La importación de café en Japón: Vietnam y Brasil se disputan el mercado

El café es un producto indispensable en la vida de los japoneses, una bebida a la que se recurre, por ejemplo, cuando se está charlando con un amigo y de repente le invade el sueño a uno. Pese a esta dependencia, la práctica totalidad de los granos de café que se venden en Japón procede del extranjero. Desde el año 2000, la importación de este producto suele oscilar entre las 400.000 y las 500.000 toneladas anuales; en 2018, llegaron a territorio nipón 452.000 toneladas.

Por países, destaca la cantidad de café importado de Brasil y de Vietnam, 112.000 y 98.000 toneladas, respectivamente. Estos países representan prácticamente la mitad de todas las importaciones cafeteras.

Brasil es el mayor productor de café del mundo; es famoso por la variedad arábica, que se cultiva en tierras altas y destaca por su gran calidad y un sabor que equilibra a la perfección la acidez y el amargor. Vietnam, por su parte, se dedica principalmente a la producción de granos de la variedad robusta, mucho más amargos que los brasileños. Aunque el producto vietnamita tiene un sabor más fuerte y una calidad ligeramente inferior, se cultiva con relativa facilidad y es cerca de un 30 % más barato, de ahí que se utilice con frecuencia como materia prima del café instantáneo.

Recientemente, la importación de café brasileño tiende a disminuir, mientras que Vietnam va aumentando su presencia e igualándose a Brasil en este mercado que ambos países se disputan. El trasfondo de esta tendencia es que cada vez más personas viven o comen solas; consecuentemente, crece la demanda de los sobres individuales de café instantáneo, que se preparan fácilmente: solo hay que echar agua caliente. Además, para satisfacer los deseos de los consumidores en lo que a precios se refiere, cada vez se vende más café —no instantáneo— resultante de la mezcla entre los granos de las variedades arábica y robusta.

Imagen de la cabecera: pixta

(Traducción al español del original en japonés)