Cinco grandes figuras de la xilografía japonesa

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La xilografía, o grabado en madera (en japonés, hanga) ha desempeñado una importante función durante siglos en la historia del arte japonés. Los maestros del periodo Edo, como Hokusai e Hiroshige, crearon imágenes hoy conocidas en todo el mundo, pero se trata de un género muy amplio con muchos creadores menos conocidos pero de talento similar. A continuación presentamos cinco imágenes de cinco artistas sobre los que vale la pena profundizar.

Kitagawa Utamaro (1753 -1806)

Utamaro, Kushi (Peine), 1785.

Utamaro fue uno de los primeros grandes maestros del género ukiyo-e. Creó imágenes de las bijin, las hermosas mujeres de las casas de té y los barrios del placer del periodo Edo, que representaban la pura esencia del “mundo flotante”. También fue autor de muchos grabados shunga, y fue encarcelado en 1804 por una imagen del histórico héroe Toyotomi Hideyoshi con un grupo de concubinas.

Katsushika Hokusai (1760–1849)

Hokusai, Kōshū Kajikazawa (Kajikazawa, en la provincia de Kai), 1830–33.

Cuando se piensa en xilografía japonesa, la primera imagen que nos viene a la cabeza a la mayoría es La gran ola de Kanagawa, de Hokusai. Este autor es famoso por sus muchos paisajes donde aparecen cascadas, puentes y montañas (especialmente el Monte Fuji), pero creó también muchas imágenes de fantasmas, fauna y escenas eróticas. Hokusai ayudó a plantar las semillas de la tradición manga con ilustraciones para las yomihon, o narraciones históricas de Kyokutei Bakin y Ryūtei Tanehiko.

Utagawa Hiroshige (1797–1858)

Hiroshige, Kamada no umezono (Ciruelos en Kamada), 1857.

Hiroshige capturó los paisajes y costumbres del periodo Edo con un grado de poesía que reproducía lo exótico con un cierto aspecto familiar, y ejerció una enorme influencia en artistas occidentales como Monet, Van Gogh, Cezanne y Whistler. Su colección Cien famosas vistas de Edo continúa siendo un documento histórico fascinante, además de una de las obras maestras del ukiyo-e.

Tsukioka Yoshitoshi (1839–92)

Yoshitoshi, Inabayama no tsuki (Luna de la montaña Inaba: el joven Toyotomi Hideyoshi encabeza un grupo de asaltantes al castillo de la montaña Inaba), 1885.

A Yoshitoshi se le reconoce el mérito de haber insuflado vida al género ukiyo-e durante el periodo Meiji, en un momento en que la introducción de innovaciones occidentales como la fotografía y la litografía parecían convertir en obsoletos a los grabados en madera. Fue el impulsor de varias innovaciones en la técnica de impresión e introdujo un estilo de dibujo más occidental, a menudo representando también a europeos y figuras en vestimenta europea. Además de su virtuosa serie Los cien aspectos de la Luna, Yoshitoshi es también conocido por sus cruentas escenas de asesinatos y apariciones.

Hashiguchi Goyō (1880–1921)

Hashiguchi, Kamisuki (Mujer que se peina el pelo), 1920.

Hashiguchi no fue un practicante del ukiyo-e como en sentido estricto. Abandonó una exitosa carrera en pintura al óleo al estilo occidental para resucitar la moribunda tradición de los grabados en madera. Aportó la sensibilidad de Degas y Renoir en sus fascinantes actualizaciones de la era Taishō del género bijin que, aunque impresionistas, era de una extrema meticulosidad. Hashiguchi llegó a supervisar personalmente cada detalle de su obra final desde su lecho de muerte, antes de fallecer por meningitis a la temprana edad de 41 años.

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