras en sus abusivas condiciones laborales, solo para acabar siendo aplastados por la represión de las autoridades.

La obra se publicó en una revista de izquierdas en 1929, pero su venta fue prohibida. Kobayashi, al que tenía bajo la mira la Policía Superior Especial, se unió al ilegal Partido Comunista y pasó a la clandestinidad. Sin embargo, pronto lo arrestaron y acabó muriendo en prisión tras ser torturado.

Aunque en la actualidad la literatura proletaria es cosa del pasado, Kanikōsen sigue vigente y todavía se lee a día de hoy. En una era en la que reinaba la abstracción literaria, Kobayashi tomó las técnicas realistas de su admirado Shiga Naoya y, basándose en una meticulosa investigación, retrató vívidamente el miserable día a día de los trabajadores. Como explica Matsumoto Seichō en su ensayo sobre la muerte de Kobayashi Takiji, “uno de sus logros fue traer la literatura proletaria a la conciencia del público general” (Shōwa-shi hakkutsu, “Excavando la historia de Shōwa”).

El Monstruo de las Veinte Caras contra Akechi Kogorō y el joven Kobayashi

A pesar del clima opresivo que se respiraba en la sociedad, el pueblo todavía buscaba entretenimiento. Edogawa Ranpo (1894-1965), pionero del género detectivesco en esta literatura del entretenimiento, gozó de gran popularidad desde el final de la era Taishō hasta la era Shōwa.

“Serie jóvenes detectives 1: El monstruo de las veinte caras” de Edogawa Ranpo. Editorial Popurasha.
“Serie jóvenes detectives 1: El monstruo de las veinte caras” de Edogawa Ranpo. Editorial Popurasha.

Ranpo introdujo al gran detective Akechi Kogorō por primera vez en su libro D-zaka no satsujin jiken (“Asesinato en la cuesta D”), tras lo cual el personaje aparecería en numerosas obras. Entre sus libros destacan Injū (“La bestia de las sombras”), Ningen isu (“La butaca humana”) y Yaneura no Sanposha (“El paseante del desván”), todas con cierto tinte grotesco; pero la obra por la que Ranpo es querido hasta estos días es con toda seguridad Kaijin ni-jū mensō (“El monstruo de las 20 caras”).

Serializada en 1936 en la revista Shōnen Club, fue el primer trabajo que Ranpo publicó como obra de entretenimiento para niños, a quienes mantuvo en ascuas mientras seguían el emocionante duelo entre el gran detective Akechi y el malvado de las veinte caras.

Veinte Caras es escurridizo como un fantasma, un mago del disfraz cuyo rostro real ni siquiera ha visto nadie. Además, se trata de un ladrón que “solo roba artículos extremadamente caros como joyas y obras de arte, sin mucho interés en el dinero en efectivo”, y “no se comporta de manera cruel; nunca ha herido o matado a nadie”. Tan audaz es que incluso acostumbra a enviar cartas con antelación advirtiendo de sus crímenes.

Tras conseguir robar un diamante de la Rusia imperial a un prominente magnate de los negocios, Veinte Caras toma a su hijo como rehén y pide a cambio una antigua estatua budista considerada tesoro nacional. Se podría pensar que aquí entra en escena Akechi, pero el gran detective se encuentra “de viaje laboral en Xinjing, a petición del Gobierno de Manchukuo”. Así, en su lugar asume el trabajo su asistente, el joven detective Kobayashi Yoshio. El toque maestro de Ranpo consiste en no dejar que la estrella principal aparezca desde el principio.

Akechi regresa por fin a Japón hacia la mitad de la historia. La curiosidad se apodera del lector, ansioso por ver cómo pone a prueba su ingenio el gran detective contra este formidable enemigo que usa mil artimañas para robar tesoros sin dificultad. La obra tuvo un éxito abrumador y acabó por convertirse en una serie. Sin embargo, una vez estalló la Guerra del Pacífico y empeoró el conflicto bélico la censura se extendió a las obras de entretenimiento, y los libros de Ranpo desaparecieron de las librerías.

“Quiero que la gente en el frente doméstico lo sepa”

“A ambos lados se extendían infinitos campos de trigo verde hasta donde alcanzaba la vista, y esparcidos en la inmensidad del erial había restos de murallas de aldeas abandonadas.”

Este fue el paisaje que vio Hino Ashihei (1907-1960) el 5 de mayo de 1938, a bordo de un tren militar que se dirigía al interior de la China. Ese mismo año, a los 31 años, ganó el Premio Akutagawa por su novela Funnyōtan (“Cuento de excrementos y orina”). Entonces estaba de servicio en la China continental, por lo que se le ordenó trabajar en el departamento de prensa del Ejército Expedicionario de la China Central y terminó participando en la Batalla de Xuzhou.

Mugi to Heitai - Tsuchi to Heitai (Trigo y soldados / Tierra y soldados) de Hino Ashihei. Editorual KADOKAWA/Kadokawa Bunko.
Mugi to Heitai - Tsuchi to Heitai (Trigo y soldados / Tierra y soldados) de Hino Ashihei. Editorual KADOKAWA/Kadokawa Bunko.

Mugi to Heitai (“Trigo y soldados”) es un diario de lo vivido durante este tiempo. El punto álgido de la obra llega cuando la unidad de la que forma parte es rodeada por tropas chinas y son alcanzados por una ráfaga concentrada de artillería. El libro retrata con gran emotividad el esfuerzo tenaz de unos soldados que luchan con coraje a pesar de tener que hacer grandes sacrificios.

Era una época en la que incluso los escritores eran utilizados para hacer la guerra. A petición de los militares, se envió al continente un “batallón de escritores” liderado por el autor Kikuchi Kan —fundador de la revista de política y literatura Bungeishunjū—, y que incluía a Kume Masao, Niwa Fumio, Satō Haruo y Hayashi Fumiko. Es de imaginar, por lo tanto, lo fácil que sería enviar al prometedor Hino a lo profundo de la batalla. Así, el autor se vio obligado a dedicar su talento a avivar el espíritu bélico.

Según lo que cuenta Hino tras la guerra en el libro Mugi to heitai - Tsuchi to heitai wo kaita koro (“Cuando escribí Trigo y soldados y Tierra y soldados”), “estábamos en guerra, así que la censura militar era estricta y no se me permitía escribir libremente”. Aun así, escribió con pasión. ¿Por qué? Hino rememora: “Quiero que la gente del frente doméstico sepa sobre los sacrificios y el sufrimiento de los soldados que vi en el frente de Xuzhou”.

La esencia de esta obra reside en las minuciosas descripciones de unos soldados sin nombre que, bajo el sol abrasador y entre tormentas de polvo, marchan a través de “horribles campos de trigo sin fin”. Es ahí donde queda patente el ojo para los detalles y la inspiración de las que solo es capaz un gran escritor.

El libro fue un best seller. Tal y como el autor deseaba, cumplió la función de hacer llegar noticias valiosas a las familias que no tenían forma de conocer la situación en el campo de batalla. Cabe señalar que la escena final, en la que se describe la brutal decapitación de tres soldados chinos capturados, fue eliminada por los censores militares y añadida más tarde tras la guerra. En 1960, Hino se suicidó tomando somníferos.

El pueblo también aceptó el control militar

Sasameyuki (“Las hermanas Makioka”) de Tanizaki Jun'ichirō. Editorial Shinchōsha.
Sasameyuki (“Las hermanas Makioka”) de Tanizaki Jun’ichirō. Editorial Shinchōsha.

Sasameyuki (“Nieve fina”, publicada en español como Las Hermanas Makioka) empezó a publicarse por entregas en la revista Chūō Kōron en 1943, pero fue prohibida por las autoridades militares. Tanizaki Jun’ichirō (1886-1965) escribió lo siguiente en su retrospectiva sobre la obra en noviembre de 1948:

“La libertad creativa de los escritores estaba siendo reprimida por cierta autoridad, y por si fuera poco no poder decir ni media palabra para protestar, me pesaba mucho la actitud general de la gente que, sin llegar a defenderlo, tampoco lo cuestionaba.”

La situación en la Guerra del Pacífico se había vuelto extremadamente desfavorable, y dadas las circunstancias, el Departamento de Prensa del Ministerio del Ejército decidió que el adulterio y la “inmoralidad” representados en Sasameyuki no eran apropiados. Como lamentaba Tanizaki, incluso el pueblo había llegado a aceptar el control militar.

La obra cuenta la historia de cuatro hermanas nacidas en una familia pudiente de Ashiya, en la prefectura de Hyōgo. Los personajes de mayor peso son la tercera hija, Yukiko, y la cuarta, Taeko. Yukiko por un lado es la imagen típica de una mujer japonesa: es modesta, de unos 30 años y luce bien en kimono. Taeko sin embargo se rebela contra las tradiciones feudales de su familia, y se embarca en varias aventuras amorosas que la llevan desde el adulterio a un embarazo.

Esta larga novela, en la que se entrelazan el drama humano de las hermanas con bellas descripciones de las cuatro estaciones y costumbres de la región de Kansai, se convertiría en la obra representativa de un Tanizaki que a sus 56 años había alcanzado la plena madurez. También es posible leerla como una historia sobre el cambio de las tradiciones japonesas bajo los efectos de la occidentalización. Sin embargo, la obra no sería completada y publicada como libro hasta 1946, ya terminada la guerra.

10 libros de la preguerra y la época de guerra

  • La bailarina de Izu (1926), Kawabata Yasunari
  • Diario de una vagabunda (1928), Hayashi Fumiko
  • Kanikōsen. El pesquero (1929), Kobayashi Takiji
  • El cuaderno de Shunkin (1933), Tanizaki Jun’ichirō
  • El tren nocturno de la Vía Láctea (1934), Miyazawa Kenji
  • El malvado de las veinte caras (1936), Edogawa Ranpo *
  • Una extraña historia al este del río (1937), Nagai Kafū
  • País de nieve (1937), Kawabata Yasunari
  • Trigo y soldados / Tierra y soldados (1938), Hino Ashihei *
  • Las hermanas Makioka (1943), Tanizaki Jun’ichirō

* Obras no publicadas aún en español

Imagen del encabezado: Tanizaki Jun’ichirō (izquierda), Kawabata Yasunari recibiendo el Premio Nobel de Literatura (centro) y Kobayashi Takiji (derecha). Fotos propiedad de Kyōdo.

(Traducido al español del original en japonés.)

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